Alemania vuelve a juzgar los crímenes de Auschwitz con cuatro nuevos procesos
- Los acusados son cuatro antiguos trabajadores del campo de Auschwitz
- En pocos años fueron asesinadas más de un millón de personas, la mayoría judíos
- De los 6.500 SS que sirvieron en el campo, menos de 50 han sido condenados
En 1942 Reinhold Hanning tenía 20 años. Era uno de los SS alemanes que vigilaban para que el exterminio de cientos de miles de judíos en el campo de Auschwitz se ejecutara sin incidentes.
Ahora, con 94 años, va a ser juzgado por esa participación en la masacre nazi. Este jueves, Hanning comparece ante la Audiencia Provincial de Detmold (oeste de Alemania) de la acusación de complicidad en los asesinatos de al menos 170.000 personas en Auschwitz, donde trabajó como guardia entre 1943 y 1944. El procesado podría afrontar una condena de tres a cinco años de cárcel, inasumible por su edad.
El de Reinhold Hanning es el primero de cuatro procesos contra el mismo número de antiguos trabajadores del campo de exterminio. Los otros acusados son una mujer de 92 años que se encargaba de las comunicaciones por radio, un enfermero y otro guardia.
Auschwitz, el icono del Holocausto
El campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau se considera el símbolo por excelencia del Holocausto. En ese campo, en la Polonia ocupada y cerca de Cracovia, murieron un millón de personas, la mayoría de ellos judíos, además de gitanos, homosexuales, comunistas o religiosos.
El acusado estaba encargado de la vigilancia del campo y de los transportes de prisioneros que llegaban a él. El nonagenario ha admitido que estuvo destinado en Auschwitz, pero niega su participación en los asesinatos de prisioneros.
La fiscalía considera que en el período en que el imputado estaba en Auschwitz llegaron cerca de 92 transportes de presos al campo y que el acusado tuvo que estar al tanto de la maquinaria de exterminio que funcionaba en el mismo.
No es demasiado tarde
El proceso será seguido por supervivientes quienes, según han manifestado en una conferencia de prensa organizada por la acusación particular, consideran que es importante poder explicar ante un tribunal alemán lo que significó el Holocausto para ellos y sus familias.
"Estos procesos debían haberse realizado hace cuarenta o cincuenta años. Pero no es demasiado tarde para describir lo que ocurrió entonces", dijo Justin Sonder, quien actualmente tiene 90 años y que logró sobrevivir de joven a su cautiverio en Auschwitz.
"Sin estas personas y su colaboración activa con el Holocausto, (...) el asesinato de 1,1 millones de personas en tan pocos años hubiera sido imposible, y muchos miembros de mi fanilia quizás seguirían vivos", ha dicho a AFP Angela Orosz, nacida a finales de 1944 y uno de los dos únicos bebés supervivientes de Auschwitz.
Miembro de las SS y cómplice necesario
Según el abogado de la acusación particular, Cornelius Nestler, "los guardias se encargaban de que la fábrica de la muerte de Auschwitz funcionara con seguridad".
En el caso de Hanning, su complicidad con el sistema de la muerte no se limitaba a la vigilancia de los transportes, sino que también consistía en ayudar a mantener condiciones inhumanas y en hacer posibles las ejecuciones masivas.
Con 18 años, el joven Reinhold Hanning se enroló en las Waffen SS. Combatió en los Balcanes y luego fue transferido al frente ruso, para acaber el 1 de noviembre de 1942 en el campo de Auschwitz, en la Polonia ocupada, donde trabajó hasta el 23 de junio de 1943.
La acusación al ahora nonagenario ex SS se refiere a tres transportes de deportados y al menos a 1.075 personas asesinadas.
Una persecución interminable
Durante las primeras décadas posteriores a la II Guerra Mundial, la persecución penal contra los delitos relacionados con el Holocausto se concentró en los autores materiales o en los casos en los que se podía probar que el acusado había dado órdenes de matar.
El proceso y la condena a cinco años de prisión al ucraniano John Demjanjuk en 2011, por complicidad en 28.000 asesinatos en el campo de Sobibor en el que trabajó como guardia voluntario, representó un giro y dio paso a otros juicios contra cómplices del Holocausto.
El año pasado el nonagenario Oskar Gröning, conocido como "el contable de Auschwitz", fue condenado a cuatro años de cárcel por complicidad en 300.000 casos de asesinato.
Para el proceso de Detmold están planificadas doce vistas y, en consideración a la edad y el estado de salud del acusado, no podrán durar más de dos horas cada una.