Los sirios asediados siguen sin esperanza las negociaciones de paz en el quinto aniversario de la guerra
- Unas 400.000 personas están atrapadas en ciudades cercadas, pese al alto el fuego
- La retirada de las tropas rusas de Siria parece anunciar que se consolida la tregua
- El conflicto sirio ha dejado 300.000 muertos, además de millones de desplazados
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Siria alcanza el quinto aniversario del inicio de la guerra civil coincidiendo con la reanudación de las conversaciones de paz en Ginebra entre el régimen y la oposición que auspicia Naciones Unidas, unas negociaciones que suscitan escasas esperanzas entre los sirios que más sufren, aquellos que se encuentran en las zonas asediadas.
“La gente no espera nada de los políticos, pero está de acuerdo con las conversaciones“
"La gente no espera nada de los políticos, pero está de acuerdo con las conversaciones", resume en declaraciones por internet un activista que se identifica como Firás, desde el interior de la ciudad de Madaya, al noroeste de Damasco, una de las localidades cercadas por la guerra.
Pese a que la situación humanitaria es catastrófica en distintas partes del país tras cinco años de contienda que han causado 300.000 muertos, es especialmente grave en las áreas cercadas, donde la ONU.
Si ha habido un ciudad que en el último año se ha convertido en el símbolo del sufrimiento de los civiles asediados es Madaya, rodeada por los leales al régimen de Bachar al Asad y donde en diciembre pasado las imágenes de bebés desnutridos difundidas por activistas por internet dieron la vuelta al mundo.
El hambre aún castiga a los habitantes de Madaya
En lo que va de 2016, una treintena de personas han muerto en esa localidad por la falta de comida y medicamentos, de acuerdo a las cifras ofrecidas por el activista Nasir Ibrahim, miembro del Consejo Revolucionario Local de Madaya.
“La gente no tiene esperanza y está muy decepcionada, sobre todo con la ONU“
"Para serte sincero, la gente no tiene esperanza y está muy decepcionada, sobre todo con la ONU. Se suponía que el asedio iba a acabar con la aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad antes del comienzo de las negociaciones", ha apuntado.
A finales de enero, justo antes de asistir a una primera ronda de diálogo en Ginebra, la oposición exigió garantías a la ONU de que se iban a levantar los sitios a varias ciudades, algo que por el momento no ha ocurrido. Además, Naciones Unidas anunció en las últimas semanas un aumento del acceso humanitario que no ha llegado a materializarse, aunque se han organizado algunos convoyes de ayuda.
En el caso de Madaya, el último cargamento entró el pasado 18 de febrero y, según Nasir, se necesita más asistencia de forma urgente, en particular proteínas. "Tenemos 300 casos de desnutrición y otros pacientes que sufren una rara enfermedad que causa flatulencias en el estómago, especialmente a los menores, los médicos dicen que es por la falta de proteínas", detalla.
El alto el fuego reduce la violencia
Las necesidades humanitarias siguen siendo urgentes en Madaya, a pesar de que la situación de seguridad ha mejorado gracias al alto el fuego, aceptado por el Gobierno y la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), la principal alianza opositora.
Nasir señala que apenas se han registrado incidentes en la localidad desde el inicio del cese de las hostilidades, el pasado 27 de febrero, que ha logrado reducir los niveles de violencia en todo el país.
Aunque el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) siempre ha desvinculado el envío de asistencia a zonas sitiadas de las negociaciones de la ONU, prepara para esta semana la entrega de asistencia en Madaya y Al Hula, en la provincia central de Homs.
No obstante, el cargamento para Madaya, que estaba previsto para este lunes, fue suspendido por "la situación de seguridad en Qala al Madiq" en el norte de la provincia central de Hama, según ha indicado el portavoz del CICR, Pawel Krzysiek.
Violaciones de los derechos humanos
El envío de ayuda a Madaya está vinculado con la entrega de asistencia a los pueblos de mayoría chií de Fua y Kefraya, en la provincia septentrional de Idleb, vecina a Hama, y cercadas por el Frente al Nusra, filial siria de Al Qaeda, y sus aliados.
Los asedios figuran entre las principales violaciones de los derechos humanos en estos cinco años de conflicto en el territorio sirio por el volumen de población al que afectan, como explica por teléfono el investigador de Siria de Amnistía Internacional, Neil Sammonds.
“Todas las partes, tanto el régimen como la oposición, han practicado torturas a sus prisioneros“
El experto también cita las decenas de miles de desaparecidos en prisiones gubernamentales y los bombardeos indiscriminados contra la población civil. "Además, todas las partes, tanto el régimen como la oposición, han practicado torturas a sus prisioneros", segura.
Para Sammonds, los abusos no han hecho más que aumentar desde el comienzo del conflicto en marzo de 2011. Al principio "documentábamos, sobre todo, temas relacionados con la libertad de expresión y agresiones directas a civiles y luego comenzamos a detectar ataques indiscriminados y otro tipo de violaciones", apunta el investigador.
Rusia se retira de Siria
Para Sammonds, si hay una parte en el conflicto que destaca por encima de todas como principal infractora de los derechos humanos son las fuerzas del régimen, incluso por encima del grupo terrorista Estado Islámico.
A esto se suma la intervención de Rusia, aliada del régimen de Al Asad, desde septiembre pasado, que "no ha hecho más que empeorar la situación de los derechos humanos y fortalecer a los efectivos gubernamentales".
Con todo, Rusia ha anunciado que este mismo martes comienza la retirada progresiva del grueso de las tropas desplegadas en territorio sirio, al considerar que han cumplido su misión. "Creo que la tarea que nuestras Fuerzas Armadas y el ministerio de Defensa tenían por delante se ha cumplido totalmente", aseguraba el presidente ruso, Vladímir Putin, al informar de sus decisión.
La retirada de Rusia, el principal aliado del régimen, podría significar que se consolida de forma definitiva el alto el fuego, aunque este no se aplica a las milicias y grupos yihadistas, como el Frente al Nusra y el Estado Islámico. En cualquier caso, un diálogo fructífero entre el régimen y la oposición sería el primer paso para una Siria para su población.