Miguel del Arco, director de 'Hamlet' : "La necesidad de modernidad está en Shakespeare"
- La compañía Kamikaze sube a las tablas una nueva versión de Hamlet
- Supone un viaje al cerebro de un personaje atormentado y poliédrico
- El montaje se estrena en Madrid y girará por 13 ciudades españoles
Miguel del Arco reconoce que tiene “algo de suicida” enfrentarse a Hamlet, uno de los textos más revisitados de la historia que forma parte del imaginario colectivo.
A pesar del riesgo, el director de la compañía teatral Kamikaze no lo dudó y asumió un proyecto que sube al escenario el inquietante universo de venganza, humor, crueldad y fantasmas de un icono de la literatura universal.
La obra está coproducida por el Centro Nacional de Teatro Clásico, dirigido por Helena Pimenta. El CNTC también se lanza con esta apuesta a su primer Shakespeare.
El colosal reto ha levantado una expectación que ha conducido a que tres semanas antes del estreno en Madrid (Teatro de la Comedia. Del 18 de febrero al 20 de marzo), las entradas estén agotadas. Todo un hito. Tras su paso por la capital girarán por trece ciudades españolas.
Mirar cara a cara al célebre príncipe de Dinamarca ha supuesto un verdadero tour de force para esta compañía de siete actores.
“Les he sometido a un ‘pressing’ importante en los ensayos pero siempre hemos mantenido el sentido del humor”, señala Miguel del Arco, aclamado dramaturgo que ha dirigido con éxito obras como El Misántropo de Moliere o Veraneantes.
Del Arco apunta a que a pesar de que el público “tiene hambre de teatro”, la crisis continúa con trabajo precario en el sector, un paro muy alto y “mucha dificultad para asentar las giras”, que al final solo constan de un par de bolos, explica.
Con respecto a Hamlet, el autor y guionista se sumergió en un relato complejo en el que manejó hasta 16 traducciones en castellano. La labor de investigación y documentación fue muy ardua y se prolongó durante meses.
Finalmente se remitió al original en una versión propia a pesar de que “la traducción siempre es una traición”, relata.
El objetivo: mantenerse fiel a la esencia a pesar de la “desestructuración importante” que supone su mirada sobre el clásico, que en esta vuelta de tuerca es un viaje al interior del cerebro de Hamlet.
“Shakespeare pone verso libre, verso rimado, hay canciones y eso está todo dentro del original. Con esto hemos compuesto un espacio que cambia rápidamente, casi a la velocidad del pensamiento. Casi como si no diera tiempo a que una escena se instalara, es como le pasa a Hamlet que los pensamientos se le van amontonando. Buscamos que surgiera una escena sin que casi no hubiera terminado la otra, una reproducción de esa cosa frenética”, afirma el director en una entrevista con RTVE.es
“Shakespeare no da tiempo a reflexionar. Entra directo a la yugular"
La representación, de casi tres horas, cuenta con una puesta en escena cambiante arropada por proyecciones, efectos de sonido, fotografías y canciones en directo. El peso del conjunto descansa en el actor Israel Elejalde que encarna a Hamlet, y explora la reacción ante la pérdida y su proyección mental.
Elejalde se enfrentó al papel tras la muerte reciente de sus padres porque sintió que “quizás ahí tenía algo que contar”, y opina que uno de los mensajes que aporta Shakespeare es que a pesar del dolor “la venganza no conduce a ninguna parte”.
El intérprete da vida a las múltiples contradicciones internas de un “personaje inabarcable y poliédrico, de devastadora melancolía”. “Un verdadero prodigio echado a perder”, añade.
“Hamlet tiene una conciencia del juego muy grande. Es un hombre que ama el teatro profundamente. Al principio dice ‘voy a fingir que voy a ser loco para desenmascarar la verdad’, y eso está en toda la obra. Hamlet sufre mucho pero de pronto encuentra un placer que es el de sentirse elegido. Él se siente consciente de que está haciendo algo grande y que es necesario para el mundo”, responde Israel Elejalde a RTVE.es sobre la complejidad de su interpretación.
Esta inmersión en la vasta jungla shakesperiana cobra más brillo por la celebración del 400 aniversario de la muerte del dramaturgo.
Un viaje a las entrañas del mundo del genio británico que buceó en la modernidad siguiendo un tempo vertiginoso que no da respiro al espectador.
“Shakespeare no da tiempo a reflexionar. Entra directo a la yugular y si tú no eres capaz de abrir el ojo y el oído es posible que te quedes descabalgado. Es como una montaña rusa agárrate y disfruta”, concluye Miguel del Arco, que en breve debutará en el cine como director de Las furias, una historia que ha tardado en escribir casi cuatro años.