París hilvana tres siglos de moda
- El museo muestra la evolución de la moda desde 1715 a 2015
- Conviven vestidos de corte historicista, alta costura y prêt-à-porter
- La exposición estará abierta hasta el 14 de agosto de 2016
Tres siglos de moda, tres siglos de belleza y tres siglos de historia. París, capital de la moda, convierte el Museo de Artes Decorativas en una enorme pasarela por la que se pasean vestidos del siglo XVIII, vestidos de Lanvin, sastres de Courréges y diseños icónicos de Balenciaga.
300 piezas forman una exquisita exposición que muestra la evolución del vestir desde 1715 hasta 2015, un extenso periodo que abarca importantes cambios en la moda pero también en la sociedad.
Destacan vestidos realizados a meidados del XVIII, como el famoso, e influyente, Robe à la française de 1740. Después se salta de año, de década, de siglo….
Vemos diseños de gala creados por Jeanne Lanvin en los felices años 20 del siglo XX, sofisticados vestidos de Paul Poiret de los años 30, modernos sastres de pantalón de Courrèges que nos trasladan a los 60 y piezas más modernas, algunas del nuevo siglo.
Gabrielle Chanel dijo en una ocasión: "Me gustaría reunir a todos los diseñadores y preguntarles ¿qué es la moda?". La respuesta esté quizá en esta exposición, comisariada por Pamela Golbin.
Desde el museo dicen que la moda “va más allá de las técnicas, materias y del diseño, porque la moda es también una historia de tiempo y de actitudes, el reflejo de un arte de vivir".
Una de las salas maravilla por la estructura que acoge los vestidos, colocados en una escalinata a modo de friso. Diseños de corte historicista, vestidos de alta costura, prendas emblemáticas del prêt-à-porter y complementos conviven en un espacio único, apabullante.
El visitante puede contemplar, además, dibujos, bocetos, fotografías e incluso archivos de modistos de la talla de Elsa Schiaparelli, Madeleine Vionnet o Cristóbal Balenciaga.
Con esta muestra que reúne tres siglos de moda, el museo celebra sus tres décadas de vida. Todo comenzó en 1984 y nació en la cabeza de un visionario y un apasionado de la moda, Pierre Bergé, entonces presidente de la casa Yves Saint Laurent, que contó desde el principio con el apoyo del ministerio de cultura.