La pasarela sueña con el deshielo de la moda
- París cierra el calendario de la moda que arrancó en enero.
- El sector es conciente de que necesita un cambio drástico.
- Blog: El futuro de la moda pasa por reinventarse o morir.
La colección de Miu Miu, con la que prácticamente se cierra la pasarela de París, es un batiburrillo de ideas y conceptos. Y también de estilos. Su desfile ha sido una sucesión de prendas intemporales que juegan a crear looks actuales. La casa mezcla patrones clásicos y tejidos muy ricos con guiños a la cultura pop y a los códigos de la vestimenta de los universitarios.
Contrastes agradables, algunos tan osados que divierten. Pero solo durante el rato que están sobre la pasarela, porque son tan efímeros y tan poco consistentes que es posible que no lleguen a sobrevivir al verano para venderse en el próximo invierno.
Louis Vuitton insite en remezclar, como haría un dj, éxitos de los sesenta, elementos muy urbanos y códigos que forman el adn de la casa. Su director creativo, Nicolas Ghesquiére, recupera vestidos con estampados pañuelo de estilo escuestre, románticos y ligeros, que contrastan con las potentes botas de cuero negro.
Destacan los vestidos pegados al cuerpo con un patchwork de colores deportivos y el uso de las cremalleras como elemento decorativo en prendas de patrón conceptual. Alicia Vikander, que llevó un vestido de la gala a los Oscar, ha compartido front row con Catherine Deneuve, Jennifer Connelly, Selena Gómez y Léa Seydoux.
De la Deneuve a Vikander hay un abismo temporal que Ghesquière intenta conectar con su trabajo. Y lo logra. Y todo en una pasarela tintada de azul hielo, una metáfora de lo congelada que está la moda y de los cambios que se están produciendo para poner fin a esta pequeña edad de hielo, como la canción de Fangoria: "Los glaciales helados/almacenan pecados/ y sueños que quedaron atrás".
Como los de Kenzo. La casa intenta recuperar la gloria que tuvo en temporadas pasadas pero le cuesta dar con la fórmula mágica. Ahora, Carol Lim y Humberto León, sus directores creativos, se inspiran en Sailor Moon, personaje del anime japonés.
Su propuesta intenta conjugar culturas de Oriente y Occidente en una propuesta intensa, tanto por el color como por la riqueza de los tejidos. Siempre ideando un armario fuerte pero, a la vez, femenino.
No falta su famoso tigre, un icono de la moda contemporánea, ni las flores que están tan enraizadas en la historia de la casa. Códigos que ahora combinan, con guiños a los 70 y 80, para ofrecer una versión moderna de esta firma creada por Kenzo Takada en 1970.
Unos buscan en el pasado la puerta al futuro y otros viven ya en él. Iris Van Herpen es quizá la artista más importante de la moda actual. Su atelier es un laboratorio de experimentación y parece que en lugar de agujas e hilo trabaja con impresoras 3D y probetas.
Su nueva colección juega a distorsionar las prendas que se inspiran en las imágenes que proyecta un viejo, y malo, televisor. Y todo con la clara intención de jugar con la percepción del público, convertido en espectador.
Las modelos se acercaban y separaban a espejos que, como los del callejón del Gato de Valle Inclán, devolvían imágenes oníricas. Las prendas se trabajan con las nuevas tecnologías, tanto con el corte al láser, y se realizan con tejidos que nueva generación que la diseañdora mezcla con otros nobles como lanas y algodones.
A destacar, y seguimos congelados, los zapatos inspirados en los que llevan los artistas del patinaje sobre hielo.
La casa Valentino también baila pero sobre las tablas de un teatro en el que se representa una obra de belleza y delicadeza. El vestido rojo Valentino queda ahora eclipsado por un serie de diseños lenceros en tonos maquillaje, siempre con guiños a la ropa de las bailarinas, a sus mallas y tutús.
En contraste vemos prendas de calle en negro, con elementos muy urbanos, de una opacidad apabullante.