La ONU confirma que el Estado Islámico cometió genocidio contra los yazidíes de Siria
- Los yihadistas han intentado destruir a esta minoría étnico-religiosa
- Más de 3.200 mujeres y niños están aún en manos del EI
- La Comisión que investiga los crímenes pide la intervención del Consejo de Seguridad
El Estado Islámico (EI) ha cometido crímenes de guerra y genocidio contra los yazidíes en Siria e Irak. Así lo ha establecido la Comisión de Investigación de la ONU sobre las atrocidades perpetradas en Siria, formada por expertos en derechos humanos.
La Comisión ha advertido que más de 3.200 mujeres y niños de esta minoría étnico-religiosa todavía están en manos del EI, que utiliza a las mujeres y niñas como esclavas sexuales y a los niños como soldados. Miles de menores y hombres adultos han desaparecido.
"El genocidio de los yazidíes continúa", concluye el texto del informe [EN].
Es la primera vez que la Comisión confirma que se ha cometido genocidio en Siria. El pasado en enero, un informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Misión de la ONU en Irak (UNAMI) también acusó al EI de posible genocidio.
Esclavitud, violaciones y ejecuciones
Para el informe se han llevado a cabo 45 entrevistas con supervivientes, líderes religiosos, contrabandistas, activistas, abogados, personal médico y periodistas.
Los trabajos han concluido que el grupo yihadista ha estado capturando sistemáticamente a los yazidíes desde 2014 tanto en Siria como Irak para destruir su identidad étnica.
Los yihadistas han arrebatado a los niños a sus familias para enviarlos al combate; han violado a las niñas y han vendido a las mujeres como esclavas.
A los hombres les obligaban a elegir entre la conversión o la muerte.
"Después de capturarnos, el EI nos obligó a contemplar la decapitación de algunos de nuestros hombres. Les obligaron a arrodillarse en fila en la calle, con las manos atadas a la espalda. Los combatientes del EI sacaron sus cuchillos y les cortaron el cuello", ha narrado a la comisión una chica de 16 años, que fue retenida durante siete meses.
“Los combatientes del EI sacaron sus cuchillos y les cortaron el cuello“
Otro testigo, un niño de 12 años, ha explicado cómo fue aleccionado y entrenado en Siria para convertirse en combatiente. "Nos decían que teníamos que convertirnos en buenos musulmanes y luchar por el Islam. Nos mostraban vídeos de decapitaciones, asesinatos y batallas. [Mi instructor] me decía: 'Tienes que matar a los infieles incluso si son tus padres y hermanos, porque pertenecen a una religión errónea y no adoran a Dios'".
En el transcurso de las investigaciones se han hallado varias fosas comunes. El informe da por cierto que los yihadistas mataron a varios centenares de personas en la aldea de Kocho y a unas 80 en la de Qani.
"Ningún otro grupo religioso presente en las áreas controladas por el EI en Siria e Irak ha sufrido tanta destrucción como los yazidíes", concluye el informe.
“Ningún otro grupo religioso ha sufrido tanta destrucción“
Pide la intervención del Consejo de Seguridad
Ante estas evidencia, la Comisión solicita una vez más al Consejo de Seguridad de la ONU que refiera el caso a la Corte Penal Internacional, o que establezca un tribunal ad hoc con la jurisdicción geográfica y temporal pertinente, para que los responsables puedan ser perseguidos.
"Esperamos que la evidencia desencadene una respuesta a nivel político. Concretamente, esperamos que en este caso horrendo, los estados miembros del Consejo de Seguridad estarán convencidos de la importancia de intentar hacer Justicia", ha afirmado en rueda de prensa el presidente de la Comisión, Paulo Sergio Piñeiro.
"En este caso no están implicados ni el gobierno sirio ni los grupos armados de la oposición, no está politizado, el Consejo de Seguridad podría actuar. Además, el Consejo se comprometió a actuar contra el EI", ha explicado por su parte Carla del Ponte, exmagistrada del Tribunal Penal Internacional para los crímenes cometidos en la antigua Yugoslavia, y ahora miembro de esta comisión.
Quiénes son los yazidíes
Los yazidíes son una comunidad étnico-religiosa kurda asentada en el norte de Irak desde hace milenios. Unas 400.000 personas pertenecían a esta etnia antes de ser atacadas por el Estado Islámico.
Sus creencias conjugan la herencia de varias religiones antiguas de Oriente Medio, por lo que los islamistas radicales les consideran paganos.
En agosto de 2014, el EI atacó y conquistó la ciudad iraquí de Sinjar, poblada por esta minoría, y provocó un éxodo de miles de personas hacia las montañas. Allí resistieron hasta diciembre de ese mismo año, cuando los peshmerga kurdos lograron abrir un corredor humanitario.