El principal aliado de Rousseff abandona el Gobierno de Brasil en pleno juicio político a la presidenta
- El Partido del Movimiento Democrático Brasileño se declara "independiente"
- La dirección ordena la dimisión de todos sus cargos, incluidos siete ministros
- Su líder, Michel Temer, sería el encargado de sustituir a Roussef si fuera destituida
- La presidenta pierde uno de sus principales apoyos en la Cámara de Diputados
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha perdido este martes el apoyo de su principal aliado en la coalición gubernamental, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) que encabeza el vicepresidente del Gobierno, Michel Temer, que se ha declarado "independiente" y abandonará sus cargos ministeriales, una decisión que debilita aún más la posición de Rousseff, inmersa en un juicio político por presuntas irregularidades fiscales en 2014 y 2015.
La medida ha sido adoptada por unanimidad por la dirección nacional del PMDB, la mayor fuerza política del país, que ha ordenado además la dimisión de todos sus afiliados que ostenten algún cargo en el Gobierno, entre ellos, siete de los 31 ministros del gabinete de Rousseff.
Sin embargo, esa orden no alcanza al propio Temer, que sería el encargado de sustituir a Rousseff si finalmente es destituida por la Cámara de Diputados como resultado del juicio político abierto contra la presidenta. De hecho, Temer no ha asistido a la reunión celebrada en Brasilia para "no mezclar las funciones institucionales de la Vicepresidencia con las cuestiones partidarias", según ha explicado el propio PMDB.
En cualquier caso, la ruptura del PMDB, el principal respaldo de Dilma Rousseff en la cámara baja, eleva las probabilidades de que dentro de unos meses sea efectivamente destituida como consecuencia de la presunta manipulación de las cuentas del Estado durante dos ejercicios, un proceso que se reanudó recientemente tras estar suspendido mientras se aclaraba el procedimiento. Por el momento, la presidenta ha suspendido su viaje a Estados Unidos, donde tenía previsto participar en la cumbre de seguridad nuclear de Washington.
Una importante fuerza parlamentaria
El PMDB es fundamental en la geometría parlamentaria brasileña, ya que es el segundo grupo parlamentario en la Cámara de Diputados, con 79 escaños, solo por detrás del Partido de los Trabajadores de la propia Rousseff, que cuenta con 88 diputados de un total de 513 (de los que 274 pertenecen a partidos de la coalición de Gobierno y otros 200 se ecnuadran en grupos de oposición).
En el Senado, el PMDB es la primera fuerza, con 17 senadores de un total de 81, de forma que su respaldo parlamentario puede modificar cualquier equilibrio político en el Parlamento de Brasil.
La reunión de la dirección nacional del partido en la que se ha tomado la decisión de abandonar la coalición de Gobierno ha durado apenas diez minutos, en los que se ha votado una única moción que pedía la "inmediata salida del PMDB del Gobierno, con la entrega de los cargos en todas las esferas del poder público federal".
Este lunes, el ministro de Turismo, Henrique Alves, se anticipó un día a la decisión del partido y presentó su renuncia, que ya ha sido aceptada por Rousseff. Sin embargo, quedan en manos de dirigentes del PMDB las carteras de Minas y Energía, Salud, Agricultura, Puertos, Aviación Civil y Ciencia y Tecnología, cuyos titulares deberán renunciar al Gobierno o correr el riesgo de sanciones en el seno del partido, incluida la expulsión.
La dirección del PMDB corea: "Temer presidente"
El vicepresidente del partido, Romero Jucá, ha anunciado el resultado de la votación por "aclamación" y ha declarado: "A partir de hoy, de esta reunión histórica, el PMDB se retira de la base del Gobierno. La decisión está tomada. Viva Brasil".
Los cerca de 150 dirigentes del PMDB presentes en la reunión han comenzado a corear durante unos minutos "Brasil presente, Temer presidente", en un claro apoyo al posible juicio político contra Rousseff.
La ruptura del PMDB agrava la precaria situación de Dilma Rousseff, acorrlada no solo por el juicio político contra ella, sino por las acusaciones de corrupción contra su predecesor en el cargo y mentor político, Luiz Inácio Lula da Silva, vinculado con al menos dos causas en el marco del caso Petrobras y que ha sido nombrado ministro de Presidencia para esquivar a la justicia ordinaria.
La semana pasada, Rousseff denunciaba una "conjura" contra la "estabilidad democrática" del país y recalcaba su intención de mantenerse en el cargo, en alusión a las manifestaciones en su contra y a las peticiones de dimisiójn por parte de la oposición: "Si es necesario movilizar a la sociedad en una campaña por la legalidad", que "quede claro que me sobran energías, disposición y respeto a la democracia para el enfrentamiento necesario a la conjura que amenaza la estabilidad institucional y democrática", aseguró la presidenta de Brasil.