El espíritu de Bowie posee al indie español
- Una veintena de artistas se dio cita en la UCM para rendirle homenaje
- Amaral, Iván Ferreiro, los vocalistas de Miss Cafeína y Second, entre otros
- Hubo grandes actuaciones, aunque no todos estuvieron a la altura
- La banda que le acompañaba en los conciertos resucitó al Duque Blanco
No era un viernes cualquiera, el 1 de julio había pasado de repente a ser "el año 173 de la era post David Bowie", según el presentador. Era un día en el que el Duque Blanco resucitó por un par de horas y poseyó en espíritu a una veintena de artistas de la escena indie española, reunidos para renidrle homenaje ante cientos de marcianos que se dieron cita en el Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid, en el concierto 'Juntémonos con Bowie'.
Diez conciertos había dado el extraterrestre musical en Madrid, concentrados en diez años, entre 1987 y 1997. Esta vez, sus canciones fueron orquestadas por un maestro de ceremonias, Asier Etxeandía, más propio del burlesque más provocador del Moulin Rouge que de un simple presentador.
Se encienden las luces y, en el escenario, La Banda. Así, con mayúsculas, compuesta por artistas que en algún momento acompañaron a Bowie. Ellos, sin quererlo, se convirtieron en los verdaderos protagonistas del concierto, con una especial mención a la percusión, al saxo y a los magníficos coros que acompañaron grandísimas versiones de canciones como "Space Odity".
Empieza a sonar su música, pero el artista británico aún no se deja sentir. Hay que invocarlo. Nada mejor que "Rebel, rebel" para empezar, interpretada por Shuarma, vocalista de Elefantes. Le sigue Annie B Sweet, llevándose "Oh you pretty thing" a su terreno y Joana Serrat con un insulsísimo "Where are we now" que adormece hasta al mismísimo teclista que se encuentra detrás.
Nada, el Duque sigue sin aparecer. Habrá que seguir intentándolo. Asier vuelve al escenario. Va vestido de blanco, con ligueros, transparencias y sombra de ojos. Es un digno evocador del artista. Es, con sus histriónicos bailes, la persona más adecuada para formular el hechizo, y canta eufórico "Sound and vision".
Por fin, suena "Space Oddity". Su ejecutor es Iván Ferreiro, que ha dejado de lado su particular estilo gafapasta para transportarse a las estrellas. Dignísima actuación la suya. Bowie empieza a emerger en el escenario, se nota su presencia en cada una de las estrofas de la mítica canción, que precisamente habla de flotar en el espacio, narrando el lanzamiento al espacio del Mayor Tom.
Y del misticismo, a la fiesta. Una fantástica Zahara, seductora, ecléctica y hechizada, interpreta "Changes", bajo el sensual ritmo del saxo, logrando atrapar por completo al público.
Sigue el concierto con "Rock 'n' roll star", de la mano de We are Standard, y los vocalistas de Second y Miss Cafeína con una buena versión de "Let's dance", perfecta para terminar la primera parte.
La completa reencarnación de Bowie en la segunda parte
Porque, aunque el concierto no duraba apenas dos horas, la organización decidió hacer un parón a la mitad, después de haber empezado una hora más tarde. Había que sacar dinero, imaginaban los asistentes, que vieron que en el recinto, sede del festival Las Noches del Botánico, en el que se enmarcaba este concierto, había más huecos de lo normal, y eso que era el primer concierto homenaje al artista en Europa.
Ni de lejos se llenó el aforo de un concierto cuya entrada rondaba los 40 euros. A pesar de ello, es de recibo hacer mención a que la recaudación era destinada a la investigación contra el cáncer.
Volviendo al escenario, Asier y la voz, teclados y guitarra de la banda, Catherine Russel, se vuelven locos ante el público. "Under Pressure" suena potente en ellos, completamente poseídos, proyectando un chute de energía al público.
Después, sonaron otras canciones como "Blue Jean", interpretada sin más por Helena Miquel, "Hang on to yourself" (We are Standar), "Life on mars" (de nuevo Zahara conquista en el escenario) y, por fin, la voz más personal de todo el cartel de artistas de esta noche.
Maika Makovski, la otra estrella del concierto
Maika Makovski empieza a cantar "Rock and roll suicide", muy personal, muy sentida. Su voz se quiebra y recompone a su gusto en una belleza extrema. Los otros dos temas que interpretó después fueron dignísimas versiones de Bowie, con la banda totalmente entregada.
Primero, "Starman", en un dúo con el cantante de Maga, prácticamente eclipsado en su totalidad por ella. Logró así elevar las voces y los brazos del público hasta el cielo, en un intento de rozar con los dedos al homenajeado.
Más tarde se atrevió con "Lazarus", un dificilísimo tema del último álbum de Bowie, Blackstar, el disco con tintes oscuros que precedió al fallecimiento del artista y en el que éste hablaba de la muerte, como si de una premonición se tratara. Lo interpretó sentido, potente y suave a la vez, lanzándole un mensaje con la propia letra de la canción: "You're not alone because you're wonderful".
Y, entre tanto, durante la segunda parte, Javier Vielba apareció con un "boogie" y tocó más tarde "Suffragette City". También Shuarma volvió en el anticlímax del concierto, avecinando su final, con "Ziggy Stardust", y después de cantar con un timbre y voz parecidos a los de la estrella intergaláctica, le dedicó unas bonitas palabras. "Con los personajes que inventaba, nos decía a todos que podíamos ser quién y lo que queramos".
El concierto llega a su fin. "Imaginaos: crecer en un mundo sin David Bowie. Dejadlo, porque eso no va a suceder, no mientras haya un artista, una guitarra, un escenario. La araña que nazca hoy, será una digna hija de Bowie, y muy mal lo habremos hecho si el artista a quien esa araña admire no lleve una parte de Bowie en él", dice Asier, poniendo el punto emotivo y dramático a este final.
Pero queda alguien por aparecer. La última de la veintena de estrellas que han acompañado a Bowie en este espacio exterior concentrado en la Complutense. Es Eva Amaral, quien nos recuerda que "podemos ser héroes". Ella y Asier interpretan "Heroes", entre el resto de artistas que se va sumando a ellos.
El público se viene arriba. La banda también. Todos están en el escenario. Los representantes del indie español se arrodillan, como no podía ser de otra forma, ante la magnífica banda que ha hecho posible que Bowie haya vuelto a Madrid veinte años más tarde. Y la cita termina de la siguiente manera: "Podéis bailar en paz".