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Continúa el descenso de alumnos que cursan religión católica

  • Aumenta el número de alumnos de enseñanza católica, pero baja su proporción
  • Más de 3.600.000 alumnos estudian religión, el 63% de los escolarizados
  • Crece la opción por la Religión en el Bachillerato; baja en Infantil y Primaria

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Niños rezan juntos una oración en clase de Religión
Aumenta un 4,1% el número de alumnos que reciben enseñanza católica, pero baja con respecto al total de escolarizados.

Un total de 3.666.816 alumnos escolarizados han elegido la enseñanza católica durante el curso 2015-2016 en España en las etapas de Infnatil, Primaria y Secundaria Obligatoria (ESO). Son 145.446 estudiantes más que el año pasado, lo que supone un incremento del 4,1% respecto al curso 2014-2015; sin embargo, el porcentaje ha disminuido de un 63,5% del año pasado a un 63% del actual curso escolar, si se tiene en cuenta el total de alumnos escolarizados en España, que también ha aumentado durante este curso.

Así lo revelan los datos ofrecidos y elaborados por la Comisión de Enseñanza de la Conferencia Episcopal Española (CEE), con información recabada de 69 diócesis, que consolidan la tendencia a la baja de los últimos años. De este modo, los inscritos en religión eran el 66,7% de los alumnos en el curso 2012-2013, frente al 63% del curso pasado.

"El descenso global respecto al año anterior no es muy significativo", según la CEE, que alude en su nota a las "dificultades" por las que pasa la enseñanza de religión como "la secularización" que vive España y que "introduce una censura de la dimensión religiosa de la persona humana".

La CEE reconoce la tendencia a la baja en estas cifras al mismo tiempo que las achaca a que "en la vida pública, el silencio sobre Dios se ha impuesto como norma indiscutible".

No obstante, en este curso ha subido del 51,9% al 53% el porcentaje de matriculaciones en religión católica en los centros públicos, mientras que ha bajado en los centros de iniciativa social (concertados y privados): del 99% al 97% en los de titulación canónica y del 68,9% al 60% en los de titulación civil.

Estos datos responden al segundo curso de implantación de la Lomce, que obliga a los centros a ofertar la religión católica en todas las etapas menos en el Bachillerato. Es una asignatura voluntaria para los alumnos, que pueden elegirla frente a otra materia sobre Valores.

Crece la opción por la Religión en el Bachillerato

Por etapas educativas, se ha incrementado, al igual que pasó el curso pasado, el número de alumnos de Bachillerato que optan por esta asignatura, pasando del 41,2 % al 49% en el total de los centros, así como el número de alumnos de la ESO (que ha ascendido del 53,9% al 55%).

Pero el porcentaje de estudiantes de Bachillerato que ha escogido la religión católica es diferente según la titularidad del centro, y solo ha subido en los públicos (del 23,7% al 39% este curso).

Por el contrario, ha bajado en los concertados y privados (del 98,1% al 94% en los de titulación canónica y del 52,1% al 41% en los de titulación civil).

En Educación Infantil, sin embargo, el porcentaje ha descendido en el total de los centros (del 67,5% al 64%) como ha ocurrido en Primaria (del 71,2% al 70%).

Los obispos piden una "actitud positiva" hacia la asignatura

Ante esta tendencia a la baja de los últimos años, la Conferencia Episcopal aconseja a los padres y educadores cristianos que adopten una "actitud positiva", o bien reclamando sus derechos a la hora de inscribir a sus hijos en la clase de Religión, o "apoyando con su palabra y testimonio a sus hijos".

Según la CEE, la clase de religión sirve "para saber juzgar y superar, con la luz de la fe, las dificultades que el cristiano se encuentra cuando desea vivir el gozoso testimonio del hecho cristiano".

También recuerda que la enseñanza religiosa escolar forma parte del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones religiosas y es a ellos a quien corresponde esta labor "y no al Estado", tal y como se desprende de la Constitución.

"La eliminación de estas libertades debilita significativamente nuestra democracia y conduce a la imposición de un paradigma antropológico que, en ocasiones, se opone a la recta razón y a la revelación cristiana", señala la institución, que incide en la idea de que "al Estado no le corresponde imponer su visión del mundo y del hombre ni una ética determinada, sino servir al pueblo, formado por diversas sensibilidades, credos y formas de entender la vida".