Científicos españoles desarrollan el primer exoesqueleto del mundo para niños con problemas neuromusculares
- El dispositivo les permitirá caminar y aumentará su calidad de vida
- Está en fase preclínica y necesita financiación para salir al mercado
- Actualmente, unos 400.000 niños en el mundo sufren esta enfermedad
Se llama atrofia muscular espinal y es una enfermedad degenerativa que afecta a aproximadamente 400.000 niños en el mundo. Su origen es genético y causa debilidad muscular generalizada, lo que impide caminar y deviene en graves complicaciones como escoliosis, osteoporosis o insuficiencia respiratoria. El bienestar de estos niños disminuye notablemente, y con él también su esperanza de vida. Ahora, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) acaba de presentar el primer exoesqueleto del mundo destinado a estos enfermos, que les permitirá caminar y aumentará su calidad de vida.
El dispositivo está dirigido a niños de entre tres y 14 años. Pesa 12 kilos, está fabricado con aluminio y titanio, y su autonomía es de aproximadamente cinco horas gracias a unas baterías recargables de ion de litio. Su estructura consiste en unos soportes, llamados "ortesis", que se ajustan y adaptan a las piernas. En las articulaciones, unos pequeños motores (cinco por pierna) imitan el funcionamiento del músculo humano y aportan la fuerza necesaria para mantenerse en pie y caminar. Además, se adapta a cada persona y a todo tipo de terrenos, modificando automáticamente la rigidez de las articulaciones.
“Hemos tratado de imitar el comportamiento del músculo natural con este sistema robótico, y hemos conseguido que se adapte a diferentes terrenos con un sistema inteligente que, además, se adapta a la sintomatología de cada niño en cada momento", explica Elena García, investigadora principal del proyecto, quien desarrolla su trabajo en el Centro de Automática y Robótica.
El exoesqueleto se encuentra todavía en fase preclínica, con dos ensayos, uno en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, donde se está probando su usabilidad en ocho niños de tres a nueve años; y otro en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, en el que se va a evaluar en un solo niño el impacto psicológico que este dispositivo puede tener en su vida diaria.
Respecto al impacto psicológico, aunque hasta que no finalice el estudio no se dispondrá de datos objetivos, los científicos adelantan que será muy positivo. "Va a ser prácticamente milagroso. Ese niño va a poder realizar en su casa actividades que a nosotros nos parecen banales, como ir al baño a hacer sus necesidades, que es algo absolutamente inimaginable para alguien así", opina Gustavo Lorenzo, neurólogo infantil del Hospital Ramón y Cajal.
Problemas de financiación
Aunque el proyecto cuenta ya con el desarrollo tecnológico necesario, aún está lejos de salir al mercado, debido a que no dispone de la financiación necesaria para afrontar los elevados costes de certificación industrial. "Este es un proyecto con un impacto social importantísimo, ya que hay muchísimas familias que lo están demandando porque lo necesitan. Aún no hemos conseguido la financiación que nos falta, por lo que hago un llamamiento a personas, y también a empresas con capacidad industrial que estén dispuestas a asumir los costes de esas certificaciones, lo que les permitiría disponer de la explotación en exclusiva del producto", asegura Elena García.
Una vez conseguida la financiación, el tiempo estimado hasta que saliese al mercado sería de unos 18 meses. "Nuestra intención es que, cuando se pueda fabricar de forma generalizada, cueste unos 800 euros al mes en caso de alquilarlo, y unos 50.000 euros si deciden comprarlo. No obstante, nos gustaría conseguir alguna cobertura para ayudar a las familias a afrontar este coste", explica García.