Juana Biarnés, la fotoperiodista que captó el espíritu de una época
- "A contracorriente" muestra el legado de la primera fotoperiodista española
- Biarnés retrató al natural a las celebridades más populares de los 60 y 70
- La exposición de PhotoEspaña se exhibe en el Centro Cultural de la Villa
La historia de Juana Biarnés (Tarrassa, 1935) está compuesta de una mezcla de valentía, carácter rompedor y compromiso ético, en una época donde la crónica social desvelaba sin artificios a las celebridades de los años 60 y 70 en nuestro país.
Biarnés fue la primera mujer fotoperiodista de la prensa española. Tuvo que hacerse hueco en un mundo de hombres donde era rara avis. A pesar de su interesante trabajo, su nombre no es muy conocido y ha caído en el olvido, a causa, en parte, de su retirada voluntaria en el apogeo de su carrera en los años 80.
La exposición “A contracorriente” en el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa de Madrid (Del 2 de junio al 28 de julio. Acceso gratuito), englobada en las muestras de PhotoEspaña 2016, y que también acoge "Muchismo" de Cristina de Middel, rescata las imágenes de la periodista y reivindica el trabajo de los “fotógrafos ausentes”: aquellos que no intervienen en la realidad que retratan, y cuyas fotos no publicadas acaban convirtiéndose en documentos de una época.
Son palabras del comisario de la muestra, el fotógrafo Chema Conesa, que define el estilo de la autora como “totalmente cercano”. “Ella era tremendamente empática, una mujer muy abierta, muy coloquial, conectaba enseguida con la gente y vieron que además al ser mujer tenía mayor accesibilidad al mundo de la farándula y del famoseo”, señala.
Compromiso con el periodismo
Esta mixtura de intuición, mirada femenina y desparpajo epataron. Le permitieron ser testigo privilegiado de la crónica gráfica y social del franquismo y de los inicios de la primera democracia en su labor en el diario Pueblo.
Su simpatía arrolladora le abrió la puerta a captar al natural a figuras popularísimas como el cantante Raphael-del que se hizo amiga y con el que colaboró estrechamente-, la actriz Carmen Sevilla- de la que decía que era bella de todas las formas-Lucía Bosé o Tita Cervera durante su matrimonio con Lex Baker.
“Ella, al ser la primera reportera, fue una sorpresa. Ver como un fotoperiodista acompaña a Massiel a comprar el traje de Eurovisión era inconcebible si era un hombre pero si era una mujer, no”, apunta Conesa en conversación con RTVE.es.
El objetivo de su cámara también inmortalizó a figuras internacionales como Jackie Kennedy, Tom Jones, Orson Wells, Roman Polanski o Dalí, al que radiografió en toda su esencia.
Pero si hay un rasgo que define a la fotógrafa catalana es su tenacidad. Biarnés detestaba las poses impostadas y porfiaba por conseguir “la foto”, aquella que condensaba el significado de una historia y sobresalía entre todas las demás.
Una enseñanza, hoy santo y seña para los estudiantes de fotografía, y que la reportera gráfica aprendió ejerciendo la profesión junto a su padre, fotógrafo deportivo.
Prueba de este empeño es su desternillante anécdota sobre las instantáneas que realizó a los Beatles a su paso por España en 1965. No contenta con las imágenes que había tomado en Madrid, la reportera siguió al cuarteto de Liverpool hasta Barcelona:
“Consigue el billete de avión, se mete y se esconde en el lavabo disparando fotos hasta que la descubren, luego se planta en el hotel y sube por la escalera de servicios. Le abre la puerta Ringo Starr. Y ella, en un inglés macarrónico: “Only one picture please”. Ellos, derrotados por su simpatía, la dejan pasar. Estuvo tres horas con los Beatles gastando bromas, y haciendo fotos sin flash para no molestar. Ella cuenta que les enseñó el ritmo de flamenco haciendo palmas. Luego está la contrapartida, a la vuelta, le dicen que las fotos exclusivas ya no valen porque el grupo ya ha tocado en Madrid. Es la paradoja del carácter efímero de la fotografía de prensa”, explica el comisario.
La carrera de Biarnés cerró abruptamente en los años 80, en plena cumbre, cuando ella misma decidió ponerle punto y final al ver asomar una crónica social muy diferente a la que había vivido: el relato al natural se había transformado en montajes en una nueva prensa rosa más agresiva con la que la fotógrafa no comulgaba.
Juana Biarnés, también excelente cocinera, partió rumbo a Ibiza donde abrió un exitoso restaurante del que vivió hasta su jubilación. Su obra y su nombre quedaron enterrados en la memoria de aquellos años.
"A contracorriente", una muestra “simpática y sencilla de ver”, permite al público viajar a la nostalgia del cómo éramos y cómo hemos cambiado en los retratos de las estrellas, y reencontrarse con el trabajo de una profesional que nunca renunció a sus principios.
Un recorrido por 90 fotografías, que Chema Conesa ha completado con un pequeño grupo de imágenes de los comienzos de Biarnés cubriendo noticias dolorosas como las inundaciones en su pueblo natal, Tarrassa, o las estampas de un barrio chino barcelonés sucio, deprimido, oscuro y empobrecido. Son retratos de una época a través de un ojo comprometido con el periodismo.