Cuando los Rolling Stones tocaban versiones
- Una exposición fotográfica en Madrid descubre los inicios de los Rolling Stones
- Terry O'Neill desvela a RTVE.es los secretos de estas fotografías tomadas entre 1963 y 1965
- "Los Rolling Stones eran desaliñados y rebeldes, lo que los diferenció de los Beatles", dice
Inglaterra, 1963. Cinco chicos veinteañeros que se hacen llamar The Rollin' Stones, como la canción "Rollin' Stone" de Muddy Waters, hacen bolos tocando versiones de blues cada domingo en el Crawdaddy Club de Richmond. Un periodista se fija en ellos y se los recomienda a Andrew Loog Oldham, publicista de los Beatles, que los ficha en mayo de 1963 y les cambia el nombre a The Rolling Stones. Entre junio y noviembre, tras fichar por Decca Records, lanzan sus primeros sencillos, una versión de "Come on" de Chuck Berry y otra de "I want to be love", de su ídolo Muddy Watters.
Estados Unidos, 6 de junio de 1965. Se lanza el sencillo "(I can't get no) Satisfaction", grabado en los estudios RCA de Hollywood a mediados de mayo, y la banda británica alcanza el estrellato internacional liderando las listas de ventas de medio mundo, incluidas, por supuesto, las de EE.UU. y Reino Unido.
Entre estas dos fechas, Mick Jagger, Keith Richards, Bill Wyman, Charlie Watts y Brian Jones (1942- 1969) pasaron de ser unos chicos casi adolescentes que fantaseaban con grabar discos e ir de gira a convertirse en un fenómeno global, aunque entonces aún pensaban en qué irían a hacer cuando todo eso pasara y tuvieran que hacer otra cosa para ganarse la vida. Y para retratar esa transición, ahí estaban otros dos jóvenes fotógrafos que también empezaban a ganarse la vida, Terry O'Neill (1938) y Gered Mankowitz (1946), de 25 y 19 años, respectivamente, que fotografiaron a los Rolling Stones entre 1963 y 1965.
Una selección de 25 fotografías de ese trabajo puede verse en Mondo Galería (Madrid) en la exposición Breaking the Stones. A band on the brink of superstardom. 1963-1965, que da título también al libro (240 páginas, 40€) que recoge todas esas instantáneas y que sale a la venta este abril -en España puede adquirirse en esta galería-.
Unos chicos desaliñados
Desde el 14 de abril al 31 de mayo podrá disfrutarse de esta muestra fotográfica en Madrid, organizada junto al propio Terry O'Neill -en la capital para su presentación-, que es un pequeño aperitivo que coincide en el tiempo con el plato fuerte que se sirve en la Saatchi Gallery de Londres, la exposición Exhibitionism: The Rolling Stones, que repasa las más de 50 años sobre el escenario de estos chicos, ahora septuagenarios, que se convirtieron hace décadas en Sus Satánicas Majestades.
"Su mánager, Andrew Loog Oldman, me llamó porque había visto lo que había conseguido con los Beatles: poner sus caras en las portadas de los periódicos británicos más vendidos. Quería que hiecese lo mismo con los Stones, y que los fotografiase y los hiciera parecer guays. El hecho es que eran bastante guays desde el principio", explica O'Neill a RTVE.es sobre el origen de estas sesiones de fotografías, que fueron tomadas entre 1963 y 1964 y supusieron el inicio de una amistad entre fotógrafo y banda que ha durado "una vida".
Esa buena relación que se estableció entre ambas partes, favorecida por que compartían su condición de "jóvenes de clase trabajadora intentando salir adelante que compartían su pasión por la música", ayudó también a que esas fotografías nos muestren a unos Rolling Stones muy cercanos y con una imagen, además, que no se había visto hasta ese momento.
"Mientras que otras bandas como los Beatles iban lustrosos y con traje, los Rolling Stones parecían desaliñados y sucios. Se dieron cuenta de que tenían que tener un aspecto diferente para destacar y yo lo llevé un paso más allá y sugerí que los fotografiáramos como si fueran de bolo en bolo, llevando sus propias maletas y aparentando ser una banda itinerante de juglares", explica este fotógrafo.
A lograr esa imagen cercana contribuía también el tipo de cámara utilizada y su modo de trabajo, pues O'Neill fue uno de los primeros profesionales en salir fuera del estudio y en utilizar una cámara de 35 mm, "pequeña y fácil de usar y que permitía llevarla a cualquier sitio y disparar en cualquier momento, con lo que se captaban imágenes más íntimas y espontáneas". Un ejemplo de ello es su fotografía favorita de los Rolling Stones, la del grupo pasando con sus maletas junto al teatro Donmar Warehouse de Covent Garden.
Rolling Stones versus Beatles
También responsable de imágenes icónicas del comienzo de la carrera de los Beatles, el fotógrafo británico reconoce que tuvo "la suerte de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado" y, mientras que otros profesionales más mayores estaban fotografiando zonas de guerra o a actores de Hollywood en el estudio, él estaba tocando jazz y blues y eso le facilitó el conocimiento y el acceso a las nuevas bandas. "Por eso los periódicos me contrataron para fotografiar a las nuevas bandas y músicos que empezaban. Además, éramos de la misma edad y ellos se sentían cómodos cuando los fotografiaba", confiesa a RTVE.es.
Profundo conocedor de las dos bandas británicas más importantes de la historia de la música, los Stones, con su estilo rompedor respecto a las, hasta entonces, bandas "acicaladas y de traje", marcaban la diferencia. "Los Stones representaban el antiautoritarismo y la rebeldía y eso los distinguía de los Beatles", dice O'Neill, que confiesa ser más de Rolling que de Beatles porque "la mayor parte de su música tiene rhythm&blues en su corazón".
Para O'Neill, los Rolling Stones fueron la "primera banda realmente de rock & roll, más que un grupo pop", y esa cree que es la gran aportación a la música de Mick Jagger y los suyos.
Un futuro inimaginable
No obstante, ninguno de ellos podían intuir nada de esto en los años 1963 y 1964: "Recuerdo una vez que estábamos en el Ad Lib, uno de los clubes de moda del momento, y nos tiramos al suelo riéndonos a carcajadas cuando uno de nosotros sugirió qué pinta podría tener Mick actuando a los 40", recuerda. "Ninguno de nosotros podía imaginar siquiera que eso fuera a durar más de un par de años. Todos compartimos una increíble locura de fama y éxito y la amistad se mantiene a lo largo de los años a través de nuestro amor por la música", añade.
Tras haber fotografiado a los más grandes músicos y actores -"Frank Sinatra fue mi mayor héroe"-, el fotógrafo de las leyendas dice que hay "muy poca" gente de hoy en día a la que le gustaría fotografiar, además de que ahora no sería lo mismo: "Hoy nunca te permitirían fotografiar a un famoso sin su relaciones públicas, su agente, rodeado de maquilladores y estilistas. Y después su agente insistiría en que solo podrías usar ciertas imágenes. En los 60 no ocurría nada parecido, y esa era la magia de aquella época".
Ya retirado de la fotografía, O'Neill comparte con nosotros esos mágicos momentos en esta exposición de la Mondo Galería y en este libro Breaking the Stones. A band on the brink of superstardom. 1963-1965 que ha tardado más de 50 años en ver la luz después de que O'Neill y Mankowitz, que revisan periódicamente sus archivos y descubren imágenes nunca usadas, se dieran cuenta de que tenían abundante material para mostrar al mundo esos primeros años de los Rolling Stones.