Ken Loach denuncia la crueldad del sistema laboral y emociona en Cannes
- "Hay una crueldad consciente en la forma en que organizan nuestras vidas ahora", afirma el realizador
- Extravagante, paródica y grotesca, la francesa Ma Loute sorprende
El británico Ken Loach emocionó hoy en Cannes con I, Daniel Black, una película que muestra de una forma cruda el humillante sistema laboral actual que hunde a los trabajadores más vulnerables. "Hay una crueldad consciente en la forma en que organizan nuestras vidas ahora", afirmó el realizador.
"No es un problema solo para la gente de nuestro país, es algo que ocurre en toda Europa" y es especialmente duro para la gente más vulnerable, a la que hacen creer "que es culpa suya si son pobres, es culpa suya si no han encontrado un trabajo".
Una película que fue recibida con un fuerte aplauso en su primer pase de prensa y que se centra en la vida de Dan (Dave Johns), un carpintero que ha sufrido un infarto y que aún no puede volver a su trabajo, según los médicos, mientras que el sistema de seguridad social le obliga a buscarse un empleo bajo la amenaza de perder el subsidio.
En una de sus visitas a la oficina de empleo conoce a Katy (Hayley Squires), una madre soltera con dos hijos pequeños sin trabajo, que no tiene dinero ni para comer y a la que sancionan sin subsidio de paro por llegar tarde a una cita en la oficina municipal.
Una extraña pareja que funciona a la perfección en la película y que consigue momentos verdaderamente emotivos, ayudados por un guion muy bien estructurado de Paul Laverty, el colaborador habitual de Loach.
El paro, problema masivo de Europa
En Inglaterra hay casi dos millones de personas inscritas en el paro, pero en realidad son cuatro millones, resaltó Loach, que se refirió además a las mayores dificultades que sufren los minusválidos, los más vulnerables, con una tasa de suicidios en aumento.
"Son decenas de miles, centenares de miles" las personas que sufren en Europa ese trato por parte de sus países, un problema "masivo, que es verdaderamente estremecedor porque está pasando en el centro de nuestro mundo", agregó el realizador.
La respuesta de la gente ante esta situación, como muestra la película, es humana, sienten "una gran frustración, dolor, desesperación". Pero, pese a todo, logran sobrevivir, destacó Loach, que cumple 80 años este año y cuyo cine se ha caracterizado siempre por la denuncia social y política.
Por su parte, Laverty recordó que cuando comenzaron a pensar en este proyecto, viajaron por todo el país, por Escocia, visitaron bancos de alimentos y escucharon a la gente que están pasando por lo mismo que el protagonista de su historia. "Es impresionante la gente vulnerable que está afectada por esta situación", lamentó el guionista.
Además resaltó que podían haber hecho una película más dura si hubieran escogido como protagonista a alguien más vulnerable pero decidieron, para no caer en lo fácil, centrarla en Dan, "un hombre muy competente, que tiene amigos, que es inteligente y tiene una vida muy llena".
Hubiera sido muy obvio centrarse en alguien más vulnerable, que son en realidad los que más están sufriendo el recorte de las pensiones, una situación "que se ha convertido casi en sistemática".
Incluso, indicó Laverty, hablaron con gente que trabaja dentro del sistema de pensiones y reconocieron la humillación que ellos sufren porque se ven "forzados a tratar a la gente de esta manera".
Loach y Laverty fueron presentados en la rueda de prensa como "el equipo de los sueños de Cannes" y recibieron una fuerte ovación por parte de los periodistas, pero su trabajo se hubiera quedado en nada sin la excelente interpretación de la pareja protagonista.
"Yo soy humorista, he trabajado en pequeños clubes, en la oscuridad total y esta película ha sido una experiencia formidable", afirmó Johns, quien descubrió al preparar este trabajo lo que le ocurre a mucha gente, que simplemente por llegar tarde a una cita con la seguridad social, corren el riesgo de no poder ni alimentarse.
Por su parte, Squires estudió teatro en la escuela y lleva seis años trabajando como actriz y escribiendo, pero este papel es su primera gran oportunidad.
Dos interpretaciones que podrían estar en el palmarés de un festival que tiene una especial relación con Ken Loach, quien ha presentado en Cannes catorce de sus películas y ha sido galardonado con tres Premios del Jurado y una Palma de Oro, por El viento que agita la cebada en 2006.
Extravagante, paródica y grotesca, la francesa Ma Loute sorprende
La primera sorpresa del festival llego de la mano de la francesa Ma Loute, de Bruno Dumont, una parodia extravagante, grotesca incluso, en palabras de su director, que ha querido mostrar que todos podemos ser "cabrones y santos, idiotas y genios".
Una locura sin mucho sentido que dividió la opinión de los periodistas que asistieron a la proyección de la película entre los que opinan que es magistral y los que no entendieron el humor caricaturesco de la historia protagonizada por Juliette Binoche, Fabrice Luchini y Valeria Bruno Tedeschi.
"Quería contar una historia de locos, una historia de amor, una de policías, cruel, maravillosa, quería mezclar todos los colores y hacer un filme coloreado", explicó Dumont en rueda de prensa.
Dos familias, una rica y otra pobre, una de vacaciones y otra de pescadores del lugar, se encuentran en el norte de Francia en 1910, en la Bahía de Slack, donde se están produciendo una serie de desapariciones que investiga una pareja de policías a medio camino entre el Gordo y el Flaco y Hernández y Fernández.
Una comedia con un humor difícil de compartir por momentos, por su tono absurdo y disparatado, que resultó complejo para los actores, que tardaron en entrar en el mundo de Dumont, como reconoció Binoche.
"Me ha encantado volver a trabajar con Bruno -hicieron juntos Camille Claudel 1915- porque tiene una forma especial de ver las cosa, no tiene miedo a decir lo que le gusta o lo que no, tiene una forma de ser que de alguna manera me calma, pero antes del rodaje tenía un poco de miedo de hasta donde íbamos a llegar en la comedia", explicó.
Luego, durante el rodaje, el realizador la presionó para provocar tensión en la familia de la ficción -Binoche es hermana de Luchini, casado con Bruni Tedeschi- y así crear una especie "de locura" entre sus miembros, que tienen una relación horrible.
Una "cierta manipulación con hilos invisibles" que permitió a los actores llegar a la exageración de sus personajes, algo que el realizador buscaba para pasar incluso el límite de la parodia.
Y para lograr esa caracterización tan especial de los personajes, Dumont buscó un tratamiento digital de la imagen que llegara al hiperrealismo en los grandes planos para lograr que los espectadores "puedan sentir en lo más profundo lo que viven los personales", resaltó el realizador.
Para él, los personajes que componen la historia son "fabulosos", "extravagantes" y exagerados hasta el límite, son caricaturas. "Creo que lo divertido es un grado del drama, es suficiente con forzar un poco un drama para entrar en lo divertido", indicó Dumont, que puso como ejemplo situaciones que no son graciosas pero que hacen reír, como cuando alguien se cae al suelo, lo que ocurre en repetidas ocasiones en su filme.
Porque la película se basa mucho en las bromas físicas, en los golpes y barbaridades como el canibalismo, tomadas como grotescas bromas de una realidad imposible.
Y para poder poner en pie esta historia buscó verdaderos cómicos, acróbatas del cine, personas a las que hay que dirigir en un proceso "extraordinario, complejo y apasionante, para hacerles subir muy alto y mantenerles ahí". Esos cómicos los encontró en Binoche, Bruni Tedeschi y Luchini, así como en los jóvenes Raph y Brandon Lavieville.
Para Luchini la clave fue "no intentar entenderlo todo". Fue, agregó, "una experiencia muy buena, Dumont hablaba mucho de composición, un tema del que no entiendo mucho, pero con su calor extraño consigue lo que quiere de ti, tu obedeces y no tienes miedo". La clave estaba, en su opinión, en "aceptar la caricatura, pero alimentarla de algo que la hiciera real".