Sharad Sapra (Unicef): "Poner cerebros a trabajar conjuntamente es algo tan simple como tener un móvil y SMS"
- El organismo de la ONU ha desarrollado un centro de innovación tecnológica
- El objetivo es mejorar la vida de la infancia más vulnerable en todo el mundo
- Su director, el doctor Sharad Sapra, habla para RTVE.es en el marco del MWC
- Toda la información sobre el Mobile World Congress
Unicef, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, trabaja desde hace más de dos años en un centro de innovación con el fin de mejorar la vida de la infancia más vulnerable por medio de la tecnología. Se trata de un proyecto virtual que coordina el trabajo de profesionales ubicados en ciudades tan distantes entre sí como Nueva York, San Francisco, Nairobi, Kampala, Pekín o Bangkok.
Bajo su paraguas, se están desarrollando actualmente más de 300 proyectos centrados en cuestiones prioritarias para promover la supervivencia y el desarrollo infantil en todo el mundo. Su misión se basa en la idea de crear una red de información y conocimiento mediante la tecnología móvil. Así, pueden llegar a las zonas más inaccesibles y registrar los nacimientos, compartir datos en tiempo real para mejorar la educación y la salud, o permitir que los jóvenes se puedan comunicar con sus gobiernos. El director del centro, el doctor Sharad Sapra, atiende a RTVE.es en el marco del Mobile World Congress de Barcelona y habla sobre la labor que están desempeñando.
PREGUNTA: ¿Qué es el Centro Global de Innovación para la Infancia?
RESPUESTA: El Centro Global de Innovación para la Infancia se creó el 1 de enero de 2014. La idea es que las tecnologías disponibles y maduras se puedan llevar a escala en los diferentes países. Trabajamos a nivel nacional, en el marco del programa Cooperación Sur-Sur entre países en desarrollo por todo el mundo. Creemos que los retos que afrontan los países del sur no tienen una solución en el norte, sino en el mismo lugar donde están los retos.
“Creemos que los retos que afrontan los países del sur no tienen una solución en el norte. “
P: ¿Qué importancia tiene el trabajo a escala?
R: Trabajamos con los gobiernos y con la sociedad civil en todos estos países. Unicef lleva 70 años estableciendo relaciones desde los presidentes de las naciones, o los diferentes ministerios, hasta las comunidades de base. Por eso hay una confianza muy grande en este organismo internacional. Estamos siempre en lo bueno y en lo malo, permanentemente, no solo cuando hay emergencias; en 150 países, 190 territorios. Trabajamos con los gobiernos y la idea o el proyecto la intentamos trasladar a todo el país.
En Uganda, por ejemplo, hemos llevado a cabo un proyecto que ha consistido en revisar las medicinas disponibles en todos los centros de salud del país. En un año, todos los centros ya utilizan este sistema. La importancia de llevar los proyectos a escala es que hay mucha gente que trabaja en proyectos pequeños, que no se desarrollan a escala, y todo el esfuerzo que se hace no tiene una repercusión tan grande. Pero nosotros queremos trabajar para todo el país.
P: ¿Los gobiernos de estos países se muestran dispuestos a cooperar?
R: Sí, por supuesto. Nuestro trabajo sería imposible sin la cooperación de los gobiernos. Por ejemplo, trabajamos con un programa que se llama RapidPro, y que es una plataforma que se puede desarrollar sin necesidad de tener nociones de programación. La hemos implantado en 28 países, y hay otros 30 que la van a llevar a escala.
Luego hay otro programa que se llama U-Report, que está ya en 19 países y otros 19 lo implantarán antes de junio, entre los que están Irlanda, Francia, Francia, Reino Unido y Finlandia.
P: ¿Puede poner, por favor, ejemplos concretos de cómo está utilizando Unicef la tecnología para aportar soluciones a problemas relacionados con la infancia en todo el mundo?
R: Si se miran los distintos programas que desplegamos ante situaciones de emergencias o desnutrición, siempre en todos se necesitan cinco funcionalidades, que son las siguientes: registrar, dar una respuesta lógica, informar, validar y sensibilizar hacia los países o las personas que están sufriendo esa situación. RapidPro incluye todo esto. Llegas a cualquier país, adaptas este programa, y dejas las funcionalidades que sirven y las que no las eliminan. En una semana, lo puedes tener funcionando el RapidPro porque es muy sencillo y se adapta a cada uno de ellos.
P: ¿Y en el caso de U-Report?
R: En las emergencias lo más importantes es la información en tiempo real. Para involucrar a los jóvenes está el U-Report. El mejor ejemplo de cómo funciona está en su utilización para luchar contra el ébola. Tenemos a 50.000 jóvenes en Liberia y a otros 50.000 en Sierra Leona que están reportando constantemente las novedades que se producen, los nuevos casos, los rumores… Todo a través de SMS.
También utilizan el U-Report los trabajadores de salud, que si tienen dudas entre unos y otros se pueden preguntar entre ellos con lo que logran alcanzar muchas veces la solución porque todo el aprendizaje circula.
Es muy poderoso cuando las personas se juntan y ponen sus cerebros a trabajar de manera unida. Si no, solo se trataría de gente dispersa entre la que no existiría ninguna comunicación. Y es algo tan simple como tener un móvil y SMS, que es muy importante sobre todo en los países donde no hay ‘smartphones’. No hay que formar a nadie ni tener una infraestructura, porque todo el mundo tiene un móvil, sabe utilizarlo, y sabe llamar o mandar un SMS. Así se puede llegar a los más pobres y a los que están en zonas más remotas.
P: ¿Qué es lo más importante que conseguís?
R: Lo que logramos es proveer de servicios de salud o educación, por citar las más importantes, a personas a las que de otra manera no se podría llegar.
Llevamos a cabo la comunicación mediante SMS y llamadas telefónicas en los países donde no existe cobertura de internet o también para aquellos que no tienen acceso a esta tecnología. Pero en otros países, sobre todo los occidentales, se han abierto otras vías como Whatsapp, Telegram, Twitter, Viber, Line... Disponemos de versiones para Android e iOS. La idea es ir donde la gente está y adaptarse a ella; a sus conocimientos y la tecnología de la que dispone; en lugar de crear algo nuevo y propio.
“La idea es ir donde la gente está y adaptarse a ella; a sus conocimientos y la tecnología de la que dispone. “
Tenemos un sistema de gestión de contenidos, y todo lo hacemos en código abierto, para que todo el mundo pueda usarlo. Publicamos los códigos y cualquiera en cualquier país se lo puede descargar por internet. Nosotros les podemos ayudar a formarse y también ofrecemos apoyo on-line.
Por ejemplo, hemos desarrollado un portal en Uganda para que la gente de las áreas remotas puedan tener acceso a contenidos educativos. La Khan Academy y FLE (Foundation for Learning Equality) van a nutrir este portal y van a hacer una versión renovada con nuevos temas. Unicef desarrollará la gestión de contenidos.
P: ¿Se trata solo de proyectos basados en tecnología móvil?
R: No. Hay otros muchos en los que no se utiliza el móvil. Por ejemplo, hemos conseguido hacer fertilizantes con los residuos fecales de las letrinas de los colegios, y así abonar los cultivos y obtener alimentos. También hemos desarrollado un sistema que obtiene del tronco de los plataneros compresas para uso femenino que cuestan un tercio más barato de lo que cuestan las normales.
P: ¿Trabajáis siempre pensando en dar solución a problemas actuales?
R: No siempre. Nosotros trabajamos también mirando hacia el futuro, intentando anticiparnos a lo que ocurra dentro de cinco o diez años. Viendo cómo podemos influir en la industria, en las tecnologías del futuro. Por ejemplo, dentro de unos años ya no habrá dinero en efectivo, entonces eso también afectará a las transferencias en efectivo que hacemos a las comunidades que sufren emergencias, y lo tenemos en cuenta.
“Nos preguntamos cómo podemos adaptar los avances tecnológicos para ayudar a los niños. “
También el futuro del transporte, como los drones. Unicef tiene una de grandes redes de distribución en muchos países. Por eso intentamos prever cómo los cambios en el transporte van a influir en la red de la que disponemos en estos países... O los wearables para niños, como relojes inteligentes, pulseras o gafas. Viendo cómo nos pueden ayudar, por ejemplo a localizarlos si se pierden.
Lo que hacemos no es producir estos objetos, sino conceptos sobre estos objetos. Ahora se están empezando a construir puentes con impresoras 3D. Nosotros estamos investigando cómo trasladar esa tecnología para en un futuro construir colegios en diferentes zonas del mundo. Con ladrillos de plásticos impresos en tres dimensiones, por así decirlo.
P: Entonces, es como un laboratorio de ideas...
R: Exacto. Nos preguntamos cómo podemos adaptar o emplear los avances tecnológicos para ayudar a los niños. Lo importante es estar en el momento del diseño de las cosas del futuro. Mantenemos contacto con los profesionales que están desarrollando los objetos que estarán en un plazo aproximado de cinco o diez años para influir en el diseño y para que en ese diseño se haya tenido en cuenta a los niños y sean respetuosos y útiles para ellos.
Tenemos a dos personas en Silicon Valley, en contacto con las empresas que allí trabajan -como por ejemplo la NASA en Palo Alto- para intentar influir en los diseños de cara a favorecer a los niños.