El primer ministro turco se retira tras perder su pulso con Erdogan
- Davutoglu abandona el liderazgo del partido y el cargo de primer ministro
- Los analistas dan por hecho que Erdogan eligirá a un hombre más leal
- Supone el triunfo de los partidarios de una república presidencialista
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, ha anunciado que dejará liderazgo del partido gubernamental, el islamista AKP, en un congreso extraordinario el próximo 22 de mayo, una decisión que supondrá su salida del Gobierno turco. Los analistas dan por hecho que su dimisión se debe a desavenencias con el presidente del país y fundador del AKP, Recep Tayyip Erdogan, quien busca nombrar a un hombre más de su confianza.
¿Porqué tomé la decisión de no presentarme en este Congreso? Nunca pedí un cargo. Si no hay consenso, no seré candidato", ha dicho Davutoglu en rueda de prensa en Ankara. Y ha dejado claro que su reemplazo como líder del partido significará también su dimisión del cargo de primer ministro, puestos tradicionalmente vinculados en la política turca.
"Quiero decir algo a los ciudadanos que nos votaron el 1 de noviembre (pasado). Nos hemos esforzado por proteger vuestros derechos. Que mi turno en el cargo no haya llegado a los cuatro años (correspondientes a una legislatura) no ha sido elección mía, es el resultado de un imperativo", ha dicho el todavía jefe de Gobierno.
Lucha interna de poder
En su discurso Davutoglu ha reconocido indirectamente que su dimisión y la preparación de un congreso extraordinario del partido se debe a que ha perdido la confianza de su formación, aunque, ha asegurado, no tiene nada que reprocharse.
"Quiero estar seguro de que los camaradas están conmigo. En la última reunión de la cúpula del partido (el viernes pasado) vi que no es el caso. El AKP debe quedar unido. Por eso tomé la decisión de no presentarme como candidato en el congreso", ha explicado.
En aquella reunión, la cúpula decidió retirar a Davutoglu el poder de nombrar a cargos locales del partido, considerado una señal obvia de la lucha interna de poder, después de que el primer ministro hiciera una serie de nombramientos que no habían gustado a Erdogan. Pero Davutoglu h asegurado que en ningún caso piensa enfrentarse a su antiguo mentor y ahora antagonista, y que hará todo lo posible para mantener el partido unido.
"El destino del AKP es el destino de nuestro país y región. Estaré en contra de quien intente dañarlo. Nadie ha oído nunca de mi boca una mala palabra contra el presidente, ni la oirá nunca", ha dicho el saliente jefe de Gobierno en un discurso que significa su despedida como dirigente de Turquía.
Turquía, un socio clave de Europa
Los medios turcos especulan con que Erdogan, que tuvo que dejar el partido al convertirse en presidente en 2014, intenta ampliar su control sobre la formación, al tiempo que prepara una reforma constitucional para transformar a la república parlamentaria en una presidencial.
La crisis de gobierno se produce en un momento clave en las relaciones entre Turquía y la Unión Europea. Ankara se ha convertido en un socio esencial para gestionar la crisis de refugiados y cooperar en la lucha contra el Estado Islámico. La UE ha suscrito un acuerdo con el país vecino por el que Turquía asume los migrantes retornados desde Grecia a cambio de la exención de visados a sus ciudadanos y 6.000 millones de euros.
¿Y ahora qué?
Un asesor del presidente, Cemil Ertem, ha asegurado en la cadena NTV que, si bien puede haber cambios en la cúpula del Gobierno, en ningún caso habrá elecciones anticipadas y el AKP permanecerá en el poder hasta el final de la legislatura en 2019.
No habrá "cambios en la política económica del Gobierno" y "los mercados van a reaccionar positivamente al congreso (previsto del partido)", ha vaticinado el asesor, en un intento de calmar a los mercados después de que la Bolsa de Estambul acumulara una pérdida del 9% desde el pasado viernes.
Sin embargo, otros no piensan igual. Mehmet Ali Kulat, jefe de la empresa de sondeos Mak Danismanlik, cercana a Erdogan, prevé nuevos comicios en octubre o noviembre. "A partir de ahora, el único programa en la agenda es un sistema presidencialista y unas elecciones anticipadas" para legitimar ese plan, ha señalado.
No es la primera vez que las crisis internas del AKP, el partido islamista que gobierna Turquía desde 2002, y las ambiciones del líder turco sumen al país en la inestabilidad. El actual presidente boicoteó cualquier acuerdo con la oposición para formar un Gobierno de coalición tras las elecciones del pasado junio, en las que el partido islamista perdió su mayoría absoluta por primera vez desde que llegó al poder en 2002. Entonces, la jugada salió bien para Erdogan, que logró que su formación recuperara el control del hemiciclo en unos nuevos comicios, pero el país pagó el coste: la lira se hundió y aumentó la polarización política y social.