Lorca en el cine
- La cineasta Paula Ortiz culmina con La novia cuatro años de trabajo independiente
- Un acercamiento a Lorca que permite recrear sus símbolos y alegorías
“El mundo tiene sordas penumbras y desorden,
en los primeros términos que el humano frecuenta (…)”
…y existe una gran base de datos en Internet, de cuyas sigas no quiero acordarme (o no persigo reflejar), que arroja apenas un puñado de resultados al introducir cinco letras unidas a modo de manojo del que brotan escasas semillas como La casa de Bernarda Alba, cultivada por Mario Camus, o Yerma, regada por Pilar Távora. Y poco más.
Cuesta bucear en la memoria y encontrar títulos de adaptaciones cinematográficas o televisivas, un esfuerzo que corrobora que nuestra mente no es tan vaga como creíamos: no las hay y, de aparecer imágenes y los rostros de Nuria Espert, Rosa María Sardá o Verónica Forqué, al final uno acaba asociándolos a montajes teatrales e incluso a alguna producción sobre el malogrado escritor –porque ahora seguro que tienen en mente a Andy García, pero, en efecto, se trataba de una película sobre Federico-.
Pero Lorca sabe a triunfo y reconocimiento: muchos en la industria audiovisual se olvidan del escritor y su estela, pero luego aplauden guiños televisivos, como el de la serie de TVE El ministerio del tiempo. Luego hay bocas que enmudecen ante logros. Que se lo digan a la cineasta Paula Ortiz, que ahora celebra las candidaturas a los Premios Feroz y los Premios Goya, pero recuerda a RTVE que son casi cuatro años de trabajo.
El mundo de Lorca, en toda su belleza y grandeza
Al final, salió hacia adelante La novia, su proyecto de carácter independiente, el sueño que mezclaba lo artesanal con la ambición de la industria para que, “ética y estéticamente, el mundo de Lorca apareciera recreado con toda su belleza y grandeza”.
Hija de profesores de Lengua y Literatura, Ortiz ha visto cómo habitaba en ella la poesía de Lorca desde su infancia y casi sin pretensiones por parte de sus progenitores. Y su acercamiento le ha permitido recrear los símbolos y alegorías que ayudan cristalizar nuestra identidad cultural.
Nunca acaba Lorca para ella ni para los suyos, los implicados en la puesta en pie de un texto clásico: muchos ya habían imaginado los personajes, esa tierra… por lo que fue fácil para ella transmitir su idea del universo profundo, rico y repleto de referencias de quien supo fusionar la tradición y la modernidad. Paula Ortiz sumó a la tragedia anclajes y símbolos de las culturas mediterráneas que ya se encargó de asir Lorca a sus textos.
Ortiz es consciente de que no siempre tendrá en sus manos algo tan hermoso y tan profundo y cuando se le pregunta si se lleva poco al cine a Lorca afirma que es así, a pesar de contar con una potencialidad cinematográfica extraordinaria: por el mundo que sus propias metáforas evocan, que son visuales, elementos naturales existentes, atávicos, que conllevan torbellinos de emociones para los que el cine sería el medio idóneo para proyectar.
Lorca es un clásico porque ha sabido contar miedos, deseos y temores más allá del tiempo y el espacio, capaz de responder preguntas existenciales. Al diferencia de lo que hacen por ejemplo los británicos con Shakespeare o los escritores victorianos, revisitados, “no somos capaces de ver sacar provecho a nuestros faros, autores que, cada vez que giran, iluminan algo nuevo”. Cree Paula Ortiz que nos estamos perdiendo muchas cosas, en general con nuestro patrimonio literiario, “rico y apasionante”, y en particular con Lorca.
Quizás, en un futuro, se acerque a El público y La Casa de Bernarda Alba. Es al menos lo que le gustaría ya que para ella el esfuerzo es tan grande, que merece la pena ser valiente y ofrecer el relato más extremo posible, con el riesgo de que, gustará o no, pero el viaje será fructífero.