Obtienen ladrillos con gran capacidad de aislamiento gracias a los residuos del biodiésel
- Lo han conseguido incorporando glicerina a la arcilla
- Gracias a esto hay un mayor aislamiento térmico y acústico
- Se consigue así una construcción más sostenible
Un estudio realizado por la Universidad de Jaén y el Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla, en colaboración con la Universidad de Patras, en Grecia, ha permitido desarrollar unos ladrillos con mayores propiedades aislantes gracias a los residuos que se obtienen de la producción de biodiésel. Se trata de la glicerina, un producto orgánico graso que se genera durante el proceso de producción de estos nuevos combustibles, y que hasta ahora no ha tenido ninguna utilidad más que la de ser acumulada por las empresas que elaboran el biodiésel.
Gran capacidad de aislamiento térmico
Sin embargo, los investigadores apuntan que si se incorpora esta glicerina a la arcilla con la que se crean los ladrillos, se consigue un mayor aislamiento, sobre todo térmico, debido a la porosidad que estos consiguen. Cuantos más poros tenga el ladrillo, explican, y más separados estén estos, menos conductividad térmica habrá.
La glicerina a partir de los 100ºC libera dióxido de carbono (CO2), que es lo que genera los poros dentro de la arcilla y, por consiguiente, la propiedad aislante del ladrillo, según afirman los expertos.
“La cerámica de ladrillos no sólo sirve como depósito para el residuo inerte, sino que puede tener un efecto positivo en el material, como es el caso de la glicerina, que además permite controlar la porosidad y hacerla a medida", comenta el investigador del departamento de Ingeniería Química, Ambiental y de los Materiales de la Universidad de Jaén Luis Pérez-Villarejo.
Beneficios medioambientales
A raíz de este estudio, los investigadores han realizado ensayos extrayendo arcilla de una cantera situada en Bailén y utilizando la glicerina aportada por la empresa de biodiésel Linares Biodiesel Technology. Como resultado han destacado que la adición de este producto orgánico mejoraba las propiedades de los ladrillos, no sólo en la conductividad térmica sino también en la capacidad de resistencia, absorción de agua, compresión, etc.
"Sólo con una adición del 15 por ciento de glicerina, la conductividad térmica del ladrillo cae hasta la mitad", señala Pérez-Villarejo, quien además apunta también una mejora en el aislamiento acústico.
Así es como los expertos han concluido que la producción de ladrillos con este componente añadido permite obtener grandes beneficios medioambientales. No sólo una construcción sostenible sino que también se reutilizan los residuos que sobran de la producción de combustibles renovables.