Por qué amamos a Frank Miller: Daredevil y Elektra
- Por primera vez se publica en un sólo tomo la famosa etapa de Frank Miller en Daredevil
- Un volumen que contiene numeroso material inédito
Un mes después del Salón del Cómic de Barcelona y del enorme revuelo que se formó por la presencia en España de Frank Miller, con la tercera parte de El Caballero Oscuro (ECC Ediciones), toca recuperar a su otro gran personaje, el que lo convirtió en uno de los autores más revolucionarios del cómic de los ochenta: Daredevil.
Una larga etapa de más de treinta números que Panini ha recuperado en un solo tomo: Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson, dentro de su Colección Frank Miller, que incluye otras dos grandes obras del autor con el personaje: Born Again y Elektra lives again.
Una etapa que, casi cuarenta años después, sigue siendo considerada como la mejor del personaje. Y eso que, desde entonces, Daredevil ha tenido otras realmente excepcionales. La mejor prueba es que la exitosa serie actual de Daredevil, de Netflix, se basa en las tramas y personajes de Miller.
Un personaje a punto de ser cancelado
Creado por Stan Lee y Bill Everet en 1964, Daredevil nunca llegó a ser uno de los personajes favoritos de los lectores a pesar de contar con grandes artístas como el dibujante Gene Colan. Pero en 1977 su situación era desesperada: había pasado a ser bimensual y estaba a punto de ser cancelada. Fue entonces cuando le ofrecieron dibujarla a Frank Miller (Vermont, 1957), un dibujante veinteañero que ya había demostrado que no se le daba mal el personaje en dos episodios de Spiderman.
Miller demostró enseguida su iniciativa y convenció al guionista de la colección, Roger Mckenzie, para que introdujera personajes como Bullseye, un asesino infalible, e incluso para que actualizase el origen del superhéroe, en una historia que involucraba a un periodista, Ben Urich, que estaba destinado a convertirse en uno de los grandes protagonistas de la serie. Las tintas de Klaus Janson, que aumentaban la sordidez y la suciedad de las historias, casaban estupendamente con los dibujos de Miller, creando una atmósfera muy de cine negro. Y poco a poco el entintador fue asumiendo más funciones del dibujo hasta lograr una perfecta simbiosis entre ambos artístas.
La cosa mejoró bastante, pero la verdadera revolución llegó cuando Miller enseñó al nuevo editor, Denny O'Neil, una historia autoconclusiva que había escrito, protagonizada por una examante de Matt Murdock de su época universitaria convertida ahora en una asesina Ninja: Elektra. Una historia que era un homenaje al autor más admirado de Miller, Will Eisner, y a Sand Saref una de las femme fatales que había creado para su obra maestra: The Spirit.
Elektra, Kingpin y Bullseye
Entonces Miller tuvo carta blanca para convertir la colección en lo que pensaba que debía ser: una serie negra anclada en la realidad y alejada, lo más posible, de los elementos fantásticos y superheróicos. A ello se añadió un elenco de secundarios de lujo. Empezando por Elektra, esa asesina Ninja que pronto se convertiría en coportagonista de la colección, y que sirvió a Miller para añadir elementos de la cultura japonesa que tanto admiraba, como los asesinos ninjas de La Mano o un maestro samurai para Daredevil: Stick, con los que terminó de redefinir el origen del personaje. La atormentada historia de amor de Daredevil y Elektra sigue siendo una de las más bellas que se han narrado en los cómics.
El otro elemento con el que terminó de definir a Daredevil fue su religión católica, y el sentimiento de culpa, castigo y redención que, desde entonces, forma parte intrínseca de su personalidad.
En cuanto a los villanos, prescindió de los que tuviesen superpoderes y usó los que podían adaptarse a su concepto de serie negra y urbana. Entre ellos destacamos a Kingpin, un supervillano de Spiderman que era puro músculo y al que hizo el rey del crimen de Nueva York, y a Bullseye, al que convirtió en la contrapartida oscura de Daredevil. Un personaje que rayaba la locura, pero que podía convertir en un arma cualquier cosa que cayese en sus manos.
También destaca su visión del Punisher, convertido en un aviso para Daredevil de en lo que podía convertirse si alguna vez se pasase de la raya. Y, por supuesto los mejores aliados de Daredevil, su socio en el bufete de abogados, Franklin Nelson, y su novia, Karen Page.
Sin olvidar al mencionado periodista Ben Urick, convertido en testigo de las hazañas de Daredevil. Y a la ciudad de Nueva York, un escenario vivo.
Casi una película
Con esos actores y temáticas, la serie de Daredevil se convirtió casi en una película de serie negra, con un ritmo muy cinematográfico. La acción pasaba de una viñeta a otra y las coreografías de combates casi parecían ballets.
Como dice Julián M. Clemente (Editor Marvel en España) en el excelente artículo con el que se abre el tomo de Daredevil (y que ha inspirado este artículo): "Fue capaz de revolucionar la narrativa de la época, tomando nota de cuanto aprendía en el cine y cruzándolo con las enseñanzas de los cómics de Will Eisner, en cuanto a entender la página como un todo, jugar con la distribución, el tamaño y deformación de las viñetas, utilizar los blancos para marcar los tempos o los primerísimos planos para señalar las emociones".
Sin olvidar su uso de las onomatopeyas, que potenció para hacernos comprender los poderes de radar, oído y olfato de Daredevil.
El tabajo de Miller le valió los elogios de la crítica y el público y un jugoso contrato de la competencia, DC Comics. Pero antes de irse nos regaló un episodio inolvidable (Ruleta) en el que Daredevil jugaba a la ruleta rusa con Bullseye y que parecia el final perfecto para sus historias de Daredevil.
Sin embargo, volvió al personaje en 1986 para realizar Born Again, con el excelente dibujante David Mazzucchelli en la parte gráfica. Una historia en la que, en apenas media docena de episodios, destuiría al personaje para hacerle renacer de las cenizas de una forma magistral. Y que concibió como la historia final del personaje.
De hecho, en estos dos tomos vemos como Miller nos contó el origen y el final del personaje. Algo muy parecido a lo que luego haría en DC con Batman, contándonos su posible final en El Caballero oscuro y sus orígenes en Batman: Año Uno (Ecc Ediciones).
No podemos olvidarnos de la novela gráfica Elektra lives again (Panini), donde terminaría de definir al personaje y con la que pretendía despedirse para siempre de la mortal asesina. Ni de la miniserie Elektra Asesina (Panini), con dibujos del genial Bill Sienkiewicz, en la que terminó de establecer las conoexiones del personaje con el originla de las tragedias griegas.
Unos cómics que junto a los dedicados a Batman (ECC Ediciones), 300, Martha Washingtony Sin City (Norma), componen una de las obras más importantes e influyentes de la historia de los tebeos.
Es posible que El Caballero Oscuro sea la obra más famosa de Miller, pero fueron Daredevil y Elektra los que nos hicieron amarle.