Muere Butros Ghali, el primer africano que dirigió las Naciones Unidas
- Ghali ocupó el cargo de secretario general desde 1992 hasta 1996
- Su etapa estuva marcada por conflictos como los de Bosnia y Ruanda
- El veto de Estados Unidos le impidió optar a un segundo mandato
El diplomático egipcio Butros Butros Ghali, el primer africano que ocupó el cargo de secretario general de Naciones Unidas, ha fallecido este martes a los 93 años, varios días después de sufrir una fractura de cadera que había obligado a hospitalizarle en El Cairo.
Su fallecimiento ha sido anunciado por el presidente de turno del Consejo de Seguridad de la ONU, Rafael Ramírez; después, el máximo órgano de decisión de Naciones Unidas ha dedicado un minuto de silencio a su memoria.
La directora de su oficina en Egipto, Shaima Naser, ha confirmado su fallecimiento en declaraciones a Efe, pero no ha ofrecido más detalles. SIn embargo, el médico que se ocupó de Gali, Samir Fanús, ha detallado que llevaba hospitalizado varios días después de haberse caído y fracturado la cadera, que le afectó mucho debido a su avanzada edad.
Fenús ha precisado que estaba previsto que se le practicara una operación pero no fue posible debido a su delicado estado de salud y tampoco pudo ser trasladado a Francia para recibir tratamiento. El pasado jueves, Butros Ghali recibió una llamada telefónica del presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, que se interesó de su estado de salud, y también recibió la visita del papa copto Teodoro II, que lidera la comunidad cristiana ortodoxa de Egipto, a la que pertenecía el diplomático.
Un mandato difícil y con numerosas críticas
Nacido en 1922 y formado en Egipto y Francia, Butros Ghali fue elegido en 1992 para sustituir al peruano Javier Pérez de Cuéllar al frente de la ONU y se mantuvo en el cargo hasta 1996, cuando le sucedió el ghanés Kofi Annan.
Su mandato se produjo en un momento especialmente delicado, al finalizar la Guerra Fría, y estuvo marcado por varios conflictos especialmente complejos, Somalia, Bosnia y, sobre todo, Ruanda, donde la retirada de los cascos azules que la ONU tenía desplegados en el país permitió que los hutus llevaran a cabo las masacres contra los tutsis que causaron al menos medio millón de muertos.
Butros Ghali recibió duras críticas ante la incapacidad de la ONU frente a esas guerras y otras crisis, por lo que, aunque fue propuesto para continuar al frente de la ONU hasta 2001, Estados Unidos -uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad- vetó su candidatura.
Antes de llegar a dirigir Naciones Unidas, fue ministro de Estado de Asuntos Exteriores entre 1977 y 1991, entre los mandatos de los presidentes Anuar al Sadat -fallecido en 1981- y Hosni Mubarak -derrocado por la revolución egipcia de 2011-. Nacido en el seno de una familia cristiana copta, Butros Ghali se licenció en Derecho por la Universidad de El Cairo y después se diplomó por la Universidad de París en Derecho Público y Económicas.
Ban habla de un "respetado estadista"
Tras el anuncio de su muerte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha calificado a Butros Butros Gali como un "respetado estadista" que supo dirigir Naciones Unidas en "uno de los períodos más turbulentos y desafiantes".
Ban ha leído una declaración ante los periodistas en el que ha recordado que dirigió la organización en un período con un "dramático incremento en las operaciones de paz de la ONU". Fue una época, ha añadido, en la que "el mundo acudía cada vez más a Naciones Unidas para que resolviera sus problemas, en la etapa inmediatamente posterior a la Guerra Fría".
En su mensaje, Ban ha destacado no sólo el servicio que prestó Butros Ghali a Egipto en varias funciones, sino también ha reconocido su valor como un "conocido académico en el derecho internacional", que aportó una "experiencia formidable" a la dirección de Naciones Unidas.
“Su compromiso con Naciones Unidas era inconfundible y la marca que dejó en la organización es indeleble“
"Demostró valor al plantear temas difíciles para los estados miembros, e insistió con razón en la independencia de su puesto y de la Secretaría [(de la ONU] en general", ha señalado Ban. "Su compromiso con Naciones Unidas era inconfundible, y la marca que dejó en la organización es indeleble".