Desarrollan una célula de combustible capaz de producir electricidad a partir de la orina humana
- Son células microbianas con potencial real para producir bioenergía renovable
- Investigadores del Reino Unido logran superar las limitaciones en el proceso
Un ser humano produce entre 0,8 y dos litros de orina al día. Multiplicando esta cifra por los siete mil millones de habitantes del planeta obtendríamos entre 560.000 millones y 1,4 billones de litros de orina al día, una cantidad de residuos excretados por el hombre que, a ojos de investigadores británicos, constituye una fuente inagotable de energía limpia.
Investigadores del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Bath han desarrollado una nueva célula de combustible microbiana capaz de producir electricidad a partir de la orina humana, según explican en un artículo publicado en la revista Electrochimica Acta, una forma de combustible renovable y que no genera emisiones a la atmósfera.
Hasta ahora, las células de combustible microbianas, cuyos electrodos son capaces de recuperar las cargas positivas y negativas que producen las bacterias al descomponer la orina y convertirlas en electricidad, necesitan utilizar platino en el cátodo, por lo que su coste es muy elevado.
Además, estas células, de reducido tamaño, producen menos energía que otros métodos de producción bioenergéticos y tienen una escasa potencia de salida. Los investigadores británicos han logrado superar estas limitaciones con un cátodo de tela de carbón y alambre de titanio.
Del mismo modo, para acelerar la reacción y crear más potencia, han empleado un catalizador de glucosa y ovoalbúmina, una proteína que se encuentra en la clara de huevo. Al aumentar asimismo la longitud de los electrodos y conectando sus células en grupos de tres unidades han logrado multiplicar por diez la potencia de salida de las células tradicionales.
Estas nuevas células de combustible microbianas tienen un potencial real para producir bioenergía renovable. Y teniendo en cuenta el enorme volumen de orina que produce la humanidad, podrían suponer una auténtica revolución en la forma de producir electricidad mediante el aprovechamiento de los procesos naturales de bacterias. Son eficientes, sostenibles, baratas de mantener y apenas producen residuos.