Tejeiro admite que la infanta y Urdangarin tenían en nómina a empleados ficticios en Aizoon
- La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin eran socios de Aizoon al 50%
- El excontable del Instituto Nóos declara en la quinta jornada del juicio
- El excontable ratificó este jueves que hicieron facturas por eventos no realizados
El excontable del Instituto Nóos, Marco Antonio Tejeiro, uno de los arrepentidos del caso que investiga el presunto desvío de fondos de las arcas públicas, ha admitido en su declaración como acusado ante el tribunal de la Audiencia de Palma que dieron de alta en la seguridad social a trabajadores ficticios que en realidad no prestaron servicios en Aizoon, la empresa que la infanta Cristina y su marido Iñaki Urdangarin compartían al 50%.
Preguntado por el fiscal anticorrupción Pedro Horrach, en la quinta jornada del juicio que se celebra en la Escuela Balear de la Administración Pública, Tejeiro ha ido reconociendo los documentos que le ha ido mostrando el Ministerio Público sobre la incorporación de empleados a Aizoon, un día después de que atribuyese varios delitos Diego Torres y a su exsocio Iñaki Urdangarin.
De acuerdo con la declaración de Tejeiro, Aizoon defraudó a la Seguridad Social, al Inem y a Hacienda al simular la actividad de Aizoon justificando, mediante la contratación de numerosos empleados ficticios, entre ellos tres sobrinos del exduque y varios empleados domésticos del matrimonio, los ingresos que de forma irregular obtuvo esta sociedad 'pantalla'.
Tejeiro ha ratificado así la confesión que hizo a Horrach en la fase de instrucción, que cuando prestaba servicios de gestión para Aizoon se encargó de la tramitación de las altas y bajas en la seguridad social de personas que no prestaban servicios para la empresa de los entonces duques de Palma.
"Había que buscar trabajadores"
La incorporación de falsos empleados tenía como propósito que la empresa de los Urdangarin-Borbón obtuviera beneficios fiscales por el volumen de trabajadores que acumulaba, según sospecha Horrach y ha ratificado el arrepentido.
En concreto, en relación a uno de los trabajadores dados de alta en el entramado societario, Tejeiro ha explicado que se hizo "una prolongación del contrato" porque "debían faltar trabajadores para tener la media para el tema fiscal y que había que buscar trabajadores para cubrir esa media" y ha reconocido que no hizo ningún servicio.
Además de empleados ficticios, algunos de ellos familiares de Urdangarin y de su secretaria, Julita Cuquerella, Aizoon tenía en nómina al personal doméstico de la vivienda de la infanta y su esposo en el barrio barcelonés de Pedralbes e incluso a trabajadoras del hogar de la citada secretaria.
Llegaron a contratar, según el arrepentido, a madres de familia numerosa para conseguir deducciones fiscales extra y justificaron como "teletrabajo" la incorporación de personas que vivían fuera de Barcelona, donde Aizoon tenía su sede social en la residencia familiar de los duques.
Entre los empleados de Aizoon se encontraban también una estudiante, una encuestadora, un asesor, dos personas que "nunca nadie ha visto trabajar" para la empresa, un "chico de los recados", una analista del estilo de vida de los deportistas y una persona con estudios de enfermería haciendo "cortas y pegas" de artículos de Internet, tal y como sostiene la Fiscalía Anticorrupción.
Facturas para "sacar los beneficios para los socios"
Horrach ha preguntado a Tejeiro por la facturación cruzada entre el Instituto Nóos, del que era contable, y empresas de los dos socios y principales acusados de la causa, en cuya gestión también participaba.
"El Instituto Nóos era el que facturaba hacia fuera, el que recibía los ingresos", y las facturas que la entidad abonaba a las empresas de Torres y Urdangarin por servicios muchas veces inexistentes era "para sacar los beneficios para los socios de todo el conglomerado", ha declarado Tejeiro.
"Las cantidades son redondas" en las facturas cargadas al instituto, en las que prácticamente se equilibran los pagos que recibe Aizoon, la empresa de Urdangarin y la infanta Cristina, y los que percibe Torres a través de las empresas de las que es titular.
"Respondían a la distribución de beneficios que ellos se atribuían, no a lo que pusiera la factura en concreto", ha dicho sobre los conceptos recogidos en esas facturas, que, ha insistido, sólo eran el soporte formal del reparto al 50 % de los beneficios de la asociación sin ánimo de lucro.
El Instituto Nóos obtuvo encargos de las administraciones públicas de Baleares, Valencia y Madrid por los que consiguió unos ingresos aproximados de 6 millones de euros.
Gestiones en Nóos de Urdangarin después de desvincularse
Entre los documentos que ha mostrado el fiscal Horrach en su interrogatorio, está también un talón que Tejeiro ha confirmado con el pago que Torres hizo a Urdangarin por su parte en la consultoría, una venta que se hizo 16 meses después de que, a instancias de la Casa Real, supuestamente se hubiera desvinculado de las actividades del instituto que habían dirigido juntos.
El cheque, por valor de 33.000 euros, se firmó en julio de 2007 y la salida de Urdangarin del Instituto Nóos se produjo formalmente en marzo del año anterior. El acusado ha contado que él mismo acompañó a Torres, su cuñado, a la vivienda de Urdangarin para entregarle el cheque que zanjaba teóricamente su relación comercial. "Ahí ya estaba muy mal su relación", ha incidido.
Horrach también ha solicitado la confirmación de otras facturas que probarían que el esposo de la infanta Cristina estuvo realizando gestiones para la candidatura de Valencia a los Juegos Europeos después de que la Casa Real le ordenara apartarse de las actividades de Torres.
Ha confirmado además que, también después de marzo de 2006, el entonces duque de Palma y Torres siguieron colaborando en una entidad que, a juicio del fiscal, pretendía ser la continuación del Instituto Nóos. Primero crearon la Fundación Areté, al frente de la cual estaba formalmente Urdangarin, pero "la Casa Real no quería que estuviera", ha declarado Tejeiro, que ha explicado que después esa entidad fue absorbida por la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, en la que el cuñado del rey no figuraba como responsable.
"A mí me contó Diego Torres que un abogado de la Casa del Rey les dijo que no podía ser", porque "había empezado a salir en prensa" que Urdangarin gestionaba una asociación sin ánimo de lucro que obtenía contratos de administraciones públicas.