Alemania accede a las exigencias de Turquía y procesará a un humorista por criticar a Erdogán
- El delito que se imputaría al humorista implica penas de hasta 5 años de cárcel
- La ley alemana reconoce el delito de injurias a un jefe de gobierno extranjero
La canciller alemana, Angela Merkel, ha dado este viernes luz verde a la petición del presidente de Turquía, Recep Tayipp Erdogan, de abrir proceso contra el humorista Jan Böhmermann, por difundir un poema presuntamente injurioso contra el líder turco.
Böhmermann recitó a finales de marzo un poema en un programa satírico de la televisión pública en que calificaba a Erdogan, entre otras cosas, de "follacabras", en medio de la discusión generada por la protesta oficial de Ankara contra una parodia anterior también en un medio alemán.
Erdogan ha presentado una demanda por injurias contra el presentador alemán, pero la autorización se produce tras la presentación por el Gobierno turco de una nota verbal en Berlín para que se persiga penalmente a Böhmermann por injurias a un jefe de Estado extranjero.
Programa cancelado y apoyo al humorista
El humorista ha cancelado su próximo programa en la segunda cadena de la televisión pública alemana ZDF, y la policía alemana ha confirmado que Böhmermann cuenta con protección policial en su casa de Colonia (oeste de Alemania), decisión tomada tras analizar posibles riesgos para su seguridad.
Su actuación ha suscitado un amplio debate en el país sobre la libertad de expresión y también sobre la capacidad de resistencia del Gobierno de Angela Merkel ante las presiones de Turquía. La canciller alemana no puso en duda las garantías constitucionales sobre la libertad de expresión, vigentes con independencia de los problemas que pueda haber con un país o de las negociaciones que se mantengan con Turquía ante la crisis de los refugiados.
Mientras crecen las presiones sobre el Gobierno alemán, aumentan también los apoyos al cómico, que, con lo que él mismo calificó de "crítica injuriosa", intentó mostrar en su programa las diferencias entre la parodia y las injurias.
El semanario "Die Zeit" publicó el jueves una carta abierta, firmada por varios artistas alemanes y diversas personalidades, entre ellas el exministro de Finanzas griego Yanis Varufakis, en la que rechazan un posible juicio contra Böhmermann. "La discusión sobre los límites de la libertad del arte y de la libertad de expresión debe darse en las páginas culturales de los periódicos y no en los tribunales", afirma la misiva.
Cinco años de cárcel
Buena parte del problema gira en torno al artículo 103 del Código Penal, que muchos juristas consideran una reliquia del siglo XIX y que tipifica como delito las injurias a los representantes de un Estado extranjero y contempla penas de hasta cinco años de cárcel.
El tema es delicado para Alemania y para la Unión Europea (UE) por la importancia que tiene el acuerdo con Turquía en el manejo de la crisis de los refugiados. De hecho, el Ministerio de Exteriores turco había llamado al embajador alemán en Ankara para protestar por la emisión de un vídeo satírico sobre Erdogan en el canal público regional NDR, en el que se criticaban los recortes de libertades en Turquía.
En su poema, Böhmermann acusó a Erdogan de practicar la zoofilia, golpear a menores o maltratar a discapacitados; "Esto no está permitido en Alemania", indicó el humorista.
Tensiones diplomáticas y libertad de expresión
Erdogan ha presentado, a través de un abogado, otra denuncia como ciudadano particular por injurias en su contra como persona privada, lo que podría llevar a un proceso, aunque con penas menores que las contempladas por injurias a un jefe de Estado.
La Fiscalía de Maguncia, ciudad en la que tiene su sede la cadena ZDF, ha recibido también más de un centenar de denuncias.
Las exigencias turcas colocan al Gobierno alemán en una posición delicada, ya que no es la primera vez que Ankara protesta airadamente por una burla contra su presidente: en marzo, el Ejecutivo turco exigió la retirada de internet de un vídeo de la cadena regional NDR que satirizaba el tratamiento que daba Erdogan a los periodistas, después de la detención de dos editores del diario Cumhuriyet.