'Aquí vivió', la lucha contra los desahucios llega al cómic
- Isaac Rosa y Cristina Bueno crean una historia ficticia, pero basada en la realidad
- “Todos sabemos quiénes son los culpables de los desahucios”, asegura Isaac
En los últimos tiempos la crisis se ha convertido en un subgénero del cómic con grandes títulos que han reflejado la difícil situación de nuestro país casi mejor que los periódicos y la televisión. Esos cómics también han hablado sobre los desahucios; pero Aquí vivió. Historia de un desahucio (Nube de tinta), es el primero que nos habla de la lucha contra ellos, de la unión de los afectados en una pelea tan desigual como necesaria.
Un cómic que es el debut en la novela gráfica del escritor, periodista y guionista sevillano Isaac Rosa (La malamemoria, El país del miedo) en colaboración con la dibujante Cristina Bueno, que ya nos habló de la crisis, aunque de forma muy distinta, en Las abuelas dan el golpe (Planeta Cómic), junto a la guionista Raquel Franco.
Una ruptura familiar, un cambio de casa y la adolescencia son el punto de partida de Aquí vivió, que nos cuenta la historia de Alicia, una joven que se muda de casa y descubre un misterio que la empuja a investigar quién vivió anteriormente en su nuevo hogar y por qué fueron desahuciados.
“Como periodista he escrito muchos artículos sobre la crisis –asegura Isaac-, pero hace tiempo que venía dándole vueltas a encontrar otra forma de enfocar algo que me interesa mucho, que es la lucha contra los desahucios. Una lucha que no me terminaba de encajar en una novela. Entonces Nube de Tinta me propuso crear una novela gráfica de temática social y vi que el cómic podía ser perfecto para contar la historia que tenía en mente”.
Basado en hechos reales
Aquí vivió es una historia ficticia e incluso tiene elementos fantásticos, pero está basada en hechos muy reales, como nos comenta Isaac: “Lo que más me ha interesado es contactar con los afectados por los desahucios, hablar con ellos, acudir a sus asambleas… Más allá de que uno tenga interés en el tema, todos deberíamos asistir alguna vez a una de esas asambleas, porque sólo de esa forma tendremos un punto de vista real sobre el problema de la vivienda y la capacidad de lucha, resistencia y organización de estas personas que han sido capaces de unirse para defender su derecho a una vivienda digna”.
“Una lucha ejemplar y admirable –asegura Isaac-, que surge de los propios afectados que, además de quedarse en la calle se quedan con la deuda y con el estigma social de ser unos fracasados. Pero no se resignan y deciden organizarse ante ese un problema común. No están solos. Y deciden empezar por lo más urgente, impedir otros desahucios”.
“No tiene nada que ver con la política –continúa el guionista- son gente que han decidido dar el paso de desobedecer civilmente para impedir que otros se queden también en la calle, impidiendo otros desahucios, ocupando pisos vacíos… Creo que es uno de los mejores fenómenos sociológicos de los últimos años. Si esa unión popular se hubiera manifestado en otros ámbitos, como el laboral, la pobreza y las desigualdades sociales serían menores, y la situación actual sería mejor para todos”.
“No es una historia real –continúa el guionista- pero si es una obra que debe mucho a todas esas personas con las que hemos hablado. Es una obra colectiva porque tiene detrás muchas historias, vivencias y luchas, sin las que no habría sido posible”.
De hecho, el libro está dedicado a la Oficina de apoyo mutuo de Manoteras, la Comisión de Vivienda de la Asamblea Popular 15 M de Tetuán, la Pah Vallekas, la Pah Barcelona, el Bloc Labordeta y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.
Pero el guionista también ha querido dar un toque fantástico a la historia. “He querido emparentar el tema de los desahucios con una historia de fantasmas porque para mí hay un concepto fundamental, que es la historia de cada casa y de la gente que ha vivido antes en ella. Yo llevo años viviendo de alquiler y me he mudado mucho, y cada vez que llegas a una casa nueva encuentras huellas de la gente que vivía allí antes". Un planteamineto que coincide, por cierto, con otra de las grandes novelas gráficas del año, La casa (Norma) de Daniel Torres.
“No somos conscientes de la magnitud del problema de los desahucios”
Aquí vivió es un gran trabajo de investigación periodística, pero desde un punto de vista muy humano porque Isaac cree que la sociedad se ha insensibilizado frente a este problema, como con tantos otros: “Estamos muy familiarizados con los desahucios, las hipotecas con cláusulas abusivas… hemos visto muchísimos reportajes y noticias sobre el tema... Por eso creo que nos hemos insensibilizado, como nos está pasando actualmente con el tema de los refugiados, que a base de verlo tanto en las noticias acabamos insensibilizándonos”.
“Por eso creo –asegura Isaac- que el cómic es ideal para contar esta historia, porque tiene un potencial visual enorme. Gracias a los dibujos de Cristina podemos mirar el problema de los desahucios desde un nuevo punto de vista que nos permite empatizar muchísimo más con los personajes. Además, creo que cuanto menos realista es el dibujo es mejor para tener ese otro punto de vista, porque es una nueva forma de mirar un problema al que ya nos habíamos acostumbrado debido a la sobreinformación en prensa y televisión”.
“Y es que pienso –continúa Isaac- que no somos conscientes de hasta dónde ha llegado el problema de los desahucios durante estos últimos años. Yo sólo he sido consciente cuando he asistido a las asambleas de gente como Stop desahucios y he escuchado los casos reales de boca de sus protagonistas”.
“Por eso –asegura el guionista- me interesaba contribuir, de forma modesta, a esta lucha, dejando testimonio de ella, de lo que han sido estos años. Para que cuando pasen unos años y ojalá hayamos dejado atrás lo peor de la crisis, no olvidemos cómo se comportaron los bancos, las administraciones…”.
“Todos sabemos quiénes han sido los culpables de la crisis”
Y es que, según Isaac, todos sabemos quiénes han sido los culpables de esta crisis: “Es indudable que hay una responsabilidad social colectiva en distintos grados, pero todos sabemos quiénes son los responsables de esta crisis, con nombres y apellidos. No ha sido una catástrofe natural como un terremoto, sino que ha habido leyes de parlamentos totalmente injustas y prácticas consentidas por parte de los bancos que no se han podido parar en los juzgados porque tenían la ley de su parte. Por ejemplo, parece que los juzgados tenían que tramitar los desahucios de forma automática, sin pararse a analizar lo que hacían”.
“Ha habido una falta de voluntad para poner freno a estos abusos y habría que señalar a los culpables que los han permitido –continúa el guionista-. Porque se podía haber evitado llegar a esta situación con medidas que habrían evitado miles de desahucios y que aunque ahora se están empezando a aplicar, han llegado muy tarde para miles de desahuciados”.
Isaac destaca, además, que se haya intentado ocultar hasta dónde llega realmente este problema: “Para el libro he intentado investigar las cifras reales de desahucios de los últimos años y ha sido imposible. Hay un enorme baile de cifras entre distintas estadísticas; tampoco queda claro de si se trata de primera o segunda vivienda o si hablamos de pisos que han cambiado de manos. Creo que el problema es que no hay voluntad de que se conozcan los datos reales y lleguemos a ser conscientes de la magnitud del problema”.
“Durante años los partidos políticos han aparentado escuchar las propuestas de estas plataformas y ha habido algunos avances, como la ley de Cataluña que, con la colaboración de varios ayuntamientos, ha parado numerosos desahucios, pero todavía queda mucho por hacer. En general, los políticos no han estado a la altura y lo poco que se ha avanzado ha sido por la presión de los activistas que han logrado mantener sobre la mesa este tema gracias a su lucha” -concluye el guionista-.
Una gran dibujante
La historia de Isaac es realmente interesante, pero no habría sido lo mismo sin el arte de Cristina Bueno (Barcelona, 1983), a la que ya conocíamos de otro cómic de temática social: Las abuelas dan el golpe (Planeta Cómic), en el que, junto a la guionista Raquel Franco nos contaba la historia de unas abuelas que no llegan a final de mes con sus pensiones y deciden atracar un banco.
“Me interesan mucho los cómics de temática social –asegura Cristina-, pero además el guion de Isaac era muy potente, me encantó. Y me parecía un reto, por la profundidad de la historia que contaba y el número de páginas, que superaba con creces cualquier cosa que hubiera hecho antes”.
“Además –comenta la artista- aunque ambas novelas gráficas hablen de la crisis social y de valores, Aquí vivió es muy distinta de Las Abuelas dan el golpe, porque Las abuelas... era más ligera y humorística mientras que Aquí vivió es una historia que sirve para concienciarnos de una realidad y que, además, nos enseña un montón de cosas que no conocemos o no queremos conocer. Por ejemplo, yo he aprendido muchísimo cuando acompañé a Isaac a una asamblea de afectados por los desahucios. Me sorprendió ver cómo gente tan distinta se apoyaba con tanta fuerza. Y he intentado transmitir esos conocimientos y sentimientos a través de mis dibujos”.
La dibujante se ha documentado en profundidad sobre el tema: “He visto varios documentales sobre los desahucios, que son impresionantes; también he buscado imágenes en Internet y las redes sociales sobre cuando la gente paraba esos desahucios… Y el día que fui a una de esas asambleas me impresionó que estaba sucediendo casi de la misma forma a como la había dibujado siguiendo las indicaciones de Isaac. Era como si ya hubieramos estado allí, lo que demuestra el grado de conocimientos de Isaac sobre el tema”.
“También me gustó ese elemento fantástico que Isaac introduce en la historia –asegura Cristina-, que la hace más amena, más asequible para todos los públicos. Y que le da un toque casi paranóico, ya que a veces no sabemos si las cosas están pasando en realidad o sólo están en la imaginación de la protagonista”.
“No quería un estilo oscuro para la historia”
La dureza del tema contrasta con los dibujos de Cristina, no tan caricaturescos como en Las abuelas dan el golpe, pero sí muy luminosos. “Una de las ideas es que el dibujo no fuese oscuro ni que añadiera dramatismo a la historia, sino lo contrario. Queríamos un dibujo que fuese muy ágil y que, sobre todo, consiguiera que te enterases muy bien de la historia, sin necesidad de recrearnos en los momentos más duros”.
“En cuanto al color –continúa la dibujante- es verde y a una sola tinta porque me gustaba y porque se demostró que es lo que mejor funcionaba a nivel de iluminación. Lo curioso es que ese color verde empezó siendo muy similar al de la Plataforma de los afectados por la hipoteca, lo que también era una especie de homenaje hacia ellos. Aunque al final el tono ha sido un poco más azulado de lo que pensé en un principio”.
Cristina confiesa que “ha sido duro dibujar una historia tan larga. Había veces en que lo pasaba muy mal porque tenía unos plazos de entrega muy justos, pero a la vez he disfrutado muchísimo personalmente porque me encanta la historia”.
“El comic social –añade Cristina- es un plus más para mí. Es la temática que más me gusta y más me mueve”.
Si la calidad de los futuros lanzamientos es similar a Aquí vivió, habrá que seguir atentos a esta colección de temática social que nos propone Nube de tinta.