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Elecciones en EE.UU. 2016

Hillary Clinton, de los 18 millones de grietas al cristal roto

  • La ya candidata es la primera mujer con opciones de ser presidenta de EE.UU.
  • Sin embargo, genera rechazo en numerosos estadounidenses, incluidas mujeres

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Hillary Clinton hace historia y será la primera mujer que aspire a llegar a la Casa Blanca

"Ya veremos cuando pasen de los cincuenta". Esta frase me espetó una seguidora de Hillary Clinton en la Convención Demócrata de hace ocho años. La entonces senadora Clinton acababa de perder la nominación frente al senador Obama y yo había preguntado a un grupo de seguidoras de Hillary el porqué del resentimiento que mostraban contra él y contra las mujeres jóvenes que lo habían preferido frente a la candidata.

He recordado aquella conversación en Denver durante todas las primarias de las presidenciales de este año, en las que, de nuevo, se ha producido esa diferencia generacional -las mujeres jóvenes se han inclinado preferentemente por Bernie Sanders-, y en la noche de la nominación, cuando el equipo de Clinton eligió el efectismo de un cristal que se rompía para resumir la victoria de Hillary Clinton dentro del partido.

El hito histórico de que por primera vez haya una mujer candidata, con opciones reales de convertirse en presidenta de los Estados Unidos, no genera el entusiasmo de la elección del primer candidato afroamericano en 2008. El voto de las mujeres es demasiado amplio como para ser monolítico y se da, entre otras, esa división generacional. La explicación que dan es que las mujeres jóvenes tienen asumido que una mujer puede ser elegida presidente y se centran en qué tipo de presidente -o presidenta- quieren.

Ahí es donde entra la reflexión de las seguidoras de más edad: reprochan a las jóvenes la convicción de que una mujer cuenta con las mismas posibilidades que un hombre y consideran que les quedan aún muchos chascos y frustraciones por acumular. Sienten también que "ya es hora" y que hay varias generaciones de mujeres que "se merecen" ver ya una mujer presidente.

La mochila de la candidata

Y luego está la mochila de Hillary. Merecido o no, Hillary Rodham Clinton arrastra una mochila que polariza a los estadounidenses. Esa mochila va cargada con cuatro décadas de vida política en muy primer plano y de una relación matrimonial que es una fuente incesante de análisis: ¿son un matrimonio que se quiere o una empresa, una máquina política por encima de todo?

En la mochila hay de todo: que Hillary saliera siempre al rescate político de Bill en sus escándalos sexuales es para unos un modelo de lealtad y para otros (otras, sobre todo) un mal ejemplo para las mujeres jóvenes. El vaivén con su apellido, Rodham, en función del momento cuestiona también su feminismo.

Su acercamiento a los halcones y el apoyo a la invasión de Irak tras los atentados del 11-S en Nueva York, el estado por el que se estrenaba como senadora y como política electa, cuestiona sus convicciones progresistas. Sus afirmaciones, que el tiempo o las investigaciones demuestran parcial o totalmente falsas, alimentan la idea de que no es 'de fiar'. Su categoría de establishment y casi ya dinastía es otro factor de crítica. Más una campaña casi incesante de los republicanos contra los Clinton desde los tiempos de Arkansas en los años 80.

Es mujer. Y de igual manera que no se puede negar que en muchas críticas al presidente Obama hay una base racista, aunque no se explicite, en las críticas a Hillary hay machismo. Se le ha criticado todo con mucho más ensañamiento que a un hombre y en aspectos que poco tienen que ver con sus posiciones políticas: su vestimenta, su pelo, su voz demasiado aguda o su risa demasiado grave. En 2008 una de las estrellas conservadoras de la radio, Rush Limbaugh, llegó a utilizar como argumento contra ella esto: "¿Realmente queremos ver envejecer a una mujer en público?". Eso el año en que el candidato republicano fue John McCain, con 72 años. Hillary cumplía 60.

Trump cierra la convención republicana con duras críticas a Hillary Clinton

Demographics

En Estados Unidos analizan pormenorizadamente los grupos de electores: por edad, género, nivel educativo, nivel económico, origen étnico... En esta elección, el grupo demográfico menos favorable a Hillary Clinton, que podría ser clave para su derrota y la victoria de Donald Trump, es el de los hombres blancos con pocos estudios.

En la Convención Republicana ha sido evidente que Donald Trump va a explotar todo lo que pueda ese rechazo que produce Hillary Clinton en un sector amplio del electorado. A su vez, el argumento de muchos votantes demócratas, independientes o, incluso, republicanos, para votar a Hillary Clinton será evitar que Donald Trump se convierta en presidente de los Estados Unidos.

Contraviniendo una máxima electoral de Estados Unidos, según la cual gana el candidato capaz de generar más optimismo, en esta elección tal vez el factor que incline la balanza no sea qué candidato genera más ilusión, sino quién produce más rechazo.

¿Clinton o Hillary?

Su nombre completo es Hillary Rodham Clinton, pero ella decidió que sería Hillary Clinton y su web oficial es hillaryclinton.com. Pero en su caso cuando nos referimos a ella como simplemente Hillary, puede que caigamos en la trampa machista de usar solo el nombre de pila y no el completo o el apellido, pero, sobre todo, nos referimos a una marca. El grito de sus seguidores y seguidoras es "¡Hillary, Hillary!" desde hace décadas y el logo de su campaña es H. Y si uno dice solo Clinton no está claro que se refiera a ella y no a Bill. Cuando decimos Hillary está claro que nos referimos a ella.

* Anna Bosch fue corresponsal de TVE en Washington entre 2004 y 2009