Mosul vive su Ramadán más amargo tras dos años bajo el Estado Islámico
- Mosul es la segunda ciudad más poblada de Irak y capital de Nínive
- Desde 2014 soporta las atrocidades del EI y el asedio del ejército iraquí
- Más del 85% de las mujeres han sido privadas de educación
- Más de un millón de personas han abandonado la región en este tiempo
El 10 de junio de 2014, un grupo de apenas 300 yihadistas del Estado Islámico (EI) irrumpieron sin resistencia en Mosul, la segunda ciudad más poblada de Irak, dejada a su suerte por el Gobierno y el Ejército, que se retiró de la urbe ante el avance del EI.
Este viernes se cumplen dos años desde que el EI plantara su bandera en este lugar, capital de la provincia de Nínive. Bajo el asedio de las fuerzas iraquíes, Mosul continúa sometida al yugo del grupo yihadista. Una ocupación marcada por las atrocidades y por una duración más prolongada de lo esperado.
En este suplicio, los dos millones de habitantes que se calcula aún viven en la ciudad afrontan el peor Ramadán que recuerdan. "El EI no ha encontrado ninguna alternativa al vacío alimentario y económico producido por la ausencia del Gobierno", asegura a Efe Ismail al Tahán, residente en Mosul.
“"Es normal ver a gente vendiendo en las calles los muebles de sus casas para conseguir algo de dinero o buscando restos de verduras y frutas entre la basura de los mercados"“
Los hombres abandonan sus casas de día y no vuelven hasta la caída de la noche para romper el ayuno con la poca comida que llega a las mesas, las mayoría de las veces cruda, pues la falta de combustible impide a muchos cocinar unos alimentos cada vez más caros.
"Los bolsillos de los habitantes de Mosul están vacíos, después de que el Gobierno suspendió los salarios de los funcionarios" atrapados en la ciudad, se queja Al Tahán. "Pan y acelgas crudas, esa es la única comida", asegura a Efe, por su parte, un mosulense de 37 años que se identifica como Abu Ali.
Abandonada a su suerte
"Consideramos este día un importante punto de inflexión en la historia contemporánea de Nínive, en el que los aparatos de seguridad de Mosul renunciaron al cumplimiento de su deber, lo que desembocó en esta gran catástrofe", ha asegurado el Gobierno regional en un comunicado difundido este viernes con motivo de este segundo aniversario.
En esa misma nota, las autoridades locales también recriminaron a Bagdad la supresión de los salarios a los funcionarios tras la ocupación, porque es "lo que más ha aumentado el sufrimiento de los civiles".
A la inesperada conquista de Mosul, que supuso un espaldarazo para la moral de los combatientes extremistas, le siguió un breve periodo de tregua en la ciudad, en la que los yihadistas ofrecieron el perdón tanto a funcionarios como a periodistas y a agentes de seguridad.
Sin embargo, el terror, las amenazas, las detenciones y las ejecuciones extrajudiciales no tardaron en imponerse en la mayor de las ciudades que administra el EI, incluso contra aquellos que habían jurado lealtad a los nuevos gobernantes.
A esto se suman los ataques aéreos de la coalición internacional encabezada por EEUU, además de las ofensivas del Ejército iraquí y las tropas kurdas "peshmergas" contra el EI en Nínive, cuya capital es Mosul.
Las mujeres, de nuevo, víctimas del fanatismo
Las mujeres han sido uno de los colectivos que más ha sufrido la imposición de la ideología retrógrada y medieval de los fanáticos del EI, como relata a Efe la diputada provincial Balquis Taha.
"Más del 85% de las mujeres han sido privadas de una educación debido a que el EI ha cerrado numerosos institutos y facultades y ha reservado el estudio a los hombres, excepto en la facultad de medicina", dijo Taha.
No pueden, además, salir solas a la calle, las peluquerías de mujeres han sido clausuradas y únicamente pueden ser atendidas en clínicas y hospitales por personal del mismo sexo, debido a la segregación impuesta por las enseñanzas islámicas que aplica el Daesh, acrónimo árabe del EI.
La huida de Mosul
Según el Consejo Provincial de Nínive, se calcula que 1,2 millones de personas han abandonado la región desde 2014, pero otras 550.000 han llegado escapando de los bombardeos y combates en otras provincias, entre ellas familiares de combatientes y dirigentes yihadistas.
Muchos quieren huir, pero ni los enfermos ni los comerciantes tienen fácil salir de la ciudad debido a las restricciones impuestas por el EI, que, como en otros lugares, emplea a los residentes como escudos humanos para evitar ataques y frenar ofensivas.
“Más del 85% de las mujeres han sido privadas de educación“
Según el jefe del Comité de Seguridad de la provincia de Nínive, Mohamed al Bayati, 4.126 ciudadanos han sido asesinados en la capital de Nínive -3.250 el primer año de ocupación y 876 el segundo- por los yihadistas, informa EFE.
Explica al Bayati que las personas que necesitan viajar por motivos de salud deben presentar informes suscritos por los médicos de los hospitales o los ambulatorios. Pero el médico que extiende el certificado corre el riesgo de ser detenido o incluso ejecutado si el paciente no regresa a la ciudad.
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Las mujeres sólo pueden cruzar los límites de la ciudad en compañía de un tutor varón de su familia, ya sea su esposo, su padre, su hijo o uno de sus hermanos siempre que sean mayores de edad.
Su viaje no puede durar en ningún caso más de dos meses y si la persona no regresa, el EI se apropia de sus bienes, y su aval es también detenido y generalmente "ejecutado".
Los profesores universitarios, los médicos, los farmacéuticos, los dentistas y los antiguos miembros de los cuerpos de seguridad iraquíes ni siquiera cuentan con esta opción, ya que su salida de Mosul está totalmente prohibida por las autoridades califales. Dos millones y medio de habitantes siguen todavía sufriendo el siniestro fervor de los terroristas.
La liberación, que no llega, y el desgaste del EI
Sin embargo, en estos 24 meses, la euforia yihadista que siguió al dominio de Mosul y que animó al máximo líder de Daesh, Abu Bakr al Bagdadi, a proclamar un califato en territorios de Siria e Irak, ha desaparecido.
A mediados de mayo, Washington informaba de que el EI había perdido el 45% del territorio que llegó a controlar en Irak. Además, según dijo a Efe Mohamed Ibrahim al Bayati, sólo en Mosul el EI ha perdido 9.923 combatientes, 7.650 el primer año y el resto el segundo.
En la actualidad, una ofensiva al sur de Mosul lanzada por el Ejército y otra en el norte activada por las fuerzas de seguridad de kurdistán iraquí "peshmergas", ha puesto aún más en guardia al EI, que también sufre el acoso de las fuerzas regulares en la ciudad de Faluya, su segundo bastión en Irak. Este retroceso se ha traducido en una presión cada vez mayor sobre la ciudadanía, que cuenta cada vez con menos recursos, menos alimentos y más impedimentos para abandonar la ciudad.
El Gobierno de Bagdad ha prometido centrarse en la reconquista de Mosul, una vez que recupere la ciudad oriental de Faluya, contra la que el pasado 23 de mayo lanzó una ofensiva salpicada de denuncias por supuestas torturas y asesinatos de civiles por parte de las fuerzas regulares.
Sin embargo, los lentos avances han alejado cada vez más al Gobierno de Bagdad de los ninivenses. "Hoy, dos años después de la ocupación de Mosul por Daesh, el Gobierno regional de Nínive responsabiliza al Gobierno central y a la comunidad internacional del retraso de la liberación de Mosul, aunque muestra su optimismo y plena confianza en la victoria del Ejército iraquí, los peshmergas y la (milicia tribal suní) Multitud de las Tribus", se asegura en el comunicado difundido este viernes por el Gobierno regional.