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La Fiscalía afirma que la tragedia del Madrid Arena no fue un "mero accidente", sino "una imprudencia"

  • Afirma que "han quedado acreditadas las conductas descuidadas" de los acusados
  • Destaca en especial la responsabilidad del promotor Miguel Ángel Flores
  • La fiscal considera que los doctores Viñals incurrieron en una "mala praxis médica"

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El promotor de la fiesta del Madrid Arena, Miguel Ángel Flores (i), en la Audiencia Provincial
Imagen de archivo del promotor de la fiesta del Madrid Arena, Miguel Ángel Flores (i), en la Audiencia Provincial.

La Fiscalía ha asegurado este martes en el juicio del Madrid Arena que la avalancha que costó la vida a cinco jóvenes "no fue un mero accidente, ni una fatalidad sino que fue una imprudencia" debido a las "conductas descuidadas y negligentes" de los acusados, que crearon un peligro para la vida de los asistentes.

"Han quedado acreditadas las conductas descuidadas y negligentes" de los trece acusados, ha manifestado la fiscal Ana Muñoz en la primera jornada de los informes finales, tras recordar que el Ministerio Público no acusa al exjefe de la Policía Municipal Emilio Monteagudo ni al técnico de operaciones de la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos (Madridec), José Ruiz Ayuso.

En su opinión, los acusados "crearon un peligro para la vida de los asistentes y no neutralizaron el riesgo" que finalmente causó la muerte de las cinco jóvenes, cuando ellas acudieron a la fiesta de Halloween "con la confianza de que su seguridad estaba garantizada".

"Los acusados debieron advertir de la presencia de un peligro, porque entendemos que las muertes y lesiones eran evitables", ha destacado la representante del Ministerio Público. "No fue un mero accidente, ni una fatalidad sino que fue una imprudencia", ha añadido.

La responsabilidad de Miguel Ángel Flores

De entre los procesados, ha destacado la responsabilidad en la tragedia del promotor Miguel Ángel Flores como "causante del sobreaforo que lleva a una masificación que se hace insoportable para los asistentes" al vender más entradas de las permitidas "antes siquiera de tener firmado el contrato" con Madridec.

Pese a reconocer que "no se puede saber con exactitud" cual fue el número de asistentes, la fiscal ha considerado como "dato crucial" que Flores vendió un mínimo de 16.661 entradas y no 22.800, como recogía en su escrito de acusación provisional, para un evento que tenía un aforo máximo de 10.620 personas.

No obstante, a esta cifra "habría que añadir las entradas que no fueron halladas pero sí certificadas" más las 584 invitaciones, por lo que el número final de asistentes habría sido mucho mayor.

Del mismo modo, ha negado que las urnas que contenían las entradas y que fueron depositadas en el pabellón de cristal fueran manipuladas, tal y como sostuvo Flores en su declaración.

Por todo ello, ha subrayado que "queda claro su intención de llenar el pabellón más allá de lo permitido por Madridec" y de "sobrepasar claramente" el aforo del pabellón para, sobre todo, "masificar" la pista central.

Esto último lo hizo con la intención de poder realizar el "número de la barca" del dj Steve Aoki, al afirmar que había un "claro interés" para masificar la pista, de forma que el dj pudiera tirar sobre el público una barca para subirse a ella.

Insuficiente control de acceso

En cuanto al resto de los procesados, ha subrayado su responsabilidades por el cierre de vomitorios, por la apertura de puertas indebida, por la ausencia de vigilantes en el cuarto de cámaras así por su incumplimiento en el deber de vigilancia y coordinación.

De hecho, ha aseverado que "el control de acceso al recinto no fue en absoluto riguroso", sino que "fue precario e insuficiente", una responsabilidad que ha atribuido a las empresas de Seguriber y Kontrol 34, contratadas por Madridec y Diviertt, respectivamente.

Asimismo, ha señalado al número 2 de Diviertt, Santiago Rojo, y al coordinador de proyectos del departamento de operaciones de Madridec, Francisco del Amo, como los responsables de dar la orden de abrir el portón por el que se colaron cientos de jóvenes, y al número 3 de Diviertt, Miguel Ángel Morcillo, de la apertura del muelle Mónico.

Ambas acciones contaron con el beneplácito de los jefes de Seguriber Juan José París Nalda y Raúl Monterde. "Es indudable que la apertura de ambas puertas contribuyó a la masificación de la pista", ha aseverado la fiscal, que ha manifestado que en ese momento habría que "haber paralizado el evento".

Igualmente, ha recordado que no se distribuyó a los asistentes por plantas tal y como figuraba en el contrato del evento. Sobre esta cuestión, ha responsabilizado a los controladores de Kontrol 34 y en particular, a sus jefes, Carlos Manzanares y Emilio Belliard

Precisamente, a estos dos últimos ha culpado del cierre de vomitorios que "indudablemente" tuvieron "una relevancia crucial" en la masificación de la pista que provocó que los asistentes empezaran a agobiarse y tuvieran que abandonar la pista.

Los doctores incurrieron en "una mala praxis médica"

En cuanto a los doctores Simón Viñals y su hijo Carlos, responsables de la enfermería que se instaló en el recinto municipal, la fiscal considera que incurrieron en "una mala praxis médica" durante la atención a dos de las víctimas mortales, dado que diagnosticaron que estaban muertas cuando estaban en parada cardiorrespiratoria.

En la exposición de su informe de calificaciones, la representante de la Fiscalía de Madrid ha cargado contra la actuación médica de Simón Viñals, quien por su edad no estaba capacitado para dirigir el botiquín médico de la fiesta.

Además, ha criticado que el equipo médico estuviera formado por cuatro personas, entre ellas un ATS de 81 años, poniendo en duda las afirmaciones de Viñals cuando afirmó que se les informó que en el evento habría entre 4.000 y 6.000 personas. Al respecto, ha reseñado que este extremo no aparece en los correos que Viñals intercambio con la secretaria de Miguel Angel Flores.

Así, ha reseñado que su actuación fue "descuidada" y "negligente", indicando que la obligación del personal sanitario debe ser poner los medios necesarios y proporcionar a los pacientes todos los cuidados. "El tratamiento fue pobre e insuficiente al estar en parada. Ambos incurrieron en una mala praxis médica. Simón Viñals dada su edad sobrepasaba su capacidad", ha dicho.