"Un señor ha gritado en árabe y luego he oído una gran explosión"
- Alphonse Lyoura es un empleado de seguridad del aeropuerto de Bruselas
- "He visto gente en el suelo cubierta de sangre que no se movía", relata
- Dos atentados dejan más de una treintena de muertos en la capital europea
- Charles Declerq estaba en el metro: "Cristales en las piernas, humo, gritos"
- Sigue toda la actualidad de los atentados de Bruselas en directo
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Alphonse Lyoura, un empleado de seguridad de los equipajes del aeropuerto internacional de Zaventem, estaba trabajando este martes por la mañana cuando se han producido las explosiones del primero de los dos atentados que han sacudido Bruselas, dejando al menos 34 muertos y más de dos centenares de heridos en este lugar y en la estación de metro de Maelbeek, a 300 metros de la Comisión Europea.
"Un señor gritó en árabe. Gritó algunas palabras y oí una gran explosión", ha relatado a la agencia AFP este trabajador del aeropuerto con las manos aún llenas de sangre. Dos minutos después se produjo la segunda detonación. "Ayudé a seis o siete personas heridas. Sacamos algunos cuerpos que no se movían (...) Fue el pánico general", añade.
Según su testimonio, la gente estaba tirada en el suelo, cubierta de sangre y muchos tenían sus piernas totalmente destrozadas: "Mucha gente ha perdido sus miembros. Un hombre había perdido ambas piernas y había un policía con una pierna mutilada".
Peter también estaba trabajando cuando ha escuchado la primera explosión en el aeropuerto de Bruselas-Zaventem. "Cogí a un niño en brazos y me escondí bajo el mostrador" de su compañía, Swissport. "Había heridos por todas partes, algunos no se movían. Yo quería ayudar pero no pude (...) Me puse a salvo lo más rápido posible", relata.
"La gente se quedó paralizada sin saber dónde ir"
Trabajadores y pasajeros coinciden en describir los momentos de pánico que han seguido al ataque con mucho humo, polvo y sangre por todas partes y el caos de no saber qué había ocurrido y a dónde ir.
"Hubo mucho humo y la gente se quedó paralizada sin saber dónde ir porque no sabes de dónde puede venir el peligro", relata a Efe Gnamien Tchimou, trabajador del aeródromo. "Las ventanas estaban rotas y había mucha sangre. Nos gritaban que huyéramos pero la gente no sabía dónde ir".
La Fiscalía belga cree que las dos explosiones del aeropuerto son obra de dos terroristas suicidas, a los que las cámaras de seguridad han grabado junto a otro hombre que habría huido y que está en busca y captura.
"Todo el mundo huyó para esconderse, fue una estampida"
Los testimonios sitúan sobre las ocho de la mañana el primer estallido en el aeropuerto. "Oímos una gran explosión", relata Anne, que trabaja en el hall de entrada el aeropuerto, donde se ha producido el ataque. Explica que al principio creyeron que el ruido tenía relación con el trabajo, pero luego vio que la gente entraba en pánico: "Estaban llorando, tenían miedo".
Michel Mpoy, de 65 años, se había acercado al aeropuerto para buscar a un amigo que venía desde Kinshasa. "Todo el mundo huyó para esconderse, fue una estampida", cuenta a AFP este hombre que califica la escena de "terrible".
Jean-Pierre Lebeau acababa de llegar al aeropuerto desde Ginebra cuando escuchó la primera bomba. "Sentimos la explosión... El techo caído... el olor a pólvora... sangre en el ascensor".
Un estudiante valenciano de Erasmus en Bruselas, Miguel Doménech, estaban en una cafetería con su novia, que regresaba a España tras haberle visitado, cuando oyeron las dos explosiones que hicieron que el suelo temblara y que saliera "mucho polvo". "Tras la segunda explosión avisé a mi madre de que estaba bien, y nos trasladaron a la pista de aterrizaje y de ahí habilitaron autobuses para llevarnos fuera", ha contado a Efe.
"Los cristales cayeron sobre mis piernas, había humo, gritos"
Apenas una hora y media después del atentado en el aeropuerto de Zaventem, una nueva explosión, esta vez en la estación de metro de Maelbeek, sacudía de nuevo Bruselas en el corazón de la capital europea, a muy pocos metros de las instituciones de la UE.
Charles Declerq, crítico de cine en RCF y sacerdote, viajaba en el vagón de un metro que se cruzó con el tren que estalló instantes antes, según el testimonio que ha recogido la televisión pública belga RTL.
En su perfil de Facebook, Declerq explica que llegando a la estación de Maelbeek escucha "una explosión, caída de vidrio en mis piernas, más luz, humo, gritos". Según su testimonio, a los dos minutos, el conductor les saca por una ventana. En la estación, más oscuridad y humo azul, hasta que una mujer grita: "Hay una salida por aquí".
Evan Lamos, periodista de EurActiv, viajaba en el tren justo detrás del que ha explotado. "Estábamos entre la estación de Art-Loi y Maelbeek cuando hemos sentido una ráfaga de aire y un ruido sordo en la distancia. El metro se ha detenido inmediatamente y las luces se han apagado".
Lamos ha explicado, en declaraciones recogidas por Reuters, que la gente se ha puesto "nerviosa" cuando por el intercomunicador han explicado que había habido una perturbación en la línea. "Creo que mucha gente como yo había leído sobre las explosiones en el aeropuerto". Tras evacuarles del tren han caminado por las vías hasta la estación de Art-Loi.
El español Gillem Costa, becario de la representación española en la Comisión Europea, explica a TVE que él se bajó justo una estación antes de Maelbeek. "Cuando he salido he visto a militares corriendo y he pensado que había pasado algo, tipo atentado".