Dimite el ministro del Interior iraquí tras el ataque suicida más sangriento sufrido este año en el país
- El atentado del domingo, reinvindicado por el EI, dejó más de 200 muertos
- El Gobierno anuncia la ejecución de 5 condenados y el arresto de 40 yihadistas
- El ministro reconoce que los controles en Bagdad son "absolutamente inútiles"
El ministro del Interior de Irak, Mohamed Al Gabán, ha presentado este martes su dimisión al primer ministro Haider Al Abadi. La renuncia llega dos días después del atentado suicida perpetrado el domingo en Bagdad, que dejó más de 200 muertos y al menos 230 heridos.
El ataque, reivindicado por la organización terrorista Estado Islámico, es uno de los más sangrientos registrados en el país. "He entregado mi dimisión al primer ministro", ha anunciado Al Gabán en una rueda de prensa, y ha precisado que podría revocar su decisión "a condición de que se reforme el aparato de seguridad".
La explosión, perpetrada con un camión-frigorífico repleto de explosivos y metralla, tuvo lugar alrededor de la 01.00 hora local del domingo (00.00 hora española) frente a la conocida tienda de helados Yabar Abu al Sharbat, en el distrito de Al Karrada, donde la población es mayoritariamente chií.
Controles de seguridad "inútiles"
Según Gabán, el vehículo procedía de la provincia de Diyala, al norte de la capital. Esto significa que pudo franquear sin problemas los controles de seguridad establecidos en ese trayecto.
El ministro dimitido considera que esos controles, diseminados por toda la ciudad de Bagdad y una de las principales medidas que simbolizan la voluntad del gobierno de hacer más segura la capital, son "absolutamente inútiles".
Desde el día siguiente al ataque, numerosos iraquíes han expresado su cólera frente a la impotencia del Gobierno para prevenir tales ataques.
Al Gabán ha señalado que, a expensas de la confirmación de Al Abadi, su puesto será ocupado por el viceministro para los Asuntos Administrativos, Oqail al Jazali.
Por su parte, el ejecutivo ha anunciado la ejecución de cinco condenados a muerte y el arresto de 40 yihadistas. Estas acciones se suman a la dimisión del responsable de Interior como medidas dirigidas a aplacar la indignación de la población.
A la ineficacia del dispositivo de seguridad en Bagdad se suma el escádalo de los aparatos portátiles de detección de explosivos falsos ADE, por cuya venta el empresario británico James McCormick fue condenado en 2013 a diez años de cárcel.
Al respecto, el primer ministro ordenó reabrir una investigación sobre "los contratos corruptos de adquisición de esos equipos y perseguir a los órganos implicados", así como acelerar la instalación de aparatos para inspeccionar los vehículos eficaces.
Irak libra una cruenta lucha contra el EI desde junio de 2014, cuando el grupo terrorista se hizo con amplias zonas del norte y centro del país y proclamó un califato.