Perú elige presidente dividido por el recuerdo de Fujimori
- Su hija, Keiko Fujimori, es la principal favorita para ganar las elecciones
- Miles de personas han protestado en campaña contra el legado de su padre
- Los sondeos apuntan a que será necesaria una segunda vuelta en junio
- La exclusión de varios candidatos ha incrementado la incertidumbre
Después de 15 años, el recuerdo de Alberto Fujimori planea todavía sobre los peruanos, que este domingo eligen entre una enorme polarización a su próximo presidente en unas elecciones en las que la hija del exmandatario, Keiko Fujimori, es la principal favorita, aunque los sondeos pronostican que será necesaria una segunda vuelta en junio.
La campaña electoral ha derivado en el enfrentamiento entre quienes ensalzan el legado de Alberto Fujimori, que cumple una condena a 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad, y quienes recuerdan las violaciones de los derechos humanos y la corrupción que proliferaron en sus diez años al frente de Perú, desde 1990 hasta su huida en 2000.
Decenas de miles de sus detractores salieron esta semana a las calles de Lima y de otras ciudades peruanas, en unas marchas multitudinarias que pretenden advertir sobre las consecuencias de que Keiko Fujimori alcance la presidencia y, al mismo tiempo, volver a repudiar el autogolpe de Estado que dio su padre el 5 de abril de 1992, cuando disolvió el Parlamento e intervino el Poder Judicial con el apoyo de las fuerzas armadas.
Fujimori anuló la Constitución de 1979 y la reemplazó por otra promulgada en 1993, que sigue vigente en la actualidad. Sin embargo, varios de los candidatos a la presidencia han condenado su mandato y el presidente saliente, Ollanta Humala, aunque no participó en las marchas, recalcó que el día del autogolpe fue "una fecha funesta en la historia del Perú”.
Keiko se desmarca de su padre
En los últimos días, Keiko Fujimori ha redoblado sus esfuerzos para desmarcarse del legado de su padre e incluso ha firmado un documento en el que se "compromete al respeto irrestricto del orden democrático y los derechos humanos".
El texto también recoge que será "drástica en la lucha contra la corrupción" y que respetará "la independencia de los poderes" del Estado y no utilizará "el poder político para beneficiar" a ningún miembro de su familia.
Pese a sus esfuerzos, la posibilidad de que indulte a su padre, si llega a la presidencia del país, ha flotado en el ambiente durante la recta final de la campaña y sus rivales lo han aprovechado.
Así, Alan García, que presidió Perú de 1985 hasta 1990 y en un segundo período entre 2006 y 2011, recordaba en su cuenta de Twitter las consecuencias que tuvo el autogolpe para él mismo –pidió asilo político en Colombia- y para su familia: "5Abril 92. Día funesto para el Perú. Sin democracia, crímenes, corrupción. Mi casa asaltada, mis padres e hijos detenidos".
La gran favorita y el resto de candidatos
García parece lejos, en cualquier caso, de lograr un tercer mandato, puesto que los sondeos apenas le colocan en cuarto lugar, siempre con menos del 6% de los votos, muy por debajo del 35% que ronda Keiko Fujimori, cuya victoria rompería la tendencia latinoamericana de los últimos años a escorarse hacia líderes populistas de izquierda, como ocurrió en el propio Perú con Ollanta Humala, para volver a un populismo de derecha.
Las últimas encuestas, que datan de hace una semana puesto que la normativa electoral prohíbe su publicación en el final de la campaña, colocan en segundo lugar al exministro Pedro Pablo Kuczynski, de centro derecha, que lidera el partido Peruanos por el Kambio (forzando el juego de siglas con su propio nombre) y que oscila entre el 15% y el 16% de los votos.
La gran sorpresa es la izquierdista Verónika Mendoza Frisch, una diputada de 35 años que en enero apenas sacaba el 1% de los votos y que ahora aspira a disputar la segunda vuelta frente a Fujimori: las encuestas le dan en torno al 16%, por lo que amenaza el segundo puesto de Kuczynski.
El cuarto puesto es para el escritor y periodista, Alfredo Barnechea, que en ningún caso supera el 10% de los votos, y mucho más lejos quedan el resto de candidatos, hasta diez, incluidos los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo.
Controversia por los aspirantes excluidos
En cualquier caso, Keiko Fujimori puede encontrarse con otras dificultades al margen del puro escrutinio para alcanzar la presidencia: el Jurado Nacional de Elecciones, máximo órgano electoral, debe resolver un recurso extraordinario presentado por un diputado para solicitar su exclusión por haber entregado, presuntamente, dinero durante la campaña, algo expresamente prohibido por la nueva ley electoral.
Esa nueva normativa ya ha excluido a dos de los principales aspirantes a la presidencia, el economista Julio Guzmán, por deficiencias en la presentación de su candidatura, y el empresario César Acuña, por infracciones similares a las que le imputan a Keiko Fujimori. Otros candidatos se han quedado fuera de la carrera por diversos motivos, pero Guzmán y Acuña representaban en torno a un cuarto de las intenciones de voto, lo que ha generado gran controversia.
Así, las Misiones de Observación Electoral del Centro Carter y de la Confederación Parlamentaria de las Américas (COPA) han manifestado su inquietud al Jurado Nacional de Elecciones, unas críticas que se suman a las del secretario de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, quien ha calificado los comicios en Perú como "una elección semidemocrática" al considerar que el sistema de impugnaciones genera "inseguridad jurídica e incertidumbre".
El presidente Humala ha evitado pronunciarse porque el "Estado peruano responde a instituciones, no a personas", pero las incongruencias del sistema parecen evidentes si se tiene en cuenta que su propio candidato, el ex general Daniel Urresti, no ha podido recabar apoyos para presentarse a unas elecciones clave para el futuro de Perú, que se van a celebrar en un clima de gran incertidumbre.