Los mil rostros de Europa
- Una exposición recoge 150 retratos fotográficos de ciudadanos europeos anónimos
- Incluida en PHotoEspaña 2016, reúne trabajos de García-Alix, Thomas Ruff o Anton Corbijn
- Puede verse del 1 de junio al 28 de agosto en CentroCentro Cibeles de Madrid
Europa tiene tantas caras como los países que la conforman, tantos rostros como los pueblos que la habitan y tantas miradas como años de historia pesan sobre el Viejo continente. Reflexionar sobre la identidad, la cultura y la historia europea es lo que nos proponen 33 fotógrafos de distintos países del continente, desde el español Alberto García-Alix al ucraniano Sergey Bratkov, en la exposición Rostros. Fotografía europea de retrato desde 1990, incluida dentro de la sección oficial de PHotoEspaña 2016.
Desde este miércoles 1 de junio hasta el 28 de agosto en CentroCentro Cibeles de Madrid, podrán contemplarse alrededor de 150 fotografías de retratos realizados entre 1990 y la actualidad que pretenden, a la vez, mostrar la evolución de este género fotográfico a través del trabajo de fotógrafos "que viven y trabajan en Europa" y que "retratan a gente europea", explica a RTVE.es Frits Gierstberg, comisario de la muestra coproducida con Nederlands Fotomuseum, Bozar Brusssels y el Museo de Fotografía de Tesalónica.
Gierstberg ha elegido 1990 como punto de partida por los "importantes cambios" que se produjeron tanto en Europa, con la caída del Muro de Berlín, como en el mundo, con la irrupción de internet, que "cambió nuestra forma de mirar las imágenes", y en la propia evolución del arte: "El retrato fotográfico ha cambiado en estos 25 años, especialmente en lo que respecta a las generaciones jóvenes, a los que ya no interesa la antigua tradición del retrato de pintar a gente importante, sino que están más interesados en la gente corriente y la relación de los retratados con su bagaje cultural y político".
Por eso, la mayoría de las imágenes que concentra la exposición, salvo unas pocas contadas, son de gente anónima.
Thomas Ruff, el punto de inflexión
La exposición muestra especial atención al trabajo de Thomas Ruff (Alemania, 1958), ya que, a juicio del comisario y conservador del Nederlands Fotomuseum, desempeñó un "papel fundamental" en la evolución del género del retrato fotográfico. En este sentido, Gierstberg explica cómo hasta finales de los años 80 del pasado siglo, aún se seguía esa antigua tradición pictórica de fotografiar a gente importante, lo que iba unido a lo que define como el "mito del retrato", es decir, la idea de que este mostraba "algo de la vida interior de alguien, su alma o su identidad", algo que considera solo "una verdad a medias" porque, a su juicio, realmente eso es solo la "tradición de cómo interpretar un retrato" porque "la imagen es solo un trozo de papel y no hay nada mítico en ello".
"Thomas Ruff dejó de lado esa vieja idea del retrato al comenzar hacer unas series de retratos muy grandes, como fotografías de fichas policiales, muy frontales, con cámaras muy grandes, y en los que podías ver todos los detalles de sus amigos y sus colegas estudiantes. A mí me gusta llamarlo ‘tabla rasa’, porque fue un modo de liberarse de esa vieja idea del retrato y saludar a una nueva forma de interpretación, de ver el retrato, porque todavía sentimos que si vemos un retrato, ya sea pintado o en una fotografía, es parecido a conocer a una persona en la vida real. Tenemos una reacción, miramos a los ojos, y sentimos que de alguna manera alguien nos está devolviendo la mirada, y ese es el extraño poder del retrato", subraya el comisario.
Junto a las fotografías de Ruff se pueden ver también los trabajos de autores como Koos Breukel y Stephan Vanfleteren, con sus impactantes primeros planos, las familias variopintas de Dita Pepe, los multiretratos de Ari Versluis & Ellie Uyttenbroek, o los rostros anónimos ocultos tras un casco de motocicleta de Denis Drazacq; además de las obras de Michael Clegg & Martin Guttmann, Anton Corbijn, Christian Courreges, Luc Delahaye, Paola De Pietri, Rineke Dijkstra, Jitka Hanzlová, Konstantinos Ignatiadis, Stratos Kalafatis, Nikos Markou, Boris Mikhailov, Jorge Molder, Lucia Nimcova, Adam Pańczuk, Anders Petersen, Jorma Puranen, Clare Strand, Beat Streuli, Thomas Struth, Juergen Teller, Hellen van Meene y Manfred Willmann.
La tradición humanista
Para organizar visiones tan variopintas sobre Europa y sus gentes, la exposición, mostrada ya en Bruselas en 2015, se divide en distintas secciones que engloban diferentes evoluciones del género. Así, una sección agrupa retratos muy formales e incluso "fríos" tomados con cámaras de gran formato que muestran imágenes fijas y muy monumentales, mientras que otra reúne retratos más expresionistas realizados a modo de instantáneas rápidas con cámaras de pequeño formato y en los que la gente no posa, señala el comisario holandés, que añade que también hay otro tipo de trabajos que podrían no llamarse siquiera retratos pues son "muy informales" y simplemente de gente trabajando o hablando entre ellos, pero que revelan cómo son y cómo se relacionan con el lugar donde viven.
Tras todos sus años de estudio del tema, Gierstberg dice que es imposible sintetizar las claves de un buen retrato y que en la fotografía "ya no existen las reglas formales", sino que lo importante es "tener tus propias ideas y tu propia visión y encontrar una buena forma de expresarla". No obstante, el comisario se moja y si se le pide que elija uno de los retratos de la exposición se queda ["hoy"] con Madre (1992), de su compatriota Koos Breukel, una imagen de gran formato, en blanco y negro, de una mujer mayor, muy propia de su estilo y en la que se pueden apreciar todos los detalles de su cara "y puedes ver que se trata de alguien que ha tenido una vida real y su rostro es una especie de paisaje que habla sobre su vida, y a la vez es muy personal y emotiva, ya que es la propia madre del fotógrafo".
Pero, ¿qué dicen todos estos retratos sobre Europa? En opinión del responsable de Rostros. Fotografía europea de retrato desde 1990 las 150 obras que componen la exposición nos revelan la diversidad y pluralidad de Europa y sus gentes y subrayan la "tradición humanista europea" de que "cada persona como individuo es importante y cualquier persona de la calle puede ser retratado por un fotógrafo famoso y convertirse en importante en una fotografía".