La OCDE eleva al 2,8% su previsión de crecimiento para España en 2016, pero rebaja la de 2017 al 2,3%
- Mejora en una décima su estimación para este año y empeora en dos la de 2017
- Cree que la tasa media de paro será del 19,8% en 2016 y del 18,4% el que viene
- El déficit será del 3,7% este año y del 2,7% en 2017; la deuda superará el 100%
- En un entorno de tipos bajos, ve margen para que España recurra al gasto público
- El objetivo sería realizar políticas dirigidas a incrementar el ritmo de crecimiento
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La OCDE ha elevado su previsión de crecimiento para la economía española este año hasta el 2,8%, una décima más de lo que había anticipado en noviembre, pero ha rebajado la de 2017 en dos décimas y la ha dejado en el 2,3%. El organismo espera que este año y el que viene "la recuperación continúe, pero a un ritmo más moderado".
De esta forma, la OCDE es más optimista para 2016 que el Gobierno de España, que cree que la economía crecerá un 2,7%; que la Comisión Europea, que auguró en mayo un aumento del PIB del 2,6%; y que el FMI, que también prevé un crecimiento del 2,6%. Para el año que viene es más pesimista que Bruselas, que cree que la economía española crecerá un 2,5% y que el Gobierno de España, que estima que lo hará un 2,4%. El organismo se sitúa en línea con lo previsto por el FMI, que también espera que el crecimiento económico sea del 2,3%.
Para el organismo, los bajos tipos de interés y el "sólido crecimiento del empleo" seguirán apoyando esta recuperación. Sin embargo argumenta que otras "fuerzas positivas" -como los precios baratos del petróleo y de las materias primas o la política fiscal- que "impulsarán" el consumo en 2016 (que es el que tira del crecimiento económico en España) "se disiparán en 2017".
Entre las fuerzas que respaldan la recuperación pero "que irán a menos" también señala la demanda externa, que "ha perdido algo de impulso por la debilitación de muchas economías de los mercados emergentes". Además, la OCDE advierte de que "la incertidumbre política reinante desde las elecciones generales de diciembre de 2015 pesará en la demanda, en caso de prolongarse".
También podría impactar de forma negativa en la economía un crecimiento mundial más débil de lo previsto, sobre todo en las economías de mercados emergentes, ya que reduciría las exportaciones y deterioraría las perspectivas españolas de realizar inversiones directas extranjeras en América Latina.
Una demanda más fuerte en Europa mejoraría las exportaciones
En el lado positivo, una demanda más fuerte de Europa, el principal destino de las exportaciones de España, podría impulsar el crecimiento por encima de las proyecciones, al igual que una inversión mayor en construcción. En este sentido, la OCDE considera que hay margen para que el país recurra al gasto público para realizar políticas dirigidas a incrementar el ritmo de crecimiento.
"La clave de la sostenibilidad de la deuda no es el numerador, es el denominador, el PIB", ha subrayado la economista jefe de la OCDE, Catherine Mann, quien ha añadido que en un momento en que los Estados pueden endeudarse a tipos de interés casi negativos, es pertinente una "expansión fiscal".
Se trata, según la OCDE, de dedicar ese gasto público a proyectos con recorrido de una decena de años que refuercen la capacidad de la economía para elevar el ritmo de crecimiento, que es el principal problema de los países de la OCDE, y que se asocia a la ralentización de la productividad (un fenómeno particularmente acusado en la zona euro, y en especial en España) y a la falta de inversión.
De hecho, el organismo señala que "el crecimiento de la productividad en España es bajo, lo que socava su capacidad para lograr un crecimiento sostenible e incluyente".
La tasa de paro bajará, pero seguirá siendo la segunda más alta de la OCDE
En cuanto al paro, la OCDE no varía su previsión efectuada en noviembre para este año y cree que la tasa de paro media bajará hasta el 19,8% este ejercicio (una décima menos de lo que calcula el Ejecutivo). Sin embargo, empeora dos décimas la situación de 2017, cuando subirá hasta el 18,4% (el Gobierno en funciones considera que será del 17,9%).
El año que viene España continuará estando en el furgón de cola en términos de tasa de paro, ya que su 18,4% solo sería superado por el 23,2% de Grecia, y seguiría muy lejos tanto del tercer país con peor tasa, Portugal (11,5%), como de la media de la zona euro (9,8%) y de la OCDE (6,2%).
Y eso a pesar de que la progresión del empleo en España será en 2016 del 2,9%, la segunda más elevada de los 34 países de la OCDE, solo por debajo de Turquía (3%), pero el ritmo se ralentizará significativamente al 2,1% en 2017.
El organismo señala que el paro en España se caracteriza "por una gran proporción de paro de larga duración y uno de los mayores niveles de desempleo juvenil de la OCDE". Por eso afirma que mejorar las oportunidades laborales de los desempleados y facilitar su vuelta al mercado laboral es "crucial para reducir la desigualdad en los ingresos" y permitir que un mayor número de personas disfrute de la recuperación económica.
En este sentido, pide "más reformas" para impulsar los recursos y la eficiencia de los servicios públicos de empleo, estimular a los desempleados y destinar más fondos a programas de formación "eficaces". También solicita abordar "el elevado índice de abandono escolar en edades tempranas y ofrecer segundas oportunidades a quienes no han completado la educación secundaria", algo que -asegura- "sería útil para impulsar las competencias y contribuir, al mismo tiempo, a reducir el desempleo juvenil".
El déficit bajará del 3% en 2017 y la deuda pública superará el 100% este año
Además, el organismo cree que el déficit público -que en 2015 cerró en el 5,1% del Producto Interior Bruto (PIB), bajará al 3,7% en 2016 (una décima más de lo estimado por el Gobierno y en línea con la nueva senda propuesta por Bruselas).
Para 2017, la OCDE cree que el desfase de las cuentas públicas bajará del 3%: prevé que se quede en el 2,7% (el Gobierno en funciones habla del 2,9% y la Comisión Europea propone un déficit del 2,5% para el año que viene).
La consecuencia de todo eso es que la deuda pública volverá a incrementarse hasta superar el 100% del PIB tanto este año (100,3%) como el que viene (100,1%). La caída de la deuda se debería en parte por la inflación, que por tercer año consecutivo volverá a ser negativa (-0,5% de media en 2016) antes de pasar a territorio positivo el próximo (1%).