Latinoamérica vive su diversidad sexual entre los avances legales y la discriminación social
- Las personas trans son las que más sufren la segregación
- Asociaciones denuncian esta violencia en las marchas del orgullo LGTB
- La noche temática: Una historia con orgullo
Nicaragua y Panamá penalizaban las relaciones homosexuales hasta hace apenas ocho años. Dos años después, Argentina era el primer país latinoamericano que aprobaba el matrimonio igualitario. Estas fechas reflejan cómo las personas LGTB (lesbianas, gays, trans y bisexuales) en Latinoamérica viven entre dos realidades: por un lado avanzan hacia la igualdad en derechos, pero por otra parte sufren directamente la violencia día a día.
Después de Argentina, el matrimonio entre personas del mismo sexo fue aprobado en Uruguay por la vía legislativa y se habilitó en Brasil y Colombia por el Consejo Nacional de Justicia y la Corte Constitucional, respectivamente. A un punto intermedio han llegado Chile y Ecuador con las uniones civiles, y México con la aprobación del matrimonio en algunos Estados.
El gobierno federal de este último país presentó en mayo una propuesta de reforma constitucional para reconocer el matrimonio homosexual en todo el territorio mexicano.
Paraguay, “uno de los países más homófobos”
Por su parte, la sociedad civil peruana ha conformado una plataforma para promover el matrimonio igualitario. En el país andino, comenzará una nueva legislatura a fines de julio encabezada por Pedro Kuczynski, quien es favorable a la unión civil para los derechos patrimoniales, pero no del matrimonio igualitario.
La vocera de la iniciativa, Gabriela Zavaleta, explica que el nuevo contexto es una oportunidad renovada para impulsar también “una agenda plena de derechos con reconocimiento total” que incluya una ley de identidad de género y otra contra los crímenes de odio y discriminación.
“Paraguay “se mantiene como uno de los países más homofóbicos en toda la región”“
El movimiento gay peruano también reclama una ley específica para los crímenes de odio. La preocupación surge por la segregación que enfrenta la población LGTB: el 21% de la sociedad apoya la discriminación, según la Encuesta sobre Derechos Sexuales y Reproductivos realizada por Ipsos Perú y PromSex en 2015.
La violencia se agrava para las lesbianas, ya que en los últimos años se ha denunciado la existencia de violaciones “correctivas”. Estos abusos sexuales son cometidos por varones cercanos a las familias de las mujeres y tienen por objetivo que las víctimas cambien su orientación sexual.
Más al sur, Paraguay “se mantiene como uno de los países más homofóbicos en toda la región” según denuncia la organización SomosGay. Allí el movimiento busca ganar en visibilidad para combatir la violencia, ya que el país no tiene una ley contra toda forma de discriminación, ni una para la equidad de género. En esta dirección, el activista Adolfo Ruiz pone el énfasis en la necesidad de ganar los espacios públicos para recordar que “somos seres humanos, y por lo tanto también merecemos los mismos derechos”.
Brasil, 27 agresiones al día
Una situación similar padece el colectivo en Brasil, especialmente la población trans. El 52% de las víctimas por discriminación en 2012 fueron personas trans y las denuncias por agresiones a homosexuales llegaron a 27 por día, siendo más violentadas las mujeres negras y jóvenes, de acuerdo al último informe disponible de la Secretaría de Derechos Humanos, con cifras que no han sido actualizadas durante los últimos tres años.
“Mientras el promedio en el continente supera los 70 años, las mujeres trans viven sólo hasta los 30 ó 35“
En materia de derechos conquistados, uno de los últimos decretos del ejecutivo de Dilma Rousseff fue para garantizarle a las personas transexuales usar su “nombre social” en cualquier trámite y gestión ante organismos públicos. La medida implica que las personas deben ser llamadas de acuerdo al género con el que se identifican, independiente del nombre que figure en su documento de identidad.
Se trata de un avance para combatir la transfobia, especialmente en los centros sanitarios y las aulas, ya que los prejuicios hacen que “muchos de nosotros aún sigamos perdiendo la vida de forma muy violenta, porque estamos excluidos del mercado laboral y seguimos marginados de la escuela” recordó el organizador de la Marcha del Orgullo LGTB de San Pablo, Nelson Pereira, el pasado 29 de mayo.
Mujer trans, condenada a vivir la mitad
Esta segregación que sufren las mujeres trans en la sociedad latinoamericana, se traduce en la esperanza de vida, ya que el menor acceso a los sistemas sanitarios y educativos hace que la esperanza de vida de las mujeres trans sea la mitad que la del resto de la población.
Mientras el promedio en el continente supera los 70 años, ellas viven sólo hasta los 30 ó 35, según la Organización de Estados Americanos (OEA) citada por el periódico salvadoreño en internet El Faro.
Durante esta semana, cuando muchos países festejan el Día Internacional del Orgullo LGBT, las comunidades de América Latina viven la fecha entre festejos y protestas, entre los nuevos derechos y la violencia cotidiana.