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Claves e incógnitas del asesinato de Isabel Carrasco tras la primera semana de juicio

  • Montserrat González, la asesina confesa, asume la autoría del plan en solitario
  • Su hija Triana asegura que intentó disuadir a su madre para que no la matara
  • Ambas desvinculan a la tercera acusada del asesinato de la dirigente del PP
  • Si se pasaron el bolso o no, clave para saber si había un plan para matarla

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Las tres acusadas del asesinato de Isabel Carrasco: Montserrat González, Triana Martínez y Raquel Gago
Las tres acusadas del asesinato de Isabel Carrasco: Montserrat González, Triana Martínez y Raquel Gago

El juicio por el asesinato de Isabel Carrasco ha arrancado esta semana con las declaraciones de las tres acusadas -la asesina confesa, Montserrat González, su hija Triana Martínez y la amiga policía local de esta última Raquel Gago- y de los primeros testigos, entre ellos, el agente retirado que facilitó la detención de las dos primeras tras ver cómo la madre disparaba a la presidenta de la Diputación de León y del PP en esta provincia el 12 de mayo de 2014 y salir corriendo detrás de ella.

En estos primeros días, la estrategia de las defensas se ha centrado en intentar demostrar que no había un plan urdido entre las tres para matar a la dirigente 'popular' en contra de la tesis de la Fiscalía, que sostiene que se pusieron de acuerdo. En este sentido, Montserrat ha asumido en solitario la autoría de los hechos; su hija Triana ha asegurado que, aunque su madre le comunicó años antes su intención de acabar con la vida de Carrasco, le pidió que no lo hiciera; y Raquel ha insistido en que no vio cómo su amiga metió el bolso con el revólver en su coche.

Y precisamente en cómo acabó el arma en su vehículo está la clave para saber si las tres acordaron cómo deshacerse de ella o fue, como defienden, una casualidad. Las tres se enfrentan a una petición de 23 años de prisión. Estas son las claves y las incógnitas tras la primera semana de juicio:

1. Montserrat asume en solitario la autoría: "Era mi hija o ella"

Montserrat González, esposa del comisario de la Policía Nacional en Astorga (León) cuando ocurrieron los hechos, ha vuelto a reconocer en el juicio que mató a Isabel Carrasco. Con una gran frialdad ha afirmado que no se arrepiente y que la asesinó porque le hacía la "vida imposible" a su hija y temía que esta se acabara suicidando y tuviera que ir a su entierro. "Era mi hija o ella", llegó a decir.

La asesina confesa ha desvinculado a su hija y a la amiga de esta porque, según ella, no las "necesitaba" para matar a Carrasco y, de hecho, asegura que fue una "casualidad" que fuera esa tarde. Ya lo había intentado en otras ocasiones y solía llevar el revólver en el bolso.

La decisión explica que la tomó dos años antes de ejecutar el crimen, cuando fue consciente de que Javier García-Prieto, el expresidente de la Diputación de León que "apadrinó" a su hija en el PP y que le creó una "plaza para ella" de interina, no lograría arrebatar a Isabel Carrasco el control del partido en el congreso provincial de 2012.

2. El móvil: un supuesto acoso sexual que acaba en "persecución"

Madre e hija sostienen que la relación con Isabel Carrasco fue muy buena hasta que en enero de 2010 la presidenta de la Diputación de León intentó mantener relaciones sexuales con Triana. "Me besó, se insinuó todo el rato, fue una situación desagradable", relató la acusada ante el tribunal.

Triana, que asegura que solo le relató este episodio a su madre y que no lo contó hasta mucho después de ser detenida por "vergüenza", afirma que Carrasco la intentó chantajear con la plaza que acaba de salir para convertirse en funcionaria. "Esa plaza la habían creado para mí y era para mí pero lo que pasa es que no me quise acostar con ella", defendió.

Montserrat y Triana no solo acusan a Carrasco de haber maniobrado para que otro "enchufado" se quedara con el puesto, sino que la culpan de impedir que consiguiera otro trabajo; de evitar que tomara posesión como concejal en Astorga o incluso de que fuera nombrada directora general de la Junta; de estar detrás de las demandas de la Diputación para que devolviera un dinero supuestamente cobrado indebidamente; e incluso de numerosas inspecciones de Hacienda.

3. La hija: de ayudar a buscar armas a desvincularse del crimen

Triana González ha reconocido durante su declaración que su madre le confesó en 2012 su intención de matar a Isabel Carrasco y que incluso ayudó a su madre a buscar armas por internet y tomó anotaciones en un papel con modelos y precios, que luego encontraron los investigadores en su piso.

Sin embargo, Triana sostiene que no planificó el asesinato con "mamá" -como se refirió a ella durante toda su declaración- y que incluso le intentó quitar la idea de la cabeza para que no se metiera en problemas a pesar de que sabía que lo hacía por ella, por lo mal que lo estaba pasando por culpa de Carrasco, según su versión.

Montserrat explicó en el juicio que finalmente acudió a Gijón para comprar el revólver en el mercado negro sin que se enterara Triana y que por 2.000 euros le dieron además otra pistola y una navaja.

La hija de la asesina confesa sostiene que la tarde del crimen se separaron porque ella iba a mirar un regalo para su madre y que esta se fue a dar un paseo. Triana explicó que poco después recibió una llamada de Montserrat en la que le dijo que se fuera para el coche, que estaba viendo "a la Carrasco" y que esa tarde se iba a "terminar todo". Según su testimonio le insistió en que no hiciera nada pero le cortó.

4. El bolso, el hilo conductor para saber si hubo plan o no

En sus primeras declaraciones, Montserrat y Triana sostuvieron que la primera le pasó el bolso con el revólver a la segunda y que esta lo dejó después en el coche de Raquel Gago, lo que supondría que había un plan entre las tres para deshacerse del arma homicida.

Sin embargo, las acusadas han sostenido en el juicio que la asesina confesa metió su bolso con el revólver en otro bolso -que Gago había prestado en otro momento a Triana- y que lo arrojó a un garaje nada más salir de la pasarela del río Bernesga, donde abatió a Isabel Carrasco.

Triana sostiene que al encontrarse con su madre y ver que tiraba el bolso lo recogió temerosa de que hubiera cometido alguna locura con la pistola de su padre policía y que no habló en ese momento con su madre, a la que perdió de vista.

El policía jubilado que persiguió a Montserrat, Pedro Mielgo, ha desmontado, sin embargo, esta versión con su declaración como testigo al sostener que la asesina no se deshizo inmediatamente del bolso y que mientras la siguió lo llevaba consigo al menos hasta la plaza de Colón cuando la perdió de vista unos minutos. Cuando la volvió a ver ya se había deshecho de él. La Fiscalía sostiene que tuvo que ser en ese momento cuando se lo entregó a Triana.

Las defensas han acusado a este policía de falso testimonio para intentar anular su declaración por no reconocerse como el autor de una llamada al 112 a pesar de que su mujer dice que sí que es él. El fiscal niega que haya prestado falso testimonio y defiende que es difícil reconocerse en una llamada.

5. La llamada y el coche de Raquel

¿Cómo acabó el arma en el coche de la tercera acusada si no había plan? ¿Por qué Triana llamó inmediatamente después del crimen a su amiga? ¿Por qué tardó esta 30 horas en entregar el revólver?

Montserrat González y Triana Martínez han desvinculado a Raquel Gago de los hechos y esta última ha señalado que el hecho de que tomara café con ellas esa misma tarde en su casa y que luego se encontrara con su amiga fue una casualidad. Por qué su amiga dejó el revólver en su coche es algo que le ha destrozado la vida, según declaró entre sollozos, y que estará en la "conciencia" de Triana, que lamentó haber metido a su amiga en problemas.

Hay una llamada de 17 segundos de Triana a Raquel tras el crimen desde un teléfono prepago a nombre de una tercera persona. El fiscal sostiene que la hizo para quedar en entregarle el arma, pero ambas niegan que hablaran.

Triana explicó durante su declaración que la llamó para saber si había visto pasar a su madre tras perderla de vista, sin embargo, dudó a la hora de explicar por qué lo hizo si sostiene a la vez que estaba viendo a Raquel a no mucha distancia en la calle y se podía haber acercado directamente. Raquel, por su parte señala que respondió "¿sí?" pero que al no oír a nadie se metió el móvil en el bolsillo mientras hablaba con un controlador de la ORA.

La hija de la asesina confesa relata que entonces se acercó a donde estaba Raquel, que le preguntó si tenía el coche abierto y que sin saber qué le respondió intentó abrirlo, lo consiguió y dejó el arma dentro de los dos bolsos en el asiento trasero del coche con intención de recogerlo después, pero que no pudo porque fue detenida.

Raquel declaró que Triana le dijo "tienes el coche abierto" pero que no sabe si se lo estaba preguntando o afirmando y que instintivamente apretó el mando sin saber si abría o cerraba y que en ese momento Triana debió aprovechar para meter el arma sin que ella se diera cuenta. "Me voy a la frutería, ahora vengo", asegura que le dijo su amiga.

6. Entrega del revólver 30 horas después

Raquel Gago sostiene que no encontró el arma hasta el día siguiente porque siempre lleva "muchas cosas" en el coche y que no acudió a la comisaría el mismo día del crimen para explicar que había estado con ellas tomando café poco antes y que luego se había encontrado con Triana porque no se lo podía creer.

Además, Gago ha justificado que no lo hiciera a pesar de ser policía y haber visto a una de las acusadas momentos antes del crimen, porque lo sintió como algo "personal" y no profesional dada la relación de amistad que le unía con Triana Martínez y su madre, Montserrat González, informa Efe.

Cuando encontró el arma 30 horas después del crimen llamó a un amigo policía para contárselo y fue a declarar como testigo a la comisaría pero allí la detuvieron después por asesinato.

La inspectora que dirigió la investigación, Elena Sánchez, declaró también esta semana que varios policías escucharon en comisaría a Triana decir a su madre que no dijera nada del arma porque la tenía una policía amiga suya y podían buscarle un problema, informa Efe.