'Arte y poder en la posguerra española': el arte por y pese al franquismo
- El Reina Sofía analiza en profundidad el arte español de los 40 con casi mil piezas
- Desde el arte propagandístico al arte del exilio, examina sus distintos enfoques
- Picasso, Dalí o Tàpies, podrán verse hasta el 26 de septiembre
Demostrar que el periodo de posguerra española y primera parte del franquismo no fue el páramo que se cree desde el punto de vista artístico es el objetivo de Campo cerrado. Arte y poder en la posguerra española. 1939-1953, una de las grandes exposiciones del año en el Museo Reina Sofía fruto de un exhaustivo trabajo de investigación realizado durante los últimos tres años.
La muestra, que podrá verse desde este martes 26 de abril hasta el 26 de septiembre, reúne cerca de mil piezas que muestran el arte español de los 40 desde múltiples perspectivas: desde el enfoque propagandístico del régimen, que pretendía emular al nazismo alemán y el fascismo italiano, hasta el arte en el exilio, con Picasso como timón de referencia internacional, pasando por las pequeñas muestras de resistencia interna.
Esta profunda revisión de las artes plásticas y la arquitectura de la posguerra, no realizada en profundidad hasta la fecha, permite concluir que, pese a ser un periodo "marcado por el miedo y el silencio, ni siquiera las dificultades ideológicas o materiales lo redujeron a un desierto, ni tampoco consiguieron aislarlo del exterior ni del pasado", según la comisaria de la muestra, María Dolores Jiménez Blanco.
La exposición, con piezas de más de 200 autores y cuyo título invoca el espíritu crítico de la obra de Max Aub Campo cerrado (1943), saca a la luz abundante material inédito y otras obras rescatadas del olvido. Así, pueden verse trabajos -pinturas, esculturas, fotografías, dibujos, revistas, filmaciones...- de artistas como Tàpies, Picasso, Miró, Dalí -se expone su Retrato del embajador Juan Francisco Cárdenas, que estuvo en paradero desconocido casi tres décadas después de haber sido expuesto hasta el agotamiento en los 40-, Francisco Nieva, Maruja Mallo, Santos Yubero, Eduardo Chicarro o Mathías Goeritz.
Del exilio al postismo
La exposición se divide en nueve grandes secciones que agrupan las obras por bloques temáticos. La primera sección, 'Una nueva era', arranca en 1939 con el fin de la guerra civil y muestra, por un lado, la construcción de una imagen totalitaria de España, a imitación de Italia y Alemania, con retratos, por ejemplo de Pancho Cossío, que heroizan a las figuras de la Falange, o las revistas Vértice y Recosntrucción; frente a las imágenes dramáticas de la huida de exiliados inmortalizada en las fotografías de Robert Capa o los lienzos de Esteban Francés.
En 'Retornos y Academias' se busca la reflexión sobre la "particular vuelta al orden" del primer franquismo cultural, que fomentaba una imagen de nación que pretende recuperar el pulso en lo artístico y sentar las bases para la reconstrucción o reeducación del arte español. En este ámbito, el régimen buscaba proyectar su imagen propagandística a través de foros internacionales, mientras que en casa se fomentaban las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes o la creación de la Academia Breve de Crítica de Arte, dirigida por EugenioD'Ors, que reunió en sus 'Salones de los Once' a artistas como Solana, Tàpies o Salvador Dalí, cuyo Retrato del Embajador Cárdenas se expuso en el Salón de 1949.
Un total de cuatro salas ocupan el núcleo de la exposición, bajo el título 'Campo y ciudad', que contrapone la construcción de un ideal rural frente a un entorno urbano deteriorado. Obras de Josep Guinovart, José Guerrero, Joan Brotat, Godofredo Ortega Muñoz, con La jaula, Benjamín Palencia, Álvaro Delgado o Díaz Caneja, con la pintura Iban a comunicar, se exhiben junto a números de La Codorniz, revista humorística que fue quizás el mayor neutralizador de la melancolía. El cine también está presente con fragmentos de Boda en Castilla, de Manuel García Viñolas, y El último Caballo, de Edgar Neville.
Otra de las salas, 'La irrupción de lo irracional. El postismo', estudia este movimiento que trató de recuperar el espíritu de las vanguardias, con piezas de Francisco Nieva, Carlos Edmundo de Ory, Gregorio Prieto, Fabio Barraclough y Nanda Papiri. También se destaca el papel de mujeres artistas como Maruja Mallo, Remedios Varo, Manuela Ballester, Julia Minguillón, Dehly Tejero.
'Exilios' es uno de los apartados más relevantes de la exposición y en él se estudia una de las consecuencias más transcendentes de la guerra y de la posguerra: la expatriación de una parte de la cultura española y el exilio interior de otra. Con Picasso como referente fundamental del exilio republicano, la exposición revisa el posicionamiento personal del artista malagueño con Mujer sentada en sillón gris, y Miró con sala reservada para sus litografías de la serie Barcelona, también pueden verse obras de Jospe Renau, Alberto Sánchez, Hermenegildo Lanz, Manuel Ángeles Ortiz, Remedios Varo, Eugenio Granell, Luis Seoane, Francisco Bores, Julio González, Baltasar Lobo y Maruja Mallo.
La esceneografía teatral, la arquitectura como emblema de la imagen de la modernización del país y la Escuela de Altamira son otras de las secciones de una exposición que termina examinando la apropiación oficial de lo moderno, en un intento del régimen de mejorar su imagen fuera de España en el marco de la Guerra Fría a principios de los cincuenta con, por ejemplo, la inauguración de la I Bienal Hispanoamericana de Arte.