Todos pendientes de la casa Dior
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Todos pendientes de Dior pero no por la colección. El mundo de la moda espera con ganas el comunicado que confirme que Maria Grazia Chiuri se convierte en la primera mujer en tomar las riendas de la casa francesa. Al parecer no llegará hasta el día 6 de julio cuando Valentino, firma en la que ahora trabaja la italiana, haga su desfile.
Esperemos mientras con la que ya parece que será la ultima colección de Serge Ruffieux y Lucie Meier, los diseñadores del equipo de Raf Simons que se han 'ocupado' de la casa tras la salida del belga. Una propuesta elegante que, en algunos casos, se ve huérfana de detalles de autor.
En esta colección se hace un enorme mural de blancos y negros, en solitario, conjuntados en contraste, o en estampados vegetales. Un salto al presunto movimiento minimalista que se avecina aunque con matices. Los diseñadores reinterpretan la chaqueta 'Bar' y los vestidos 'Bonbon' que vemos con bordados de lujo - con joyas de oro- que recuerdan a los de los vestidos 'Première soirée' que tan famosos se hicieron en los años 50.
Las joyas llaman poderosamente la atención, especialmente sobre los looks más minimalistas. Los escotes, en distintos estilos y a veces asimétricos, permiten que se luzcan las gargantillas, piezas especiales que aportan un plus de sofisticación. La casa ha rendido homenaje a su historia desfilando en la avenue Montaigne donde monsieur Dior presentó la primera colección, con vestidos en 'línea corola' y 'siluetas 8', iconos que se actualizan en vestidos con volúmenes rebajados y diseños con cintura de avispa.
La moda es una cuerda que se tensa cada día un poco más. Por un lado está el grupo que apuesta por lo artesanal, por las tradiciones, por la moda hecha a mano sin prisas, mimando cada detalle. Por otro lado tiran los diseñadores que apuestan por los tejidos de laboratorio, la tecnología aplicada a la ropa y por la innovación.
En este segundo grupo se instala Iris Van Herpen, una aguja propone prendas inspiradas en las estructuras moleculares, trabaja con texturas distintas como el hierro o el cristal y construye vestidos con piezas que logra con impresión tridimensional. Una moda con futuro incierto, un estilo que tiene poco recorrido, poca evolución. O quizá no la necesite.
Un vestido negro con bordados en cristal que dibujan una bóveda celeste cuajada de estrellas que forman constelaciones. Y es que la astrología es uno de los puntos de partida de la casa Schiaparelli.
Su diseñador, Bertrand Guyon, va más allá y realiza vestidos de ensueño con patrones asimétricos y tejidos de lujo. Otra de las inspiraciones es la coleción Circus, que Elsa creó en 1938, y Guyon se ha centrado en "el brillo, la luz y los colores que realzan el cuerpo".Destaca la chaqueta Schiaparelli que se presenta en forma arquitectónica con una "línea gráfica en los hombros que recuerda a la estética constructivista".
La casa repasa iconos de distintas décadas, desde los años 20 a los 90. Vemos vestidos cortados en seda cortados al bies o plisados, ligeros y sinuosos, pero también otros opacos en negro absoluto o en oro. Hay brocados brillantes, seda lamé e iridiscente terciopelo.
Hacen suspiar los vestidos-joya y los vestidos y chaquetas inspirados en el 'incandescente sol de Place Vendôme'. Los estampados maxi, de trazo abstracto, contrastan con los bordados mini que decoran, con sutileza, elegantes vestidos en negro, el color favorito de los magos.
Vibrante, enérgico y con poderío. El desfile de Atelier Versace fue un canto a la sensualidad de la firma con vestidos realizados al más puro estilo ‘Gianni’. La casa de la medusa echa mano a sus archivos y recupera patrones de los 80 y 90 para dibujar una colección potente, sugerente, brutal.
Asimetrías, transparencias, cortes osados y lazos XXL decoran vestidos de noche que realzan el cuerpo de la mujer poniendo énfasis en los escotes, los hombros y la cintura. Destacan los tonos pastel, especialmente para los rasos brillantes, que rebajan la intensidad del patrón, de estilo escultural y arquitectónico.
Hay contrastes de color pero destacan los juegos sobre un mismo tono que mezclan distintas texturas. Una riqueza visual que resulta especialmente atractiva. Además, en París, se han presentado las propuestas de Yuima Nakazato, Francesco Scognamiglio, Adeline André, Ulyana Sergeenko, Guo Pei y Vetements.
Esta firma, que tiene en su equipo directivo a Demna Gvasalia (el nuevo diseñador de Balenciaga), es la sensación del momento y son muchos los que ven en su trabajo el nuevo camino que debe tomar la moda. La prensa alaba sus propuestas y ya se habla del nuevo "New Look", de que "el futuro de la moda ya está aquí" y de "revolución".
Vetements ha sido invitada a desfilar en la alta costura y lo ha hecho con una colección-protesta, un grito contra lo establecido que, sin embargo, no ha hecho temblar los cimientos de París, acostumbrada ya al escándalo y a las glorias con fecha de caducidad.
La casa ha colaborado con 18 firmas, desde Reebok a Juicy Couture utilizando (y a veces reintepretando) sus códigos, sus etiquetas o sus estampados. Destacan prendas como el sastre oversized, las botas de mosquetero XXL en colores disco y la parka-mochila. Y atención a la camiseta que lleva escrito Antwerpen ( Amberes).
Allí está la Royal Academy of Fine Arts, y allí se formó Gvasalia pero también Raf Simons, Kris Van Assche, Haider Ackermann y el mítico grupo ‘Los seis de Amberes’, formado por Walter Van Beirendonck, Dirk Van Saene, Ann Demeulemeester, Dries Van Noten, Dirk Bikkembergs y Marina Yee.
¿Se trata de un guiño? ¿O es más bien una reivindicación? Todo apunta a que Gvasalia y su equipo quieren dar un golpe de efecto en el tablero de la moda para derrocar a los reyes y reinas.
Un jaque mate a la moda, o al menos, a esa ‘aristocracia’ que domina, y maneja, el sector, menospreciando a veces el talento y la cultura para alabar el espectáculo, la máquina de hacer dinero.