Grecia aprueba la ley para devolver refugiados a Turquía mientras la situación se degrada en los campamentos
- El Parlamento griego ha aprobado la normativa del acuerdo UE-Turquía
- Los campamentos de acogida se han convertido en centros de detención
- Los inmigrantes rechazan la nueva situación y las ONG se niegan a colaborar
- Está previsto que el próximo lunes empiecen las devoluciones a Turquía
Grecia ultima estos días la normativa y la logística para llevar a cabo las primeras devoluciones de refugiados en virtud del acuerdo suscrito entre la Unión Europea y Turquía, aunque la nueva situación está suscitando el rechazo de los inmigrantes y las protestas de las organizaciones humanitarias, que se niegan a colaborar al estar en desacuerdo con las medidas europeas.
Por el momento, el Parlamento de Grecia ha aprobado este viernes la ley que reforma el proceso de demanda de asilo y regula la devolución de migrantes irregulares a los llamados "países seguros", entre ellos la propia Turquía.
La normativa, que traspone a la legislación nacional el acuerdo de la Unión Europea con Turquía que entró en vigor el 20 de marzo, ha salido adelante con los votos favorables de la coalición gubernamental formada por Syriza y Griegos Independientes (ANEL), del Pasok (socialistas) y de Potami (centristas).
Dos semanas para tramitar el asilo
La ley abre la puerta a los primeros traslados a territorio turco, que, según fuentes gubernamentales, empezarán el próximo lunes, al igual que la tramitación de las demandas de asilo.
Entre otras disposiciones, el nuevo texto legislativo limita a 15 días, incluido el periodo de apelación, el plazo máximo para la tramitación de las demandas de asilo de aquellos que lleguen a centros de registro en puertos y aeropuertos, algo que afecta a los más de 5.300 migrantes detenidos en las islas del Egeo oriental. Para aquellos que no demanden asilo o cuya solicitud sea rechazada, el proceso que se iniciará será el de deportación a países como Turquía.
“No podemos decir si Turquía cumple o no cumple el acuerdo. Estamos muy atentos“
"Firmamos el mejor acuerdo posible bajo las condiciones actuales", ha asegurado el ministro griego de Migración, Yanis Muzalas, al defender la ley desde la tribuna. "No podemos decir si Turquía cumple o no cumple el acuerdo. Estamos muy atentos, su credibilidad está a prueba cada día", ha reconocido, en cualquier caso.
Tensión en los campos de refugiados
Sin embargo, la política de devoluciones está generando ya problemas sobre el terreno, puesto que los campos de acogida de Grecia se han convertido de hecho en centros de detención donde los inmigrantes esperan a ser devueltos, contra su voluntad, a Turquía, en caso de que no prospere su petición de asilo.
La tensión ha generado enfrentamientos como los registrados este jueves entre sirios y afganos en el centro de detención de la isla de Quíos, que se saldaron con tres heridos y que han llevado a centenares de refugiados sirios a escapar del campo: unos 500 de los 1.650 refugiados han derribado la valla sin que la policía se lo impidiese y se han marchado andando hacia Quíos.
"Los sirios nos dijeron que no querían seguir en el mismo lugar que los afganos debido a los enfrentamientos", ha explicado una fuente de la Policía local. Los agentes se han limitado a acompañar a los refugiados hasta la ciudad, cuyo alcalde, Manolis Burnús, ha explicado que están en el puerto, donde esperan en el muelle "la llegada del barco para ir al puerto del Pireo", en Atenas.
Malestar entre los ciudadanos
La tensión, que cada día aumenta en los centros de detención de las islas del Egeo oriental y en los campamentos informales del Pireo y de Idomeni, también ha empezado a provocar malestar entre los habitantes de Quíos, hasta ahora solidarios con los refugiados: unos dos centenares se han manifestado ante la comisaría local y han exigido el cierre del centro o, en su defecto, su transformación en un lugar donde exclusivamente se registre a refugiados.
El ayuntamiento de Quíos, por su parte, ha anunciado que pedirá al ministerio de Migración que le sea devuelto el terreno donde se encuentra el centro de detención. "Ofrecimos al ministerio el terreno para utilizarlo solo como centro de registro. Transformarlo en centro de detención constituye una violación del acuerdo", ha denunciado Burnús.
Para hacer frente a esta tensión creciente, la policía decidió el jueves, según los medios griegos, desplazar a 150 agentes adicionales a Quíos, Lesbos y Samos, además de otros 105 a Kilkís, el centro encargado de la seguridad del paso de Idomeni, en la frontera entre Grecia y Macedonia.
La situación en los campamentos empeora
Mientras tanto, en el puerto del Pireo, donde permanecen 5.377 personas, los refugiados rechazan su traslado a centros de acogida. Este viernes, solo 58 personas han aceptado entrar en los autobuses que los trasladarían al centro de acogida de Katsiká, cerca de Ioannina, en el noroeste de Grecia. Otras 210 personas, que fueron trasladadas allí este jueves, rechazaron salir de los autocares.
En este sentido, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha denunciado la degradación creciente de los centros de detención en las islas griegas y ha advertido de que la situación puede descontrolarse si las autoridades de la UE no actúan con prontitud.
"En el centro de Moria, en Lesbos, las condiciones se han deteriorado desde que el 20 de marzo se detiene a las personas que esperan la decisión sobre su deportación. Hay ahora unas 2.300 personas, cuando la capacidad es para 2.000. La gente duerme al raso y la comida es insuficiente", ha explicado su portavoz, Melissa Fleming.
Las organizaciones humanitarias se niegan a colaborar
“La frustración y la ansiedad entre los refugiados es generalizada“
La directora de comunicación de la agencia de la ONU ha recalcado que "la frustración y la ansiedad entre los refugiados es generalizada", con muchas familias separadas a causa de la nueva regulación. "En Samos, en el centro de Vathy, las condiciones de recepción también ha empeorado, la salubridad del lugar es pobre y la distribución de comida es caótica", ha contado Fleming.
Todos estos detalles son recabados por el personal de ACNUR sobre el terreno que, sin embargo, no colabora en las labores de asistencia humanitaria a menos que sea en casos de extrema gravedad porque la entidad se opone a la política europea de retener contra su voluntad a los solicitantes de asilo.
"Es horrible estar allí y no poder ayudar, pero tenemos que ser coherentes, no podemos colaborar con una política que es contraria a nuestros principios", ha subrayado Fleming. Otras ONGs y entidades como Médicos Sin Fronteras (MSF) han abandonado también sus labores en las islas helenas para no colaborar con un sistema que consideran injusto e ilegal.