Rousseff recurre ante el Tribunal Supremo en un último intento de frenar el proceso para destituirla
- La Abogacía General del Estado de Brasil ha presentado el recurso este martes
- El pleno del Senado vota el miércoles si le abre un juicio político a la presidenta
- Eso significaría su inmediata suspensión y sus sustitución por el vicepresidente
- Rousseff: "Estoy cansada de los desleales y los traidores, pero no de luchar"
Los abogados del Gobierno brasileño han recurrido este martes ante el Tribunal Supremo el proceso parlamentario contra la presidenta, Dilma Rousseff, en un último intento para frenar su posible destitución, apenas un día antes de que el Senado vote si le abre un juicio político, lo que la apartaría inmediatamente del cargo.
Así, el responsable de los servicio jurídicos del Ejecutivo, Eduardo Cardozo, ha solicitado al Supremo "la anulación del proceso de impeachment (destitución)", según ha anunciado la Abogacía General del Estado en un comunicado. Fuentes jurídicas citadas por Efe han avanzado que el recurso tiene muy pocas probabilidades de ser admitido; de hecho, el presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, declaró este lunes que, hasta el momento, todo el proceso ha sido realizado dentro del más estricto marco legal.
El Tribunal Supremo ya rechazó a mediados de abril una demanda en el mismo sentido presentada por el Gobierno de Brasil justo antes de que se celebrara la sesión de la Cámara de los Diputados en la que finalmente se aprobó la apertura de un juicio político y se elevó la causa al Senado.
Este miércoles, el pleno de la Cámara Alta examinará el caso y votará, de forma definitiva, si se le abre un juicio político a la presidenta por las maniobras contables de su Gobierno en 2014 y 2015, lo que significaría su suspensión inmediata durante el período que dure el proceso y su sustitución de forma interina por el vicepresidente, Michel Temer.
Los mismos argumentos para defender a Rousseff
Para intentar evitarlo, la Abogacía General del Estado ha presentado ese último recurso en el que reitera los argumentos que la defensa ha esgrimido sin ningún éxito durante los últimos meses.
El principal es el presunto "desvío de finalidad" cometido en diciembre pasado por el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, antes aliado y ahora rival de Rousseff, al admitir a trámite la demanda contra la presidenta que puso en marcha el proceso.
Para la Abogacía General, Cunha actuó por "venganza" después de que el Partido de los Trabajadores, la formación de Rousseff, se negara a prestar sus votos en la Cámara Baja para impedir que avanzara un proceso interno por supuesta corrupción que podría costarle el cargo. De hecho, Cunha está ahora mismo suspendido por el Tribunal Supremo, que le acusa de obstaculizar la investigación del caso Petrobras.
El recurso presentado ante el Tribunal Supremo denuncia esa "inmoral conducta" y sostiene que ese hecho le confiere a todo el proceso contra la presidenta una "nulidad de inicio", que pide que sea reconocida por la corte.
Otros defectos de forma
La demanda también reitera que muchos de los diputados que aceptaron las denuncias contra Rousseff habían manifestado su posición antes de la votación, algo que teóricamente invalidaría su voto al constituir un prejuicio, puesto que actuaban como jueces y no como parlamentarios.
La Abogacía General del Estado también protesta por el hecho de que, una vez que la causa llegó al Senado y fue analizada por una comisión especial, la defensa no pudo exponer su posición después de que fuera presentado el informe final, que recomienda procesar a Rousseff.
Esa alegación ya había sido formulada por Cardozo ante el Senado, que ignoró la protesta, argumentando que la defensa de la presidenta fue escuchada cuatro veces en esa etapa del procedimiento, que se centraba en la admisión de las demandas.
Tanto el Senado como la Cámara de Diputados han reiterado que Rousseff tendrá todo el derecho a la más amplia defensa en la fase procesal, que comenzará si mañana la Cámara Alta se inclina por abrir el juicio político, para lo que se requiere que 41 de los 81 senadores voten a favor. Para entonces, sin embargo, Rousseff ya habrá sido apartada del cargo.
Rousseff, "cansada de desleales y traidores"
La presidenta, que ha participado este martes en una conferencia sobre política para la mujer, ha asegurado que está "cansada de los desleales y los traidores, pero no de luchar". Rousseff ha vuelto a negar que las irregularidades fiscales de las que se le acusan constituyan un "crimen de responsabilidad" y ha reiterado que la democracia brasileña está en peligro.
El auditorio, tras las declaraciones de la mandataria ha coreado "no habrá golpe, habrá lucha", una frase que se ha convertido en un himno en todas las manifestaciones de apoyo.
Además, Rousseff ha indicado que Brasil vive un momento "decisivo" y que "la historia de este país dirá cuánto de violencia contra la mujer y de prejuicio ha habido en todo este proceso ilegal". Según la presidenta, uno de los componentes de este proceso "ha tenido siempre base en el hecho de que sea la primera presidenta electa por el voto popular".