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Santiago Posteguillo: "Trajano era pactista y buscaba el consenso aunque acumulaba mucho poder"

  • El escritor presenta La legión perdida, último libro de su trilogía de Trajano
  • Una novela histórica que viaja en el tiempo y el espacio, en un juego de espejos

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Santiago Posteguillo posa con las ruinas del Foro romano de fondo.
Santiago Posteguillo posa con las ruinas del Foro romano de fondo.

El escritor Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) confiesa que ha sentido pena al despedirse de Marco Ulpio Trajano, al que ha consagrado siete años y miles de páginas que ahora se completan con La legión perdida (Editorial Planeta, 1.152 páginas, 22,90 euros), el volumen que cierra la trilogía dedicada al primer emperador hispano (Los asesinos del emperador, Circo máximo), que ha atrapado a miles de lectores en todo el mundo.

El profesor Posteguillo no oculta su admiración por la figura de este césar romano, y trae a la actualidad su ejemplo de buen gobierno. Trajano era “pactista”- dice el autor-, y buscó el consenso a pesar del inmenso poder que acumuló.

“Afrontó los problemas pensando en el bien común, obligó a los corruptos a devolver el dinero. Se preocupaba de los más desfavorecidos, encima sin subir impuestos, y si había guerra se situaba en primera línea en el campo de combate. Creo que no está mal recordar que ese tipo de cosas existieron”, señala el novelista en una entrevista con RTVE.es, y añade, eso sí, que el todopoderoso imperator no toleraba la traición en ninguna de sus vertientes.

La novela histórica, con la Antigua Roma como telón de fondo, es el elemento natural en el que Santiago Posteguillo se mueve con soltura. El éxito arrancó con su primera- y voluminosa- trilogía sobre Publio Cornelio Escipión, y le acompaña desde entonces con sus relatos sobre Trajano.

El filólogo y lingüista valenciano admite que busca ofrecer entretenimiento a un público que espera con fervor sus publicaciones. Consigue enganchar con un ritmo vibrante, un lenguaje cinematográfico, casi de cómic, que mezcla con gotas de misterio, y con una rigurosa y detallada base histórica que aporta tras una minuciosa documentación.

La novela histórica sirve para ver lo interesante que es leer a los clásicos

El lector navega por historias adictivas que le introducen de lleno en una cruda batalla romana, en un viaje por la Ruta de la Seda o en una peligrosa carrera de cuádrigas.

La realidad y la ficción están perfectamente empastadas, salvo por las abundantes citas textuales-en latín, griego, chino o sánscrito- que el autor entremezcla como toque de atención sobre datos contrastados con las fuentes históricas.

El profesor, que imparte clase en la Universidad Jaume I de Castellón, reivindica la novela como elemento divulgativo de altura: aproxima a escritores y filósofos como Plutarco, Plinio el Viejo o Dión Casio a los lectores, sobre todo a los más jóvenes, para desempolvar el placer de leer a los clásicos.

El misterio de la legión perdida

En La legión perdida, que suma más de 1.000 páginas, el hilo conductor que mueve el argumento es la leyenda sobre una de las legiones del cónsul Craso, desaparecida en Partia (actual Irán) tras una desastrosa campaña que se convierte en una especie de invocación a la mala suerte para la grandeza de Roma.

Esta trama se mezcla en el espacio y en el tiempo, en un curioso juego de espejos, con el empeño del emperador Trajano por conquistar Oriente en el ocaso de su vida.

En palabras del autor, esta vuelta de tuerca estructural persigue no perder la esencia de su reconocible estilo

El autor admira a Trajano. Foto: CARLOS RUIZ

“Me pareció muy bonito ilustrar esto. La gente piensa en el mundo global en el que vivimos, pero esa globalidad ya existía en cierta forma porque el cordón umbilical de la Ruta de la Seda llevaba conectando Oriente y Occidente desde hace mucho tiempo”, explica con entusiasmo de erudito.

Tras decir adiós a Trajano, el escritor avanza que ya trabaja en su próximo proyecto. Le apetece escribir una historia cerrada, aunque confiesa que tiene ideas para al menos dos trilogías más.

En mitad de la vorágine promocional, señala que uno de los aspectos que más valora es el feed back con sus seguidores de los que incorpora sugerencias.

“Una lectora me escribió y me dijo que no desarrollaba demasiado los personajes femeninos. Y pensé, lleva razón. Me di cuenta de que me había dejado llevar por las fuentes que son todos hombres y no hablan de las mujeres. Si escarbas en la historia averiguas que la mujer estaba haciendo cosas muy relevantes pero no se destacaba. Encontré que el cuarto imperio de China estuvo gobernado por una emperatriz, y lo sumé a la historia. Eso ha sido una evolución mía por la relación con mis lectores”, concluye el docente.