'Joy', Jennifer Lawrence, la fregona y el sueño americano
- David O. Russell estrena una película sobre el éxito de una inventora y vendedora
- El director repite con Lawrence, Bradley Cooper y Robert De Niro
Estrenando película prácticamente cada año, el cineasta David O. Russell es lo más parecido al director de una compañía teatral. Y con una cuadrilla fija que incluye a Jennifer Lawrence, Bradley Cooper y Robert De Niro. Tras El lado bueno de las cosas y La gran estafa americana, ahora llega Joy, en la que Lawrence da vida a Joy Mangano, una abnegada madre soltera que luchó para cumplir su sueño como inventora.
Mangano despuntó a finales de los 80 como la reina de la teletienda de productos asombrosos a precios increíbles (si llamas en los próximos 10 minutos), y Joy es el relato ficcionado de su peripecia. En la primera parte se muestra a un personaje preocupado por una familia acumulada en una vivienda: tiene a su exmarido (Édgar Ramírez) compartiendo el sótano con su padre (Robert De Niro) que está divorciado de una madre enclaustrada en su dormitorio viendo culebrones (Virginia Madsen). Y con dos hijos por cuidar y una hermanastra envidiosa.
Hasta que Joy se cae del caballo con una revelación que le asalta cuando duerme: una fregona que se escurre sola que luchará por patentar y comercializar. “Lo ordinario y lo extraordinario se dan la mano cada día en América”, dice el personaje de Bradley Cooper, ejecutivo de la cadena de televisión que anuncia la fregona milagrosa. Y, sí, con Joy estamos ante el enésimo relato del sueño americano. A saber: perseguir tus sueños y trabajar duro.
Pero en el sueño americano lo importante no es participar. Mientras Joy acaricia el éxito la película se escora a la comedia; cuando le golpeen reveses, amenaza la tragedia. O sea, si triunfas, bien; si no, has fracasado como ser humano. La nada disimulada ideología de Joy está remarcada por diálogos sencillos y directos de personajes planos que ningún barniz defamilia disfuncional puede disimular.
Como suele ocurrir con Russell, la intensidad al narrar está varios puntos por encima de la historia, dejando la constante sensación de que el tono está hipertrofiado y la forma nunca concuerda con el fondo. Y, como en La gran estafa americana, Russell pone énfasis en la recreación de época y su banda sonora de hits acorde.
Lo que no se le puede negar al director es su buena mano (de hierro, según dicen) con los actores. Jennifer Lawrence, nominada a los Globos de Oro como Mejor actriz de comedia y música, parece destinada a lograr su tercera nominación consecutiva a los Oscar (la cuarta del último lustro para la actriz de 25 años) remarcando que su talento está por encima de la película. Este año prepara la nueva película de Darren Aronofsky (Cisne Negro). ¿Será su nominación para 2017?