Los investigadores denuncian falta de datos para detener la sexta extinción masiva
- Piden una mejor coordinación de la información global para combatir el cambio
- La deforestación pone en riesgo de extinción a 500 especies de todo el mundo
- Algunas, las más pequeñas, pueden ser las más significativas
La tasa de extinción de especies se ha multiplicado más que por 100 en los últimos cinco siglos y el ritmo se ha acelerado tanto en las últimas décadas a causa de la acción del hombre, que los científicos temen que se de una sexta extinción masiva. Por ello, en un estudio publicado en la revista Science, piden que mejoren las carencias de la información global que se dispone sobre las especies y sobre el efecto del cambio climático.
A lo largo de la Historia ha habido cinco extinciones masivas, en las cuales, respectivamente, desapareció un 50% de las especies en un periodo comprendido entre uno y tres millones y medio de años. Lo normal, sin embargo, es que se extingan entre dos y cinco familias biológicas de invertebrados marinos y vertebrados cada millón de años.
Mientras unos 170 países firman este viernes el Acuerdo de París por 'El día de la Tierra', para evitar una nueva extinción masiva de la vida animal y vegetal del mundo, se deben entender las amenazas a la biodiversidad, dónde se producen y cómo de rápido se está produciendo el cambio, pero para ello hacen falta datos fiables y accesibles. El estudio publicado en Science revela que en gran parte esos datos faltan, con carencias de información clave sobre importantes amenazas para la diversidad biológica, como las especies invasoras, la explotación forestal, la caza de animales silvestres y el comercio ilegal de vida silvestre.
Durante los últimos dos años, un consorcio de 18 organizaciones, entre ellas el PNUMA-WCMC, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el Instituto Hoffmann Luc, un centro de investigación de WWF Internacional, y BirdLife International, ha recopilado datos globales disponibles sobre amenazas a la biodiversidad. "Esto es fundamental si hemos de entender por qué algunas poblaciones de, por ejemplo, tigres o elefantes están aguantando mejor que otras", dice el director del Instituto de Hoffmann Luc, Jon Hutton.
Estos expertos revisaron cerca de 300 conjuntos de datos y los clasificaron en cinco características necesarias para las evaluaciones de conservación. Los conjuntos de datos deben ser de libre acceso, hasta la fecha, constantes, con una resolución espacial adecuada y validada para la exactitud. Sólo el 5% de los conjuntos de datos satisface todas estas cuestiones.
Accesibilidad restringida a los datos
En algunos casos, los datos necesarios para la política de conservación efectiva ya existen, pero no son accesibles debido a los costes asociados, las consideraciones comerciales o temas de propiedad intelectual. "Los acuerdos entre organizaciones de conservación y empresas privadas pueden ayudar a resolverlo", propone Brian O'Connor, del Programa de Ciencias de UNEP-WCMC.
Los gobiernos son otra fuente valiosa de información futura. "Iniciativas de apertura de gobierno, como las de Reino Unido y Estados Unidos han proporcionado más de 200.000 conjuntos de datos de libre acceso, incluyendo varios que son relevantes para la conservación del medio ambiente", aplaude Piero Visconti, científico de UNEP-WCMC. "Alentamos a más iniciativas de este tipo", reclama.
Este trabajo ya ha comenzado a tener un impacto en la conservación. "Estamos trabajando con TRAFFIC y el PNUMA para analizar el comercio legal e ilegal de la vida silvestre con el fin de hacer frente a una de las lagunas de conocimiento fundamentales que hemos identificado en este estudio", concluye Neil Burgess, jefe de Ciencia en el PNUMA-WCMC.
Los autores del estudio destacan que para cubrir estos vacíos de datos no hay que empezar de cero. Varios conjuntos de datos existentes, como los relacionados con las especies invasoras en las islas de todo el mundo, se pueden ampliar si los recursos son adecuados.
500 especies amenazadas por la deforestación
La deforestación registrada en lo que va de siglo ha tenido efectos sobre la biodiversidad, según denuncia un estudio científico, en el que ha colaborado BirdLife International, y que apunta que esta situación ya ha acercado a, al menos, 500 especies de mamíferos, aves y anfibios a la extinción.
En este trabajo, publicado en Conservation Biology, se han analizado los cambios ocurridos entre 2002 y 2012 en una masa forestal que sirve de hogar a más de 11.000 especies. Para ello, se han empleado cientos de mapas de alta resolución y libre acceso de la plataforma Google Earth, captados vía satélite.
Según explican los investigadores, el propósito de esta investigación era aportar datos sobre el terreno que complementasen el marco de trabajo que ofrece la Lista Roja de Especies Amenazadas que elabora la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN, en sus siglas en inglés). En su última revisión, se analizó el estado de 63.837 especies, de las cuales 19.817 se encuentran amenazadas. Casi 4.000 se hallan en peligro crítico y otras 5.766 en peligro, el nivel inmediatamente inferior en cuanto a riesgo de extinción.
"Los resultados son realmente sorprendentes. Los porcentajes totales de especies en situación preocupante aumenta un 15% en el caso de las aves, un 25% en el caso de los mamíferos y un 33%", ha explicado el director científico de BirdLife International, Stuart Butchart.
En total, y según los datos de la investigación, la deforestación de los últimos años habría afectado a entre 198 y 490 especies de anfibios, entre 215 y 253 aves y entre 51 y 131 mamíferos.
Los científicos han señalado que, entre las especies más afectadas está la cotorra colilarga (Psittacula longicauda) o el Atelopus flavescens, un sapo endémico de la Guayana Francesa. Los autores estiman que su estado de conservación debería pasar de vulnerable a en peligro. Por su parte, la ardilla voladora de Hagen (Petinomys hageni) ha perdido más del 70 por ciento de los bosques donde habitaba, distribuidos entre Sumatra e Indonesia.
Del mismo modo, los autores aseguran que los puntos más afectados por la deforestación en estos primeros años del nuevo siglo se ubican en América Central, la cara norte de los Andes, Madagascar, los bosques del arco oriental de Africa --en las montañas de Kenia y Tanzania-- y las islas del Sudeste Asiático.
En febrero, la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), puso de manifiesto que la acción humana está afectando gravemente a las especies polinizadoras, como las abejas, mariposas, moscas, polillas, escarabajos, pájaros, murciélagos y otros animales, lo cual puede tener un efecto directo y grave en la salud humana y su forma de vida.