Los inspectores de Burgos niegan que ofrecieran un pacto a la asesina de Carrasco a cambio de exculpar a su hija
- Ambos han rechazado que coaccionaran a Montserrat para que confesara
- "Dijo que se iba a declarar autora para exculpar a su hija y que se iba a fingir loca"
- Dicen que reconoció que entregó el arma a Triana para que se deshiciera de ella
Los dos inspectores de Policía de Burgos que se trasladaron a León para colaborar en el esclarecimiento del crimen de Isabel Carrasco han negado este lunes en el juicio que ofrecieran un pacto a la asesina confesa, Montserrat González, para exculpar a su hija, Trinidad Martínez, si colaboraba y han rechazado también que la coaccionaran para arrancarle una declaración inculpatoria. Fue Montserrat, según el testimonio de estos dos policías, la que les dijo que se iba a confesar para exculpar a su hija y que pretendía "hacerse pasar por loca".
Las tres acusadas de asesinar a la presidenta de la Diputación de León y del PP en esta provincia el 12 de mayo de 2014 hablaron de los dos "inspectores de Policía de Burgos" durante sus declaraciones la semana pasada para arrojar dudas sobre cómo habían llevado la investigación y señalar que las habían engañado.
Tanto el jefe de la unidad de delitos graves de Burgos, Alfonso Santocildes, como su compañero han negado las irregularidades que le achacan las defensas de las tres acusadas y han asegurado que en ningún momento ofrecieron un trato favorable a Monsterrat González y Triana Martínez si decían dónde estaba el arma en el interrogatorio del día 13.
También han negado que se presentaran ante Montserrat diciendo que eran muy amigos de su marido, también inspector de Policía y que entonces estaba al frente de la Comisaría de Astorga (León), con la intención de ganarse su confianza.
Según han explicado ante el tribunal, la decisión de que colaborasen en la investigación la tomó el jefe superior del Cuerpo en Castilla y León por su experiencia y para garantizar la imparcialidad debido a la personalidad de la víctima.
Montserrat declaró que le había entregado el arma a Triana
Ambos agentes han coincidido en que trataron de tranquilizar a Montserrat González durante el primer contacto que mantuvieron con ella y han asegurado que confesó voluntariamente que había matado a Isabel Carrasco por la humillación y vejaciones a las que estaba sometiendo a su hija, informa Efe.
En este primera declaración tras el crimen, la autora confesa reconoció que había entregado el revólver, oculto en un bolso, a su hija Triana en un pasadizo existente entre la plaza Mercado Colón y Gran Vía de San Marcos. Algo que luego han negado en el juicio tanto Montserrat como su hija para demostrar que no había un plan premeditado. Ambas sostienen que la primera lo arrojó a un garaje nada más salir de la pasarela peatonal sobre el río Bernesga, donde fue asesinada Carrasco.
Los agentes de Policía de Burgos han explicado que, después, decidieron juntar en el mismo despacho a Montserrat y su hija con el objetivo de que ambas se tranquilizaran. En ese momento, según han declarado, la madre le dijo lo siguiente: "Tranquila que voy a declarar que he sido yo, tú vas a quedar en la calle porque voy a declarar que tú no tienes nada que ver", según recoge Europa Press.
Montserrat aseguró que el arma lo tenía una tercera persona
Con ambas detenidas juntas en un despacho de la Comisaría de León, Montserrat González dijo que era inútil que buscasen el revólver con el que había asesinado a Isabel Carrasco en el río Bernesga, como se estaba haciendo, porque lo tenía una tercera persona, según ha explicado Santocildes.
Fue en ese momento, según el relato de este agente, cuando ambas discutieron y su hija le dijo que ni se le ocurrirse decir quien tenía el arma y afirmó "entre dientes" que era policía.
Al respecto, ha remarcado que ese comentario no se lo escucharon a las detenidas cuando pensaban que estaban solas en el despacho, según sostuvieron Montserrat y Triana durante su declaración la pasada semana.
"En ningún momento estuvieron solas en el despacho", ha asegurado Santocildes, que ha explicado, a preguntas del letrado de la defensa de Montserrat González y su hija, que el hecho de permitir que madre e hija se vieran no contraviene ningún protocolo de actuación policial, como sostiene la defensa, que considera que se trata de una actuación "irregular".
Un par de horas después fue cuando se supo que la policía local Raquel Gago había llamado a otro agente para explicarle que había encontrado el arma en su vehículo sin saber cómo había llegado hasta allí, si bien sugirió que debía haberla introducido su amiga Triana Martínez, con quien se había encontrado apenas unos minutos después de cometerse el crimen.
Uno de ellos ha señalado que no entiende la participación de Gago en los hechos y que hubiera tenido "tiempo de sobra" para deshacerse del arma.
La Policía constata la premeditación del crimen
Al margen de los dos inspectores de Burgos, han declarado en el juicio varios agentes de la Policía Nacional que participaron en la investigación y que han constatado que encontraron numerosos indicios que prueban que el crimen fue premeditado.
Han explicado que en casa de Triana Martínez se encontró, tanto en su ordenador como en el de su madre, Montserrat González, autora confesa del asesinato, numeroso material periodístico sobre la dirigente política del PP y sobre la compra de armas.
En el domicilio se encontró también una pistola Royal dentro de una bandolera, distinta al revólver que acabó con la vida de la política leonesa, y numerosa munición de diferentes calibres y marihuana en bolsitas.