Patti Smith cabalga en Madrid el caballo desbocado del Guernica
- La madrina del punk interpreta Horses en su 40 aniversario
- La cantante revoluciona al público de las Noches del Botánico de Madrid
“Jesus died for somebody’s sins but not mine” (“Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos”) ha empezado a entonar Patti Smith en los primeros acordes de “Gloria”. Era la carta de presentación de la poeta madrina del punk, tan irreverente a sus 69 años como lo era hace 40, cuando publicó Horses (1975), su disco de debut.
En el 40 aniversario del que está considerado como uno de los primeros álbumes punk de la historia del rock –se publicó cuatro meses antes que el álbum debut de Ramones, con los que Patti Smith se codeaba en la incipiente escena punk neoyorquina-, la poetisa y cantante lo está paseando por los escenarios de medio mundo. Y esta noche ha llegado al Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid, en el marco del ciclo de conciertos Noches del Botánico, después de pasar el jueves por Barcelona.
Pero el de Madrid ha sido ha sido un concierto diferente del anterior, pues la vocalista estadounidense ha interpretado pista a pista Horses, el mítico álbum producido por John Cale y siempre presente en las listas de los discos más influyentes del rock, cuya combinación de poesía beat y rock básico con toques de jazz y reggae sigue viva pese al paso de las décadas y gracias a la energía de su creadora.
“Gloria”, la versión de Patti Smith del tema de los Them firmado por Van Morrison en 1964, ha roto el hielo. Su letra, reescrita por la poetisa con versos de su poema “Oath”, convierte esta en una de las mejores versiones de este clásico del rock que también gustaba de interpretar en directo a otro poeta maldito, Jim Morrison, el vocalista de los Doors al que Smith idolatraba, con el que compartía la admiración por los poetas simbolistas franceses y William Blake y al que ha recordado en varios momentos de la noche.
Tras el apoteósico arranque sobre el que aún volvería, los acordes reggaes de “Redondo Beach” han trasladado al público a la playa californiana.
El impacto de Picasso
El olvido de sus gafas de leer en el camerino, ha propiciado que Patti Smith se entregara por completo a narrar la experiencia vivida horas antes y otorgar al Guernica de Pablo Picasso un papel protagonista en el concierto de Madrid. La compositora estadounidense ha detallado el impacto que la obra maestra del genio malagueño le había causado al contemplarlo en una visita previa al Museo Reina Sofía: “Es uno de los cuadro más importantes del siglo XX y está en vuestra ciudad”, le ha dicho a un público madrileño de todas las edades y rendido a sus pies desde el primer minuto.
A continuación, Patti Smith, que ya se había encargado de escupir a diestro y siniestro, ha declamado más que cantado “Birdland”, el tema con toques jazzísticos con el que la cantante asumió en 1975 el legado de su madre Beverly y que grabó ‘acompañada’ del espíritu de Jimi Hendrix en los estudios Electric Lady.
Junto a sus inseparables Lenny Kane a la guitarra y Jay Dee Daugherty en la batería, y su hijo Jackson Smith también en las seis cuerdas, la cantante y su banda han seguido con “Free Money” y “Kimberley”, con una Patti Smith robándole toda la fuerza a Juana de Arco. A continuación sonó la sexta canción y sexta pista de Horses, “Break it up”, el homenaje de la poeta a su admirado Morrison, cuya letra, ha recordado, escribió con Tom Verlaine tras soñar con el Rey Lagarto convertido en un Prometeo con alas de piedra.
La apoteosis ha llegado con “Land”, la canción que, aunque no lleva el nombre, da título al álbum, Horses, y que incluye el tributo de Patti Smith a Rimbaud. En un momento de este tema, la poetisa ha comenzado a improvisar la letra para llevar a su protagonista, Johnny, al Reina Sofía a montar el caballo del Guernica, el mismo caballo que simboliza las víctimas inocentes de la Guerra Civil y de todas las guerras.
Patti Smith and Her Band han retomado “Gloria” para concluir con una “Elegie”, último tema del álbum original, que ha servido para recordar no solo a Jimi Hendrix - la canción se grabó justo cuando se cumplían cinco años de la muerte del guitarrista-, sino a todos los amigos perdidos y a otros grandes de la música, como Jim Morrison, Janis Joplin, los miembros originales de Ramones, Kurt Cobain, Lou Reed, David Bowie o Prince: “ I think it’s sad, it’s much too bad/ That our friends can´t be with us today” ((…) creo que es triste, muy triste/ que nuestros amigos no puedan estar con nosotros hoy”..
Comunión con el público de Madrid
Patti Smith descabalgó de Horses para repasar alguno de los grandes éxitos de su carrera, empezando por un “Dancing Barefoot” con el que ha felicitado a su amiga Laura García Lorca, sobrina del poeta.
Después, la poetisa ha dejado solos unos minutos de las casi dos horas de concierto a su banda para que versionaran "Eight Miles High", de The Byrds, y “The last time”, de los Rolling Stones, con Lenny Kaye al mando. La madrina del punk ha regresado para corear el estribillo del tema de su amigo Mick Jagger y cantar acto seguido “Summer Cannibals” y versionar el “When doves cry” en homenaje a Prince.
Su dedicatoria de “Because the night” al padre de su hijo y marido, el fallecido Fred ‘Sonic’ Smith, ha sellado definitivamente la comunión con el público: “Patti, Patti, Patti”, coreaba, llamada a la que ella ha correspondido con un “Madrid, Madrid, Madrid” para a continuación instarlo a la movilización con “People have the power”, himno que la poetisa ha dedicado con la mano en el pecho a las cerca de 3.000 almas que hacía ya tiempo habían tomado para el pueblo el escenario del monárquico jardín botánico.
Y otra versión, la de “My generation” de los Who, que cierra Horses en la reedición en CD del álbum desde 1996, sirvió para que la madrina del punk se despidiera incitando a sumarse a la revolución y dejando claro su inconformismo–“¡Fucking Trump!, ¡fucking bombs!, ¡remember, we’re fucking free! (“¡Que le den a Trump! ¡Que le den a las bombas! ¡Recordad, somos jodidamente libres!”) clamaba mientras arrancaba una a una las cuerdas de su guitarra- y su pertenencia a una casta especial de músicos que, afortunadamente para las generaciones posteriores, siguen dando guerra. Y pecando.