Los libros desplegables del siglo XV
La Biblioteca Nacional expone su archivo de libros móviles antiguos
Antes de prácticamente restringirse al género infantil, los libros móviles (desplegabes o Pop up, elíjase el término al gusto) ilustraron lecciones de anatomías, mapas, calendarios, juegos o listas de pecados. Todo empezó en el siglo XV y ahora la Biblioteca Nacional expone en Madrid sus ejemplares más curiosos en una exhibición llamada Antes de Pop up: libros móviles antiguos en la BNE.
“Hemos querido mostrar los libros que jugaban con elementos móviles no infantiles”, explica la comisaria de la muestra, Gema Hernández Carralón. “Hay una historia previa del Pop up en la que domina nos temas científicos, sobre todo astronómicos, de navegación e instrumentos. Pero también hay de adivinación, lenguaje o suerte”.
Los libros móviles más antiguos que se conocen son ingleses y datan del siglo XIII. “El más antiguo de la exposición es un incunable, un calendario impreso en Venecia en 1488”.
Libros del místico y poeta catalán Ramón Llull destacan en la muestra. “Es el gran iniciador, pero lo cierto es que no sabemos si lo hacía él en sus obras o algo posterior”, dice la comisaria.
En un principio fueron las ruedas. Y las solapas. Los discos sobresalían de la página para mostrar, por ejemplo, las constelaciones. “Aunque en la época tenían sus críticas porque algún discípulo de Copérnico lo llamaba despectivamente ‘arte de hilos’.
Entre las curiosidades se muestra un libro de ‘confesiones recortadas’. “Para no pasar el mal trago al confesarse, se seleccionaba en el libro el pecado entre los más de 900 descritos, con agravantes y todo. Al confesor le daban en libro con la pestaña levantada del pecado metido”
Otra rareza: Un clásico como Los diez libros de la arquitectura, de Vitruvio, con el añadido de planos de teatros giratorios y solapas que muestran el interior de los edificios.
Así, la exposición avanza hasta el punto en el que a mediados del XIX el arte de los libros móviles viró hacia a los libros infantiles. Con espectaculares ejemplares, como un circo desplegable de Lothar Meggendorfer, uno de los grandes del género que da nombre a uno de los galardones de Pop up más importantes.