El colapso de Schengen, "una herida de muerte" en el proyecto europeo
- La crisis de refugiados está poniendo a prueba el Acuerdo de Schengen
- "Schengen está en peligro porque esto no es una crisis puntual, sino crónica"
- "Las rutas son vasos comunicantes, si se tapona una, entrarán por otra"
- Gil Arias, exdirector de Frontex, dice que hace falta más voluntad política
- Los países han incumplido el acuerdo de reubicar a 160.000 refugiados
El éxodo a Europa de cientos de miles de refugiados de Siria, Afganistán, Irak y otros países, que huyen de las guerras, sorteando concertinas o arriesgando su vida en el mar está poniendo a prueba uno de los grandes logros de la integración comunitaria: la libre circulación de personas. El cierre de fronteras, el levantamiento de vallas y los controles de movimientos como respuestas a la crisis de refugiados ponen en peligro la superviviencia del acuerdo de Schengen, el icono de una Europa unida.
¿Qué es el acuerdo Schengen?
El espacio Schengen o Schengenland es la denominación dada al territorio que comprende a aquellos países que abolieron los controles inmigratorios en sus fronteras comunes, funcionando en términos de fronteras exteriores como un solo país. Este espacio fue creado en 1995 por el Acuerdo de Schengen y a día de hoy está formado por 26 países, de los cuales 22 son miembros de la Unión Europea, 3 lo son únicamente del Espacio Económico Europeo, y Suiza.
Un país puede suspender temporalmente el acuerdo de Schengen siempre y cuando entienda que existe un riesgo evidente para la seguridad ciudadana. Sin embargo, hay siete países que han restablecido los controles por motivos migratorios y han pedido una prórroga a la Comisión Europea para que durante todo el año. Bruselas ha reconocido que no volverá a la normalidad, como pronto, hasta 2017. Pero, ¿cómo se ha llegado hasta aquí?
El origen de la crisis
"Schengen está herido de muerte". La afirmación, categórica, es de alguien que ha estado al mando de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) como director adjunto hasta hace apenas dos meses. Gil Arias se agarra a los datos. En 2015 se registraron más de 1.830.000 cruces irregulares de fronteras europeas, mientras que en 2014 tan solo fueron 231.000, lo que demuestra un aumento de cerca del 650 %. Y la tendencia se mantiene al alza porque en lo que va de año ya ha habido 231.000 cruces, cinco veces más que en los dos primeros meses de 2015.
“Nunca se pensó en un flujo tan grande y continuo de refugiados“
"La crisis ha desbordado los mecanismos de asilo que tiene la UE. Nunca se pensó en un flujo tan grande y continuo de refugiados. No hay previsión de que esto acabe", señala Carmen González, investigadora principal de Demografía, Población y Migraciones Internacionales del Real Instituto Elcano, que apunta que el sistema está en crisis desde el inicio de las primaveras árabes.
"Schengen está en peligro porque no se trata de una crisis puntual de refugiados , sino una presión migratoria crónica", señala también su colega Félix Arteaga, experto en Seguridad y Defensa.
Grecia es la principal ruta de entrada de migrantes. Por eso, todos los esfuerzos se centran en taponar esa vía. La propia Comisión Europea ha dado tres meses a Atenas para gestionar de forma eficaz sus fronteras exteriores o amenaza con aislarla del espacio Schengen. Sin embargo, Arias advierte de que la experiencia demuestra que "las rutas rutas son vasos comunicantes, y si se tapona una, se entrará por otra".
Las cumbres de la vergüenza
La última respuesta europea a esta crisis de refugiados, la más grave desde la Segunda Guerra Mundial, es un principio de acuerdo con Turquía para devolver a todos los refugiados y migrantes que lleguen a partir de ahora a las islas griegas de manera irregular. A cambio, reasentará a un refugiado que se encuentre en Turquía. La ONU y varias ONG advierten de que la expulsión colectiva de refugiados está prohibida por la Convención Europea de Derechos Humanos.
“A este ritmo Europa tardará 120 años en reubicar a todos los refugiados“
"Cuando el Reino Unido puso sobre la marcha el 'Brexit', en un Consejo Europeo se buscaron las soluciones. Desde que se ha declarado la crisis de los refugiados, se han celebrado seis cumbres europeas de jefes de Estado y de Gobierno y de Ministros de Justicia e Interior (JAI), ya ni se sabe, las ha habido semana sí y semana también y sin embargo, seguimos todavía sin una solución estable", ha planteado Gil Arias, para quien falta voluntad política para resolver esta crisis humanitaria.
Desde la cumbre de mayo, cuando se acordó la reubicación de 160.000 refugiados, la UE sólo ha acogido a 700, mientras que Canadá ha reasentado a 25.000 sirios en apenas tres meses. "A este ritmo, de 80 refugiados al mes, Europa tardará 120 años en reubicar a todos los refugiados", critica Arias, quien cree que el plan entre la UE y Turquía "adolecerá del mismo problema".
Los desafíos pendientes
Mientras se suceden las reuniones políticas, miles de familias siguen muertas de frío en mitad de la lluvia y el barro en el gran campamento de refugiados en que se ha convertido Grecia. Alrededor de 36.000 personas sobreviven en el país heleno gracias a la ayuda humanitaria y sin posiblidad de salir por el cierre de la frontera con Macedonia. El paso de Idomeni es hoy la imagen de la desesperación y la vergüenza.
"Estamos ante la peor Europa, la de los años 30 y 40 (...) Estamos ante un problema que afecta al espíritu, la moralidad y la reputación de la Unión Europea", advierte Emilio Lamo de Espinosa, presidente del Real Instituto Elcano.
La muerte de Schengen y la reintroducción de controles internos de fronteras costaría al año entre 5.000 y 18.000 millones de euros, según cálculos de la Comisión, aunque como advertía Lamo de Espinosa los más graves son los intangibles.
Y algunas de las soluciones esbozadas por estos expertos pasan por solucionar los problemas en origen, cumplir con la reubicación de refugiados, protección de las fronteras exteriores, cumplimiento de las leyes internacionales y el respeto a los derechos humanos.