Trump reina imbatible sobre un partido dividido
- El magnate no parece tener rivales para la nominación
- Cruz juega una última carta en los estados de Indiana y Nebraska
- Hillary Clinton intenta sumar a los partidarios de Sanders
"Esto se ha acabado", dijo Donald Trump este martes, tras su apabullante victoria en los cinco estados del noreste (Connecticut, Delaware, Maryland, Pensilvania y Rhode Island) que celebraban primarias.
Su victoria y la de Hillary Clinton (en todos los estados menos uno, Rhode Island, donde se ha impuesto Bernie Sanders) sólo confirma lo que ya se sabía: que ambos son los nominados naturales de sus partidos.
Trump, imbatible
El triunfo de Trump es incontestable y muchos en el aparato republicano empiezan a aceptarlo como algo inevitable. "Una parte creciente de la dirección ahora parece determinado a abrazar Trump", asegura el editorial del New York Times. Pero aún hay quienes, según The Washington Post, esperan que Ted Cruz pueda recuperar el suficiente oxígeno en los siguientes estados (Indiana y Nebraska), donde esperan que funcione el pacto de no agresión entre él y John Kasich.
De esa manera, se podría llegar a una convención republicana en Cleveland, en julio, con al menos una mínima alternativa a Trump, que permita maniobrar a sus dirigentes y, tal vez, captar el voto de delegados "desertores".
Para la web Politico, el problema de Trump ya no es la nominación, sino sus escasas posibilidades en unas presidenciales. "Dos tercios de los votantes americanos desaprueban a Trump, y un porcentaje significativo han dicho que nunca, jamás le votarían, ni aunque fuera el último hombre sobre la tierra (...) Y no hay suficientes votantes enfadados y blancos de clase media para contrarrestar el tsunami de oposición de minorías y mujeres que seguramente tendrá que afrontar".
Un partido dividido; un partido unido
Más difícil será afrontar las presidenciales con una organización dividida, tal y como parece que ocurre en el partido del elefante.
Según encuestas a pie de urna de NBC News, un buen número de votantes republicanos encuentran intragable a su más que posible candidato.
En Pensilvania, por ejemplo, donde Trump ha obtenido una victoria por 30 puntos de ventaja, "cuatro de cada 10 votantes republicanos se manifiestan asustados o preocupados ante la idea de que sea presidente, y una sólida mayoría asegura que la larga campaña ha hecho más para dividir al partido que para unirlo", explica la NBC.
En cambio, el reto de Sanders al aparato demócrata ha tenido la virtud de "revitalizar" al partido, según las mismas encuestas. El propio Sanders, en un comunicado de campaña tras su derrota, ha asegurado que continuará hasta la convención demócrata en Filadelfia para luchar por que el programa electoral incorpore algunas de sus propuestas más progresistas, como el aumento del salario mínimo.
Clinton espera captar este voto de Sanders, principalmente joven e independiente, en noviembre. La ex secretaria se esfuerza en este sentido repitiendo mensajes como "es más lo que nos une que lo que nos separa" o "vamos a unir al partido". Pero, como le advierten numerosos analistas en los medios estadounidenses, no está garantizado que lo consiga.