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Las irrepetibles 'Sombras' de Warhol lucen en el Guggenheim

  • La monumental obra es un conjunto de 102 paneles serigrafiados
  • Warhol quiso orientar la mirada del visitante hacia la luz y el color

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Vista de la instalación 'Sombras'  de Warhol/ Foto: Bill Jacobson
Vista de la instalación 'Sombras' de Warhol/ Foto: Bill Jacobson

Paradoja en los contrarios y exaltación de la percepción del espacio en la luz y los colores. Son algunos de los conceptos que encierran las míticas Sombras (Shadows) de Andy Warhol, y viajan un paso más allá: mantienen la esencia pura del artista con sus características tonalidades brillantes.

Las sombras son un conjunto monumental de 102 paneles serigrafiados que pueden contemplarse por primera vez en España en el Museo Guggenheim de Bilbao, del 26 de febrero al 2 de octubre de 2016, en una muestra organizada por la Dia Art Foundation.

La obra completa ocupa una sala entera de la pinacoteca y no incluye ningún elemento que obstaculize la visión, con el objetivo de que pueda contemplarse en su totalidad. Los paneles se han situado a unos 30 centímetros del suelo, para colocarse a la altura de los ojos del espectador, en una visión “muy impactante y llamativa” que introduce de lleno en el mundo de Warhol, en palabras de la comisaria de la exposición, Lucía Agirre.

A los 50 años, al irreverente icono del arte pop le encargaron este proyecto, que emprendió con el apoyo de la mítica Factory.

Esta obra gigantesca, concebida como una sola pintura en varias partes cuya amplitud queda delimitada por el espacio en el que se expone, fue exhibida por primera vez en una galería del Soho de Nueva York en 1973. Se mostraron 83 lienzos, y solo 67 de cara a los visitantes. El resto ocupó habitaciones posteriores y un garaje por falta de amplitud.

Warhol frente a 'Sombras' en Heiner Friedrich Gallery, Nueva York, 1979. Arthur Tress / Cortesía Dia Art Foundation.

A pesar de su aparente sencillez las serigrafías de Sombras son complejas, irrepetibles por irreproducibles ya que no son réplicas. A lo largo de las paredes se alternan el positivo y el negativo, en una sucesión que esconde verdadera artesanía.

Las sombras fueron creadas con una mopa de esponja, de las de limpiar el suelo, y los diferentes matices en las texturas que generó Warhol evidencian su mano, rompiendo con la idea de mecanicidad que se le atribuye. El artista utilizó siete u ocho pantallas diferentes que producen cambios de escala en las zonas oscuras y pequeñas manchas de luz.

Una exploración de lo abstracto

Con este trabajo, que no es uno de los más divulgados frente a sus popularísimos iconos pop, Warhol continuó su exploración de diferentes formas de abstracción, que ya había avanzado en pinturas como Oxidación o Pis (Piss). En estas composiciones, en las que emuló a Pollock, el lienzo recubierto de cobre se corroía al reaccionar con la acidez de la orina que se vertía encima. Un canto a la provocación.

En el caso de Sombras, al ser abstracciones y no representar ningún elemento como las sopas Campbell o las ‘marilyns’, los colores ganan en intensidad y se elevan a un primer plano capturando la atención del espectador. “La abstracción no es tan pura como en otras de sus pinturas pero sí con respecto a toda su obra”, señala Lucía Agirre a RTVE.es.

La paleta cromática se despliega en una docena de tonos muy Warhol: brillantes, alegres y reconocibles. Transitan del violeta traslúcido al verde aguamarina, el azul medianoche o el naranja flúor.

Las 'Sombras' de Warhol en el Guggenheim

Las 'Sombras' de Warhol en el Guggenheim

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Warhol siempre tuvo claro que había que ensalzar la percepción del espacio, tal y como el mismo afirmó: “Cuando miro las cosas, siempre veo el espacio que ocupan. Siempre deseo que reaparezca el espacio, que se vuelva atrás, porque es un espacio perdido cuando hay algo en él”.

En la serie esta máxima se cumple minuciosamente. Cada sombra es una forma que revela su espacio de forma precisa, y orienta la mirada del observador hacia la luz, que es el tema central de la sucesión monumental.

Se ha investigado el origen de las fotos en las que se basó Sombras, y se ha especulado sobre si fueron objetos del estudio de Warhol, pero la realidad es que no se identifica en los trazos ningún icono. Lo esencial es la luminosidad, tal y como subrayó el genio de Pittsburgh, que recibió críticas y alabanzas a partes iguales por este proyecto. La obra fue valorada, entre otros calificativos, como "insípida", "pretenciosa" y "exagerada", por su magnitud.

Es una pincelada más del universo de Shadows, en el fondo, un homenaje a las “cosas aburridas”, por las que el rebelde autor profesaba devoción, que configuraron su particular estilo, y que para su asombro acabaron elevando el culto a lo cotidiano como emblema de subversión política para toda una generación.

La instalación pretende ensalzar la luz. Foto: Bill Jacobson