Saint Laurent y Chanel, duelo en París
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A punto de terminar la semana de la moda de París, marcada por el desastroso debut de Demna Gvasalia en la casa Balenciaga, otras dos grandes firmas rivalizan por vestir a las estrellas y, a la vez, por adaptarse a una nueva era en la moda, la era del cambio.
Karl Lagerfeld cumple en otoño 83 años y lleva en Chanel desde 1983, y si la salud se lo permite seguirá trabajando, temporada tras temporada, para hacer de esta casa un refugio de nostalgia y una fuente de glamour.
El káiser ‘pasa’ de tendencias, la tendencia es él, ya sea en forma de colección de ropa para Chanel o Fendi, fotografiando a Robert Pattinson para Dior (la competencia) o creando una maleta con Carine Roitfeld.
El desfile ha tenido 90 salidas pero pocas variaciones. No faltan las enésimas revisiones del traje de dos piezas en tweed que Coco hizo inmortal, aunque ahora los vemos tintados en todos los tonos comestibles, como el frambuesa, cereza, vainilla o, para contrastar, en azul denim.
Destacan los abrigos-capa envolventes que provocan una silueta generosa y los que van acolchados, un guiño al famoso bolso 2.55, tanto en rosas delicados como en negros potentes. Vemos estampados de flores gigantes muy primaverales y distintos motivos geométricos, como los cuadros o un zigzag, que decoran todo tipo de prendas.
Hay mucho de Coco en esta colección pero Lagerfeld maquilla las prendas con brochazos urbanos, texturas deportivas y colores júveniles. Un acierto. Solo así consigue que veamos prendas que nacieron en la década de los 20 lucidas por artistas como Pharrell Williams, que ha estado en el desfile junto a Isabelle Huppert yJada Pinkett Smith y su hija Willow.
Para la noche vemos vestidos en metal dorado, como corazas de una diosa de la guerra, pero también diseños delicados, con faldas de plumas. Y para cerrar el desfile un ramillete de vestidos en blanco o negro, con patrón trapecio o rectos, casi siempre decorados con camelias blancas sobre un lazo negro.
Y todo como en una película de los años 20 en la que las señoras se arreglan para dejarse ver en Ascot, acudir al teatro a ver a Irene Castle o asistir a la última exposición de Sonia Delaunay.
Así amanece la capital de la moda aunque con la resaca del desfile de Saint Laurent, quizá uno de los más comentados de en las últimas temporadas. “Es la mejor colección de Slimane”, “Es una colección de despedida”,”Saint Laurent vuelve a sus raíces”…
Lo cierto es que es una colección fantástica, en todos los sentidos de la palabra. Slimane tiene muy presente el trabajo de Yves Saint Laurent pero su nuevo trabajo es una evolución de lo que ha presentado hasta ahora.
Este artista de la moda ha roto moldes, y no solo estéticos. Su aspiración era crear prendas intemporales, que desprecian las tendencias y huyen de lo fugaz. Mantiene con una salud envidiable la colección permanente, con básicos como la chupa de cuero negra, y cada una de sus colecciones son una actualización de la anterior.
Comienza el desfile con un esmoquin con blusa de plumeti y cuello pierrot que la modelo lleva son zapato de salón y luego sale un minivestido escotadísimo con mangas abullonadas. Siempre en negro.
Son dos ideas importantes que se desarrollan a lo largo del desfile que ha presentado 42 looks en la pasarela y, a la vez, en su cuenta de twitter.
Vemos distintas versiones del minivestido, simétricos, asimétricos, en negro, en tonos dorado, en plata, con mezcla de texturas, pegados al cuerpo o con falda abullonada. Casi siempre con escotes llamativos, que desafían la gravedad, o con escotes de infarto y mangas XXL.
Destaca un esmoquin que consta de chaqueta y mono de cuerpo entero con paillettes negras pero llaman poderosamente la atención los abrigos oversized en piel, en azul y rojo intensos, un homenaje al famoso abrigo verde de la ‘escandalosa’ colección del maestro en 1971.
No faltan los vestidos de noche de falda larga, también negro, algunos de una sencillez insolente y con un patrón joven, intemporal, potente. Perfectos para llevar con una biker de cuero o con una estola de visón.
Slimane demuestra con esta colección que todos los pasos que ha dado han sido premeditados, siempre intentando sentar las bases de una renovada etiqueta. Si el resto de firmas intenta reinterpretar y actualizar décadas o prendas del pasado, él ha reinterpretado y actualizado los códigos de la casa.
La pasarela se ha instalado en el nuevo espacio de la maison, el Hôtel Sénecterre, un edificio del siglo SVII restaurado por Hedi Slimane.Las modelos, acompañadas por la voz de Bénédite de Ginestous que desde 1977 a 2002 anunció los números de cada uno de los looks en los desfiles, bajaban por la gran escalera y recorrían varios salones. Elementos que orquestados por este creador crearon una atmósfera de lujo y emociones. De moda.
Saint Laurent es una firma ahora global que igual viste a Jane Fonda y a Lily Collins, a Keith Richards y a Justin Bieber. Yves estaría orgulloso de las manos que han manejado su nombre, su fama y su legado.