Los diseñadores hablan: "Vestirse, sí; disfrazarse, no"
- Fuera los estampados camuflaje, las chaquetas militares y el chándal
- Thom Browne cierra los desfiles reinventado el concepto de dandi
- Se destierra el 'pitillo' y se tiende a pantalones más anchos.
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París empieza a exhibir su Alta Costura cuando aun no ha terminado los desfiles de moda masculina para el otoño e invierno de 2016/17. Las propuestas presentadas en los 47 desfiles del calendario oficial y en las presentaciones de firmas como Loewe dejan claro varias cosas.
Los pantalones tienden al patrón recto y ancho, se destierra el ‘pitillo’ y se utiliza una gama de colores que van desde los marrones y grises hasta los azules y negro. Tras la machacona, y cansina, tendencia de recuperar los 60 y 70, se tiende ahora a mirar a los 90, una década muy interesante.
El rojo será el color estrella y jugará a mezclarse con el negro, sobre todo para formar cuadros ventana. Además, veremos variaciones como el tono caldero, el teja y el cognac. El negro, en solitario, vuelve a recuperar el trono que había cedido al azul marino.
Los réptiles decoran todo tipo de prendas, a veces en con un estilo arty. Y es que vuelve el estampado, aunque tímidamente, pero la novedad radica en que salta del tejido al cuerpo, como una especie de tatuaje temporal, un simple complemento para la piel.
Si los nuevos tejidos salen del laboratorio el nuevo logo –sí, vuelve el logo pero reinventado- sale de la escuela de Bellas Artes. Son muchas las firmas que lo convierten en estampado, que los remezclan como haría un pinchadiscos o lo deconstruyen hasta desvirtuarlo, pero con gusto.
El abrigo es y será el rey del armario. Lo vemos en múltiples versiones aunque parece claro que arrasará en tono gris, con un aire clásico y con detalles de autor o elementos, discretos, de vanguardia.
Es lo que hace Thom Browne, el encargado de cerrar esta semana parisina de moda para hombre, que ha presentado un amplio abanico de propuestas para combatir el frío. Siempre arriesgadas, siempre sobrepasando los límites de la llamada ‘masculinidad’ para vestir al nuevo dandi.
Vemos abrigos de cuadros ventana tintados en una escala de grises, abrigos en azul marino ribeteados en cuadros, abrigos ‘tres cuartos’ con cuello y bajo decorados en visón, abrigos patchwork y abrigos rotos o descosidos.
Toda la colección presume de un estilo usado, un look ‘segunda mano’, que es otra de la tendencias más seguidas, como vimos en Milán. La puesta en escena, como siempre, fue impactante.
De Browne se han dicho muchas cosas y todas son buenas. Es un renovador, una aguja inquieta, y está decidido a cambiar los armarios – y las mentes, que es lo importante- del hombre de esta nueva era.
En esta agradable vuelva a los 90 se disfruta especialmente de la veteranía de Paul Smith. El inglés se inspira su propia historia y recupera éxitos pasados pero los mezcla, jugando con los colores y las texturas para vestir a un hombre sin edad, un caballero de espíritu joven.
Destacamos, además, el gran trabajo de Comme des Garçons a la hora de reinventar la sastrería aportando detalles que recuerdan a las armaduras medievales. Lanvin se divierte jugando a las superposiciones y se esmera en los complementos, imprescindibles para rematar un outfit perfecto.
Casas veteranas como Berluti y Hermés merecen un aplauso por saber adaptarse a los gustos actuales sin perder su esencia y el lujo que impregna su adn. Miyake cambia los estampados por el patchwork, Margiela presenta trencas y abrigos sin mangas y Valentino, con osadía, sorprende con una arriesgada colección de motivos étnicos y guiños a los indios navajos.
Queda claro, pues, que los estampados y el color pasan a un segundo plano para dejar que la prenda tenga todo el protagonismo. Las aplicaciones y los detalles se cuidan, y la consigna es mezclar: texturas, tonos parecidos y tallas.
El nuevo hombre sale a la calle vestido pero no disfrazado. Muchas ciudades son un jungla, muchos trabajos son una guerra y muchas noches de juerga son una maratón pero eso no obliga a llevar estampados camuflaje, chaquetas militares y un chándal.