La novia se enfrenta a la eterna batalla entre tradición y modernidad
- El estilo clásico marca tendencia y solo se innova en los complementos
- Naeem Kham es la firma internacional invitada a esta pasarela nupcial
- España es un referente mundial en este sector por su calidad y creatividad
Pocas novedades vemos en el desfile de Rosa Clará. Y poco riesgo. La diseñadora, para 2017, mantiene a raya su estilo pero, sobre todo, sus vestidos. Su pasarela es una sutil reinterpretación de la colección anterior y de la que tiene ahora a la venta y las novedades se advierten sobre todo en los complementos.
Los patrones se dividen en dos: los que se dibujan con trazo arquitectónico y tienen a la verticalidad, y lo que se ayudan del volumen para crear siluetas ‘princesa’. En esta colección abundan las faldas generosas, las que llegan al suelo y las que rozan los tobillos.
De nuevo las espaldas son el foco de atención, interesante ya que por lo general durante la ceremonia es lo único que ven los invitados, y Clará insiste en los diseños que mejor le funcionaron en la colección de 2016. Está claro, conoce muy bien los gustos de su clienta.
La intensidad de las texturas es más relajada, sin plisados ni bordados barrcos (menos vintage), pero no faltan los encajes, a la francesa, ni el chantilly, que se deja ‘customiza’con pinceladas de frío metal. El uso del cloqué, con efecto tridimensional, es la novedad de la bandera de tejidos en la que no faltan las muselinas de seda, envolventes, que Clará decora con hilos de plata y lágrimas de cristal.
El desfile inaugura la Barcelona Bridal Week que durante cuatro días mostrará las tendencias en moda nupcial y las novedades en este importante negocio para la moda española que en 2015 facturó 1 300 millones de euros.
La moda nupcial representa el 13 % de la facturación total del sector textil español. España es, además, el segundo exportador, tras China – que solo nos supera en volumen-, aunque las firmas españolas están mucho mejor valoradas, sobre todo por su calidad y creatividad.
Diseñdores y firmas de novia se enfrentan a nuevos retos, presentes y futuros. Las redes sociales son un gran escaparate y muchos diseñadores quieren seducir a las generaciones que viven conectadas al teléfono móvil.
Ahora las novias han visto todo, y de todo, antes de ir a la tienda y es ahí, en ese espacio, donde se tiene que apostar fuerte, reforzar el servicio y enganchar a la clienta para que salga feliz tras una exitosa experiencia de compra.
Resulta curioso ver como las firmas veteranas, de estilo clásico, intentan rejuvenecer y modernizarse para ser atractivas a esa generación llamada 'millennial' (los nacidos entre 1980 y 2000) a través de acciones con blogueros, instagramers e influencers.
Pero quizá no sea ese el paso adecuado. “Creo no solo hay que cambiar la estrategia comercial, es más importante cambiar el producto, y algunas firmas llevan años haciendo lo mismo”, cuenta Paloma G. Quirós que se casa en septiembre.
También hay que destacar el furor por las bodas espectáculo, que cambian el tradicional vals por coreografías elaboradísimas y exigen un tipo de vestido especial. Y las novias que se casan por segunda, tercera y cuarta vez, como nos contaba Hannibal Laguna.
Es entonces donde entran en juego otros elementos, como el color o los complementos como los bolsos mini o los tocados que sustituyen a los tradicionales velos. Tradición, palabra cuyo significado va cambiando según pasa el tiempo. Nuevos tiempos, nuevas tradiciones. ¿Pero hay nuevos vestidos de novia?