'La juventud': el Sorrentino más sencillo
- El director italiano estrena en España su nueva película
- Con Michael Caine, Harvey Keitel, Paul Dano y Rachel Weisz
- Obtuvo los galardones a mejor película, director y actor en los Premios del cine europeo
El éxito o fracaso del artista es el tema que atraviesa la obra de Paolo Sorrentino. Desde la escandalosa caída en desgracia del cantante de música ligera de L'uomo in più (2001), pasando por el excéntrico viejo rockero de Un lugar donde quedarse, o el lúcido nihilismo autocompasivo del escritor frustrado Jep Gambardella en La gran belleza. Todos artistas que se miran al espejo de dorados tiempos pasados. A Sorrentino, que solo tiene 45 años, le agrada, como en El divo, colocar personajes maduros en el centro de su historia. Quizá cuando envejezca se interese por los protagonistas jóvenes.
Porque La juventud, su nueva película que se estrena el 22 de enero, es una nueva revisión del artista veterano. Fue recibida con tibieza en su presentación en el último Festival de Cannes, quedando fuera del palmarés. Hace un mes, sin embargo, arrasaba en los Premios del cine europeo: mejor película, director y actor (Michael Caine). Y es exactamente así: La juventud polariza entre quienes opinan que el director italiano sigue fino y los que creen que se ha estampado.
Un lujoso balneario alpino funciona como un limbo, o purgatorio en muchos casos, de distintas celebridades: músicos, actores, directores de cine, futbolistas (un doble de Maradona) o Miss Mundo. Michael Caine es Fred Bellinge, un célebre compositor y director de orquesta retirado que rechaza el ofrecimiento de la reina de Inglaterra para volver a tomar la batuta (trama inspirada por la negativa de Riccardo Muti para tocar para los Windsor en 2008).
Harvey Keitel interpreta a su viejo amigo: un director de cine que junto a sus jóvenes guionistas trata de encontrar un final para su última película. Si La gran belleza era La dolce vita, la referencia obvia del punto de partida de La juventud es Ocho y medio. La juventud tiene los rasgos del cine de Sorrentino: voluntad de estilo barroco, narración basada en la acumulación de momentos, y mirada idealizada a la mujer (o son misterio, u objeto de deseo, o las dos cosas a la vez).
Pero carece lo mejor de su obra: la poesía y el misterio. Todo es luz y claridad en La juventud. En cada escena, los personajes sueltan es la frase-perla, la cita dialogada. Lo que en La gran belleza era solo un ingrediente, aquí es la receta entera.
Sea o no casualidad, las dos obras en inglés de Sorrentino comparten ese carácter explícito. Cuando aparece Jane Fonda, en una parodia del ocaso de las estrellas de cine, ya es demasiado tarde. El director que encarna Keitel da por muerto al cine ante la era de la televisión: una alusión al salto de Sorrentino a la HBO con la serie Il giovane papa con Jude Law, Diana Keaton (y Javier Cámara).
A Sorrentino, es verdad, se le exige igualar moldes tan sobresalientes como La gran belleza, El divo o La consecuencia del amor. Aunque tal vez no le importe, como a su compositor Fred Bellinger, ser conocido por sus obras más simples.